VALÈNCIA: El alcalde de València, Joan Ribó, tiene un sueño. Tiene un sueño y lo expresó este miércoles en el debate del Estado de la Ciudad: “Hacer del nuevo cauce del Túria un corredor verde que conecte el Parque Natural del río Túria (incluyendo el Parque de Cabecera y el jardín del antiguo cauce del río) con el Parque Natural de La Albufera”. Él mismo lo dijo, es un ‘proyecto de largo alcance’. De largo aliento. Ribó sueña una ribera.
Para lanzar su propuesta, el alcalde tomó como punto de partida otros casos similares. Así, enumeró otros ríos como el Manzanares en Madrid, el Besós en Barcelona, o el Segre en Lleida, en donde, manteniendo su carácter de prevención de inundaciones, cumplen también las funciones de parque fluvial y de corredor verde. “¿Por qué no podemos hacerlo también en València?”, se preguntó.
La idea, sin embargo, no es nueva. Desde hace una década, más o menos, recuerdan desde la Conselleria de Medio Ambiente, se viene planteando la idea de transformar ese espacio, más de dos millones de metros cuadrados, en un gran jardín, una lengua verde, gigantesca... En definitiva, convertir al nuevo cauce del Turia en algo similar al viejo. No es tan sueño. Pero tampoco es tan fácil.
Este proyecto, planteado como entelequia, ha sido recibido hasta la fecha con cierto escepticismo entre los técnicos. Así lo corroboraban este miércoles incluso desde el Govern de la Nau, donde admitían que ponerlo en práctica sería algo a, “como mucho”, medio plazo, entendiendo por medio plazo entre 20 y 30 años.
La cuestión de fondo, explican, es que se precisarán de estudios no sólo económicos sino, sobre todo, de cuestiones técnicas. Ya que más allá de los deseos del alcalde, semeja imposible realizar esa conversión sin dejar una reserva de espacio para el cauce. Porque aunque los aluviones son cada vez más infrecuentes, se siguen produciendo. Y como el mismo alcalde mencionó, el cambio climático está ahí y sus efectos son imprevisibles.
Ribó no quiere esperar. Ha propuesto trabajar para hacer posible esta conexión mediante lo que él mismo definió como renaturalización del nuevo cauce del Túria. “En una fase inicial”, dijo durante su primera intervención en el debate del Estado de la Ciudad, “vamos a solicitar a la Generalitat la modificación y la ampliación del Plan de Ordenación del Parque Natural del Túria para programar y, en un futuro realizar, las mencionadas conexiones porque para los valencianos el nuevo cauce también es nuestro y también lo queremos verde”.
En este sentido el alcalde hizo ver que, sin tener en cuenta la zona inundada que va desde la autopista de Alicante a la desembocadura al mar, existen 8.800 metros de largo por 175 de ancho, más de 150 hectáreas de suelo para prevenir inundaciones. Igualmente, en otro momento de su discurso, señaló que gran parte del tramo transcurre “la mayor parte del tiempo seco y sin ninguna utilidad”.
A la manera de Ricard Pérez Casado, su referente, él mismo lo ha reconocido, el alcalde pues aboga por una acción total, más allá de los márgenes de una o dos legislaturas, “para conseguir una ciudad más verde, tal como pide el vecindario”. Una petición que le es grata.
De hecho si de algo presume, como este miércoles, es de su voluntad de hacer de València una ciudad más ecológica. En este contexto, por ejemplo, cabe enmarcar el anuncio del inminente inicio de los trabajos del Parque de Nazaret sobre el antiguo cauce del río, en unos terrenos cedidos por el Puerto a la ciudad, que tendrán que culminar el Jardín del Túria -hoy sin finalizar- en el nuevo Parque de Desembocadura.
En lugar de entrar en el debate de estos años, hábilmente, el alcalde de València aprovechó la ocasión para plantear una meta, mirar a la próxima legislatura, a las próximas generaciones. Es ahí donde encaja este anuncio. Ribó tiene un sueño, y como Concepción Arenal podría decir: “Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen”.