VALÈNCIA. La primera estimación fueron tres millones. Después, ya con el listado de edificios en la mano y acercándose a la realidad, el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de València, Ramón Vilar, disminuyó la cantidad a dos. Al menos ésa es la cifra que avanzó este verano: dos millones de euros más para las cuentas municipales; dos millones en impuestos y sin afectar al ciudadano medio, yendo a por las grandes presas.
El Govern de la Nau quiere regularizar el impuesto de bienes inmuebles, acabar con los privilegios del pasado y que todos los que tienen que pagar, paguen. Es uno de los objetivos de esta legislatura y uno de los que más claro ha estado desde el principio para los tres partidos del equipo de gobierno. Tanto el alcalde, Joan Ribó, como sus socios, el PSPV y València En Comú, han compartido la necesidad de una actualización de la tasa que defienden desde el sentido común: si un espacio se emplea para negocios debe cotizar como negocio, por mucho que su propietario sea una fundación o entidad sin fines económicos.
Ahora, cada mañana Vilar dedica buena parte de su jornada a repasar un largo listado de 1.798 propiedades. Estas se hallan recogidas en 14 folios en din A-3. Cada folio incluye más de un centenar de referencias inmobiliarias. La dueña de la mayor parte de estos inmuebles es la Iglesia pero también se han contabilizado otras entidades sin, en teoría, ánimo de lucro. Todas estas propiedades estaban exentas del IBI según el artículo 15 de la Ley 49/2002. Un privilegio que desaparecerá en algunos casos.
Vilar y los técnicos de su área están certificando cuáles de estos inmuebles están dedicados a actividades lucrativas y cuáles no, ya que de estos últimos hay bastantes; de hecho, la mayoría. Es una labor de orfebrería, buscar la aguja en el pajar. A los primeros se les remitirá su correspondiente factura del IBI para este ejercicio; los segundos seguirán como estaban. Para no tener sorpresas, el Ayuntamiento de València ha optado por la prudencia y los primeros recibos que emitirá son los que vean más claros. Aventuras, pocas.
Uno de los más considerables será el que se le dispensará por la Casa de la Salud a la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Les corresponderán dos recibos que suman 196.024,48 euros. El más alto ascenderá a 145.037,12 euros y el más bajo a 50.987,48 euros. Para ello se tendrá en cuenta su relevancia como hospital. Según los datos que ofrece el propio centro en su dominio, cuenta con 160 camas, 12 quirófanos, atiende al año más de 70.000 urgencias, registra más de 2.500 nacimientos y realiza más de 13.000 intervenciones quirúrgicas. La Casa de La Salud es, junto a inmuebles de la Universidad Católica, uno de los pocos recibos que está decidido que se tramitarán.
En el listado que está manejando el consistorio también se pueden encontrar estimaciones de lo que tendrían que abonar los propietarios de otros edificios, entre ellos algunos laicos como es el caso de Feria Valencia. Según la documentación a la que ha tenido acceso Valencia Plaza, el consistorio calcula que a la entidad ferial le corresponderían tres recibos que sumarían 685.373,48 euros. El más alto asciende a 662.370,62 euros y el más bajo a 1.928,59.
Sin embargo el Ayuntamiento no los emitirá por considerar que no entra en los dos supuestos para cotizar que son realizar actividad lucrativa y estar en el mercado de libre competencia. "En València", explica Vilar, "sólo hay una Feria; por tanto no compite con nadie". En esta apreciación se omite sin embargo que la Feria organiza congresos, pequeñas exposiciones y hasta conciertos y espectáculos musicales que se podrían realizar en otros espacios públicos y privados de la ciudad. Amén de que su rango de competencia no está circunscrito sólo a la ciudad de València, sino que compite con el resto de ferias por atraer certámenes.
Junto a Feria Valencia hay otros muchos inmuebles, centenares, que no verán alterado su actual estatus y no tendrán que pagar, como por ejemplo el Convento de la Encarnación, la sede de Cáritas en Giménez y Costa... La finalidad, recuerdan desde el Ayuntamiento de València, no es tanto recaudar por recaudar como regularizar situaciones anómalas que, por la inercia o la desidia de los antiguos responsables de las cuentas municipales, los gestores del PP, no se habían ni puesto al día.
En el consistorio confían tener concluido el padrón en unos pocos días para poder emitir todos los recibos y dar cumplida cuenta de la promesa que se lanzó hace dos años. Entonces parecía un objetivo imposible pero conforme se aproxima el otoño semeja más cerca.