Les Corts, banco de pruebas del nuevo PP divorciado
Les Corts, banco de pruebas del nuevo PP divorciado
VALÈNCIA. El nuevo Consell de Carlos Mazón, ahora monocolor tras la ruptura de Vox, comienza esta semana su andadura con los traspasos de cartera y las tomas de posesión de los nuevos responsables de departamentos. Hace alrededor de un año por estas fechas sucedía algo similar, pero se trataba del arranque de un ejecutivo compartido con los voxistas. No han llegado ni al primer aniversario.
Mazón comienza así un gobierno en solitario que, si bien habría sido su deseo real desde que ganó las elecciones, nunca pudo llevar a cabo por el riesgo que comportaba y por la práctica imposibilidad de hacerlo con un Vox decidido en aquel momento a entrar en los ejecutivos. Ahora, un año más tarde, no tiene otra salida que intentarlo pese a que no ha sido una situación buscada por él, quien desde el principio vio posible mantener la estabilidad toda una legislatura con sus exsocios.
Tras la ruptura, el presidente de la Generalitat dejó clara una cosa: no iba a convocar elecciones anticipadas. Quiere tratar de seguir gobernando aunque resulte mucho más complicado a partir de este momento. La situación requerirá de gran capacidad de negociación y estará influenciada por factores externos, como son las estrategias de los partidos (en este caso sobre todo Vox y el PSOE) a nivel nacional.
El PP ve una ventana de oportunidad lógica ahora. Cree que le puede beneficiar situarse en el centro, desmarcado de Vox, con todas las consecuencias; consta con la visibilidad que le otorga gestionar; y pone en un brete a la izquierda, a la que se le acaba el discurso de que Mazón gobierna con la ultraderecha.
Pero los riesgos existen y son muy altos. Por lo que los populares también andan preocupados y Mazón ha de tener a mano, en cualquier caso, el botón nuclear de la convocatoria de elecciones. No para ahora ni para dentro de un mes, sino para de aquí un tiempo prudencial en el que se pueda comprobar la capacidad de resistencia. Un año o algo más de un año contando desde ahora sería un cálculo aproximado.
El escenario de todo serán Les Corts. Allí, los primeros retos, aunque menores, van apareciendo. El PP logrará sacar adelante con Vox este lunes la elección de Eduardo Beut como nuevo director de la Agencia Antifraude. Fue un pacto previo a la ruptura y los voxistas han decidido respetarlo. En la misma jornada han de convalidarse varios decretos provenientes del Consell cuando todavía Vox formaba parte de él. La lógica indica que el criterio sea el mismo que con Antifraude y todos obtengan luz verde por los ahora divorciados.
Les Corts, banco de pruebas del nuevo PP divorciado
Con el pleno de este lunes finaliza el actual periodo de sesiones del Parlamento autonómico. Y la fiesta real comenzará a partir de septiembre, cuando se retome la actividad. Vox ejercerá de oposición, al igual que PSPV y Compromís, y Mazón se verá acorralado en multitud de ocasiones en momentos como el Debate de Política General o las sesiones de control. Lo que ocurra ahí tendrá su lectura política por las estrategias de cada partido y podrá desgastar más o menos la imagen del presidente de la Generalitat. Pero no es, ni de lejos, lo más preocupante.
La primera gran prueba de fuego no tardará en llegar y serán los Presupuestos de 2025. El PP tendrá que pactarlos en Les Corts con alguien. Y ese alguien es improbable que sea la izquierda (el PSPV no lleva ninguna actitud pactista), por lo que todo recaerá sobre Vox. Por ahora, hablan de ejercer una oposición leal y responsable, aunque no aseguran la estabilidad al PP. En qué se traduce eso, nadie lo sabe.
Los voxistas se encuentran totalmente supeditados a las directrices de la dirección nacional, por lo que por mucho que quisieran sentarse a pactar y sacar algo con el PP, todo dependerá de lo que decida Madrid. Los populares confían en atar a unos cuantos diputados cabreados, pero las lealtades en Vox funcionan de otra manera y nada asegura que lo vayan a lograr.
Sí parece claro, en cualquier caso, que Vox se sentará a negociar las cuentas. Aunque probablemente condicionando su voto a cuestiones clave para ellos desde el punto de vista ideológico y programático. El PP tiene claro que si ponen sobre la mesa propuestas inasumibles para ofrecer su voto favorable no las apoyarán. Lo mismo Vox si no se le aceptan sus pretensiones.
Así las cosas, no escapa a nadie que los Presupuestos de 2025 están en peligro. Por lo que la pregunta es: y a partir de ahí, ¿qué? Si el PP los saca, tiene, desde luego, un margen de maniobra mucho más alto. Le facilitaría la gestión en el Consell de todo el año siguiente y se iría a otra negociación para las cuentas de 2026 que, en el caso de que no salieran, ya supondría pasar a la siguiente pantalla. Desde luego, queda mucho para eso.
Pero si Mazón tiene que prorrogar los presupuestos de 2025 porque Vox los bloquea, el problema se hace grande y llegará antes. En ese escenario, el Consell podría sobrevivir una temporada. Tal vez un año, hasta la siguiente negociación de presupuestos. Si ésta fallara de nuevo, la convocatoria de elecciones aparecería como la salida más probable.
La cuenta atrás, por tanto, finaliza con el año 2025. El tiempo suficiente para comprobar la resistencia del gobierno en solitario y que no solo estará en los presupuestos sino en si el PP puede sacar adelante leyes fundamentales para su gestión.