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VALÈNCIA. La Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática que dirige Rubén Martínez Dalmau puso en marcha el pasado mes de abril el programa Reconstruïm pobles cuya finalidad era destinar ayudas a los municipios valencianos para rehabilitar edificios y adecuar entornos urbanos. Para acceder a este plan de ayudas, el departamento dirigido por los morados invitó a los ayuntamientos de la Comunitat a enviar proyectos y estableció unos criterios de selección que, a priori, debían servir para elegir los consistorios que percibirían la subvención.
Una baremo que, sin embargo, la Conselleria no aplicó para resolver el proceso, ya que 24 de los 70 municipios que percibirán esta ayuda no cumplen los requisitos establecidos ni alcanzan tampoco las puntuaciones mínimas para lograr la subvención de acuerdo a las reglas establecidas por Vivienda, tal y como ya informó este diario. Circunstancia que, no obstante, el conseller Dalmau negó la semana pasada: "Claro que sí se han seguido los criterios", explicó el responsable de la cartera tras subrayar que las decisiones sobre el programa Reconstruïm pobles se tomaron de acuerdo a las normas marcadas "en el marco de la convocatoria", si bien una semana después Vivienda sigue sin publicar la baremación realizada por los funcionarios que le piden tanto alcaldes como sus socios de Gobierno, PSPV y Compromís.
Una valoración que el exdirector general de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética, Jaume Monfort, con quien este periódico ya intentó contactar la semana pasada, confirma que existe y que no se aplicó completamente por ser "incómoda". "Existe una baremación y los funcionarios de la Dirección General, así como la jefa de servicio, el subdirector o el resto de altos cargos pueden afirmarlo. El resultado de esas puntuaciones se le trasladó a Vicepresidencia Segunda, pero como no le gustó, no se siguió para resolver las ayudas ni tampoco se quiso publicar", explica el ex alto cargo. "Existe una baremación técnica que es incómoda para Dalmau y que ahora quiere esconder", añade a preguntas de diario en referencia al malestar que puede haber generado en los pueblos que, con mejor puntuación, se han quedado sin ayuda mientras que otros peor valorados sí la recibirán.
Las declaraciones de Monfort no son baladíes, dado que él era el director general de Rehabilitación en los meses en los que la Conselleria convocó este programa de ayudas. De hecho, la carta de invitación a los municipios de abril iba firmada por él y remitió la baremación al gabinete de Vicepresidencia Segunda el pasado mes de mayo con una relación de los 70 municipios que, de acuerdo a las bases y a sus puntuaciones obtenidas, merecían la ayuda. Resolución que, no obstante, vicepresidencia "ordenó alterar": "En la conselleria todos los cargos sabíamos que se debía cumplir con lo que decía Vicepresidencia, porque si no cumplías te ibas fuera... en un año el 50% de los cargos de confianza han sido sustituidos", explica.
Así, Monfort ratifica que el baremo que se puede consultar a continuación y cuya existencia Valencia Plaza desveló el pasado martes es el que elaboraron los técnicos de Vivienda: "Las ayudas podían darse a dedo como línea nominativa, pero desde la Dirección General impulsamos un proceso porque queríamos asemejarlo a una pública concurrencia; por ello invitamos a los ayuntamientos, definimos los criterios y se hizo una baremación por parte del funcionariado sin ningún criterio político, solo técnico", explica.
El ex director general de Calidad y Rehabilitación desliza que su salida de la Conselleria estuvo vinculada, entre otros motivos, a serias discrepancias sobre la forma en la que se resolvió este procedimiento. "Yo no compartía esta forma de hacer política, quizá sea legal dar ayudas a dedo, pero no es moral para un dirigente que representa la nueva política de Podem. No aceptar esas prácticas y otras más que seguramente sean legales pero son indignas para el partido en el que yo militaba ocasionaron mi salida del Gobierno", subraya.
Asimismo asegura que no ha querido realizar declaraciones hasta ahora porque se encuentra desvinculado de la primera línea política, ya que "tras cinco años dedicados en exclusiva a la gestión pública", ahora está "centrado" en su carrera como docente en la universidad y otros proyectos "ilusionantes" que podrá "anunciar en breve". Sin embargo, considera que es un "deber moral hablar ahora" porque no puede "permitir que se ponga en duda el trabajo de la Dirección General" mientras él estuvo al frente de este departamento. "Como tampoco es aceptable permitir las presiones que estoy recibiendo para no hablar en estos últimos días", apostilla.
El pasado mes de abril, la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática instó a los municipios valencianos a pedir estas ayudas a la rehabilitación de entornos urbanos. En un comunicado que se puede consultar en la página oficial del departamento, definían las condiciones del proceso: debían presentar unas memorias de actuaciones, señalar cuáles eran las prioridades que tenían si es que presentaban varios proyectos y se les advirtió que podrían llegar a conseguir como máximo 250.000 euros para mejorar sus localidades y como mínimo 100.000 euros.
Apenas un par de meses después la Conselleria hizo público el listado de seleccionados -70 de entre los 450 que se presentaron-, pero no publicó las puntuaciones, ni motivos de exclusión del resto, ni tampoco qué factores habían llevado a estos pueblos a situarse en lo más alto del ranking. Una falta de información por la que se quejaron los municipios excluidos, que pidieron más explicaciones a esta área del Consell. Sin embargo, ésta se limitó a publicar los criterios de selección que había empleado para resolver este programa. De la puntuación que obtuvieron las 450 actuaciones propuestas, ningún vestigio.
Según los criterios de baremación publicados entonces, la evaluación de los proyectos tendría en cuenta, por una parte, unos criterios técnicos por los que los consistorios podían llegar a sumar 7 puntos y, por otra, atendería tres criterios sociales: si la localidad se había visto afectada por la DANA de septiembre de 2019; si se encontraba en riesgo de despoblamiento; y si se hallaba "identificada en el VEUS", un índice que sirve para determinar la vulnerabilidad habitacional en cada municipio.
La baremación, así, se llevaría a cabo de la siguiente manera: en primer lugar, si un pueblo conseguía sumar 7 puntos en la parte técnica, automáticamente sería seleccionado. En su defecto, si en este primer corte tan solo lograban 5 ó 6 puntos, resultarían igualmente electos si se encontraban identificados en VEUS con una puntuación superior a 2, si habían sido afectados por la DANA o si tenían riesgo de despoblación. El tercer y último caso bajo el que se podría acceder a estas ayudas era que en la puntuación técnica obtuvieran 4 puntos y en VEUS sumasen más de 3 puntos. Si un pueblo no se ubicaba en ninguno de estos tres supuestos, no resultaría favorecido.
Según el documento de baremación que el director general confirma que es el que se empleó durante este proceso aunque finalmente se descartó, 24 de los municipios que ahora figuran en la lista de seleccionados no estaban entre los mejores puntuados. Cinco de ellos, incluso, tenían un 0 en la baremación técnica.