VALÈNCIA. La primera medida que anunció Antonio Estañ que tomaría al convertirse en secretario general de Podemos en la Comunitat era la convocatoria de la comisión de seguimiento del Botànic. Los morados querían que se revisara el pacto de gobierno firmado en 2015 para más tarde realizar una auditoría ciudadana que evaluara "el grado de cumplimiento de los compromisos adquiridos" entre las tres fuerzas políticas que sustentan el Consell.
Tras aquel avance y una reunión entre los líderes de PSPV, Compromís y Podemos en el Palau de la Generalitat, los tres representantes de los tres partidos decidieron que ésta tuviera lugar en septiembre. Sin embargo, como admitió este jueves el secretario general de los morados en la autonomía, la actualidad y cuestiones como la catalana, retrasaron la cita.
Podemos, finalmente, convocará para este jueves la comisión de seguimiento del Botànic. Con ello, pretenden evaluar lo firmado en la pasada ampliación, una reforma del pacto forzada para curar las heridas que había generado la abstención de los socialistas en favor de Mariano Rajoy. Y así, seguir por la senda de dar otra vuelta de tuerca a sus relaciones con sus socios.
Así, el primer tema que pretende tratar Podemos en esta comisión de seguimiento es sobre los presupuestos de la Generalitat de 2018. A última hora de la noche de este lunes, la formación que lidera Estañ realizó un comunicado alegando que, aunque se habían producido avances en la negociación de las cuentas para el próximo año en áreas como educación -donde habían pedido 40 millones-, sanidad -donde la exigencia era de 80 millones para pobreza farmacológica-, justicia y dependencia, no todas las prioridades que plantearon se han visto reflejadas en él.
Con las negociaciones de las cuentas de la Generalitat apurando el límite marcado, Podemos quiere, sin llegar nunca a poner en riesgo la estabilidad del Consell, recuperar esta cuestión como método de presión a las dos formaciones que componen el ejecutivo. Aprovechando el mecanismo de la comisión de seguimiento del pacto del Botànic, los morados pueden sacar a colación algunas de las medidas más polémicas que han frustrado el acuerdo en el anteproyecto de las cuentas. La tasa turística -a la que se opone el PSPV, y Compromís se muestra a favor- y el sistema de reciclaje de envases SDRR -que cuenta con la negativa de los del puño y la rosa y el recelo de gran parte de la coalición valencianista- son dos de las peticiones más controvertidas.
Podemos también plantea poner sobre la mesa una de las exigencias de Estañ dentro de la revisión del pacto del Botánico: la realización de una auditoría ciudadana. Aunque los morados sean el socio crítico del acuerdo de izquierdas, la formación dejaría que fuera la sociedad civil valenciana y no ellos los que pusieran nota a las actuaciones del ejecutivo valenciano. Así, las entidades con más prestigio, reconocimiento e influencia serían las encargadas de evaluar el cumplimiento del pacto. El diseño, sin embargo, aún está por debatir.
A la espera de que en el trámite parlamentario se declare la fumata blanca a los presupuestos, Podemos quiere presionar a través de la comisión de seguimiento. Una demostración de su posición más fiscalizadora si cabe con las acciones del Consell. La proximidad de la cita electoral autonómica del 2019 obliga a ello.