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en pleno corazón de benimaclet

Teatro Círculo, 30 años de resistencia escénica

Teatro Círculo cumple el próximo 22 de marzo 30 años, un hito que celebran echando la vista atrás a través de sus carteles

14/03/2023 - 

VALÈNCIA. Es el año 1993 y el Teatro Círculo abre sus puertas. Lo hace de la mano de Pablo Corral primero. Un año más tarde se incorpora Miguel Ángel Cantero. Durante 30 años el teatro consigue mantenerse fiel a sus principios y crecer dentro de la escena valenciana con fuerza. La sala fue una de las encargadas de poner la primera piedra del teatro independiente de València, una trayectoria que ha visto en estos años crecer a salas hermanas, aunque manteniendo el espíritu: “Cuando abrimos Teatro Círculo fue en respuesta a una necesidad de la ciudad, València carecía tanto de escuelas de formación actoral como de espacios independientes", explica el actual director de la sala, Miguel Ángel Cantero, entre bambalinas. “Lo que nos mantiene fieles a esta respuesta es mutar dentro de las necesidades de la ciudad, creando un espacio de utilidad y de servicio público que permite que se engrose la agenda cultural de la ciudad”. 

Cuenta Cantero que cada año se estrenan más de 35 obras y se programan hasta 80 espectáculos de todo tipo, desde teatro físico y de vanguardias hasta teatro clásico italiano o familiar. Además, esta programación crece con las propuestas de actividades colaborativas y participativas que permiten que el teatro sea más hogar: “Desde las pequeñas salas tenemos que mejorar el tejido valenciano, hay que ser conscientes de que hay muchos tipos de teatro y todos tienen cabida. Tenemos que poner el foco en todo tipo de temas, no solo hay un tipo de cultura y no debemos limitarnos”, comenta el director. 

Antigua sede del teatro

La celebración es, también, un momento que invita a reflexionar sobre la sala y  el paso del tiempo. El teatro comenzó en un espacio de 136 metros cuadrados en Maldonado, luego se trasladó al barrio de Velluters, donde se ubicó durante diecisiete años, y a partir del 2009 se traslada al barrio d’Aiora. Actualmente se ubica en Benimaclet, donde cuenta con un espacio de 250 metros, 50 menos que la sala anterior en la que se encontraban, pero "les sirve perfectamente": “Reúne las necesidades que buscamos, y de alguna manera hemos podido adaptarnos a este espacio. No siempre hemos ido buscando necesariamente el crecimiento espacial con el paso de los años, no era nuestro principal objetivo, sino programar y convertirnos en una sala de teatro con independencia”.

Habla el espacio, sí, pero también habla de Teatro Círculo su programación, un proyecto con ambición y que cuenta cómo ha sido su evolución. “Ha habido un salto tanto cualitativo como cuantitativo de la sala a todos los niveles. Al principio se programan muchas obras con una línea de teatro más psicológico”; cuenta Cantero. “Teníamos una línea muy psicológica, pero ahora nos hemos abierto a nuevas historias que contar. En principio, la base de la programación eran nuestras propias proyecciones y eran nombres de grandes maestros que todo el mundo conoce”. ¿Y qué hicieron para cambiar?: “Finalmente lo que hicimos para mejorar fue ir intentando abarcar un espectro más heterogéneo y más abierto que nos lleva a donde estamos ahora”.

Cartelería de las obras del Teatro Círculo

Por un lado lo que el espectador busca es "estrujarse el cerebro". Por ello, programan obras que tal vez pudieran ser de difícil comprensión. “Nada queda al azar” en una programación que siempre busca estimular al espectador. Esto se debe a que en el mismo año en el que se fundó el espacio también lo hizo la compañía Círculo del Arte en la Escena, que durante los primeros años mostraban textos de autor como Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Antón Chéjov, Harold Pinter, Fernando Pessoa y Passolini entre otros, con creación de nuevos lenguajes y nuevas dramaturgias. 

Con el tiempo la programación se vuelve “ecléctica” aunque continúa, tal y como explica su director, buscando responder más a las necesidades propias del teatro más que a los espectadores. De hecho bromea con que en sus principios hubo obras que contaron tan solo con uno o dos espectadores, pero que ello les ha permitido estar donde se encuentran: “Siempre que hubiera al menos una persona viéndolo ya estaba bien para nosotros, se trata de esta persona que ve al teatro”, y en este caso la cobijan sin problema.

El abocador del desig, 2021

La fidelización de públicos es clave para seguir creciendo, son quienes logran que a su vez el teatro se mantenga: “El proyecto se mantiene en parte desde las aportaciones de los socios. Hay un grupo de personas fijo que más o menos puntualmente venían al teatro y además contribuyen porque quieren,” cuenta Cantero sobre los fieles, “son personas que llevan con nosotros 30 años pagando religiosamente y que puede que vengan tan solo una vez a ver una obra, pero siguen contribuyendo”, comenta en tono alegre, y reflexiona: "Ahora gracias a ellos podemos programar en parte lo que queremos y devolver al barrio lo que nos da este".

Parte de ese crecimiento viene también motivado de las colaboraciones que se hacen con los colegios y con las asociaciones de la zona, y con aquellos grupos de teatro que se suman a una programación más popular. A su vez suma al tejido del barrio con la idea de poder convertirse en un punto de encuentro de toda València, a través de actividades con los alumnos del Aula de Teatro de la Universitat Politécnica o el Aula de Escritura: “Buscamos generar el diálogo con los artistas y la sociedad del momento. Creamos una comunidad con estudiantes, colectivos y demás grupos con la intención de crear un teatro plural. Por ello se preparan dentro del teatro las acciones más performativas y creativas, permitiendo otra forma de vida de las artes vivas contemporáneas y comprendiendo el espacio como un laboratorio y taller de entrenamiento”. De esta manera se celebra la independencia, y la manera de crecer mentalmente y mantenerse humildes, venga el público que venga.

Nihilia, 1991

Pero, ¿cómo será la fiesta de aniversario? Para celebrar los 30 años, el teatro reprograma el espectáculo de memoria histórica Gaskin, una producción propia estrenada en 2019 que narra la experiencia real de un superviviente a los campos de concentración norteafricanos y que podrá verse del 23 al 26 de marzo. Está escrita y dirigida por la miembro Beatriz Fariza, quién también se encuentra en escena junto a los otros miembros Ana Campos de Alcazar y Miguel Ángel Cantero. 

Los dos siguientes meses también contarán con espectáculos relacionados con el propio teatro. Durante el mes de abril se podrá disfrutar de La traición 3.60, una versión de la única obra conservada de la autora María de Zayas. El espectáculo se creó en una residencia propia y está dirigido por una de las miembros, Cruz Hernández, con su compañía Una Tarde Teatro. En escena, once jóvenes intérpretes que son el futuro y el presente del teatro valenciano. A lo largo de mayo de este mismo año también se va a reprogramar el espectáculo Las bragas, de Senda Escénica, protagonizado por la miembro Mª Cruz Rodríguez junto a Domingo Chinchilla y bajo la dirección de la también miembro Ana Campos de Alcazar. Se trata de una comedia escrita por Alfonso Zurro que tuvo también su estreno en 2019.

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