VALÈNCIA (EFE/Lucía Ruiz Simón). El rural afronta el reto de enganchar a la "vida de pueblo" a los turistas "prestados" durante la pandemia que llegaron en busca de lugares seguros y cercanos, viajeros que pueden suponer un revulsivo para un sector aliado contra la despoblación y que da empleo a más de 25.000 personas en España.
Los datos actualizados esta misma semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que el número de viajeros que eligen hospedarse en los 17.000 alojamientos rurales del país sigue creciendo y que ha aumentado un 30 % en los primeros nueve meses del año, con un importante empujón de los extranjeros.
Como una oportunidad que a su vez es un arma de doble filo interpretan desde el sector del turismo rural el descubrimiento obligado del entorno más cercano por parte de los españoles durante los meses de restricciones, cuando incluso llegó a aparecer el fantasma de la saturación en zonas concretas y en momentos muy puntuales.
"Ahora tenemos que cumplir con las expectativas generadas en estos meses en los que ha habido destinos muy reconocidos que han recibido viajeros por encima de su capacidad de alojarlos", señala a Efe el presidente de la Asociación de Autónomos del Turismo Rural (Autural), Francisco Parra.
Para fidelizar a este turista, la fórmula pasa por ofertar más que un alojamiento, esto es, ofrecer un destino y una experiencia de "vida rural", el "valor añadido" que puede llevar a "seducir" a estos viajeros, añade.
Aunque todavía "no es el momento" para cifrar este incremento de demanda, el presidente de la Asociación Española de Turismo Rural (Asetur), Ventura García, reconoce que "gracias a la pandemia" llegaron al rural turistas con los que no contaban y ahora hay que lograr que se queden.
García apunta que, a falta de "varitas mágicas", hay que poner el foco en las tareas pendientes del sector, -compuesto en su mayoría de pymes pero donde ya están entrando otros actores- que debe avanzar hacia la profesionalización y, especialmente, dar el salto definitivo a la digitalización.
Según el primer estudio poscovid del Observatorio del Turismo Rural, que publica la plataforma Escapadarural.es, casi la mitad de los propietarios encuestados (45,9 %) afirmó haber tenido más demanda en su alojamiento desde el levantamiento del estado de alarma que antes del inicio de la crisis sanitaria.
Este puente festivo, como ocurría en la vieja normalidad, los alojamientos de turismo rural disfrutarán de una buena ocupación que se calcula en torno al 80 %; sin embargo, aún perdura el repunte del gusto por el rural que hace que haya alojamientos con el cartel de completos de aquí al final del año.
Es el caso de la casa rural que regenta Tatiana Santa Cruz en Boniche (Cuenca), el lugar elegido por grupos de amigos y familiares para volver a reunirse en un entorno natural "bastante desconocido pero con bastante atractivo" y que no tiene un fin de semana libre hasta el próximo enero.
Para que siga la racha, esta empresaria ha hecho sus tareas al apostar por invertir en promoción digital para posicionar su alojamiento en páginas que le dan la visibilidad, aunque reconoce el empuje que supone que desde las administraciones se sumen experiencias como las rutas guiadas o el programa de universitarios en el rural de Castilla-La Mancha.
Ana Llera es una experta en turismo rural y, además, regenta el alojamiento Las Calderas en Santillana del Mar (Cantabria); esta emprendedora entiende que es el momento de "ponerse las pilas" para cumplir con las expectativas generadas en los turistas extras que han llegado al rural hasta conseguir sacarlo de la situación de estancamiento en la que, a su juicio, se encontraba antes de la pandemia.
Y para ello considera fundamental escuchar al viajero y caminar de la mano de la administraciones para ofrecer una experiencia de destino que seduzca a los viajeros que, tras la pandemia, están alargando la temporada alta para satisfacer las "reuniones y celebraciones pendientes".
El turismo rural asume así un desafío importante, el de sumar más viajeros a su causa desde la innovación, la sostenibilidad de los destinos y sin perder la autenticidad para ofrecer la experiencia única de vivir, durante al menos un fin de semana, la esencia que ofrecen los pueblos y el entorno natural de España.