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volverá a rebajar las prestaciones del Nou Mestalla en su intento de salvar los beneficios de la ate

Un estadio de lujo con 70.000 asientos: la promesa que hizo el VCF para sacar beneficios urbanísticos

Foto: EFE/KAI FÖRSTERLING

El club presentará un nuevo proyecto del 'Nou Mestalla' para unos 50.000 espectadores

20/01/2022 - 

VALÈNCIA. Desde que en 2004 el Valencia CF firmó con el Ayuntamiento de València y la Generalitat un protocolo de intenciones para su cambio de estadio no ha dejado de realizar promesas para obtener beneficios urbanísticos pero ahora el club quiere salvarlos con una versión descafeinada del Nou Mestalla.

En sus sucesivas versiones para seducir a las administraciones públicas, el flamante nuevo estadio iba a tener "un aforo mínimo de 70.000 espectadores", también iba a incluir la "solución técnica" que permitiera instalar una pista de atletismo para que la ciudad acogiera un Mundial y por supuesto, iba a ser "uno de los mejores estadios de la Unión Europea, con capacidad de acogida de eventos deportivos de primer rango europeo y mundial". Como por ejemplo, una final de la Champions League.

A cambio de todo eso, de la imagen que iba a proyectar de la ciudad, de las grandes citas deportivas que se suponía que iba a atraer la ciudad con su consecuente impacto económico (y de las fotos que se fueron haciendo los políticos), las administraciones públicas han ido permitiendo cambios en el Plan General de Ordenación Urbana, recalificaciones y, sobre todo, un aumento de la edificabilidad en diferentes parcelas para impulsar el ansiado cambio de estadio. Un proyecto que lleva trece años parado y ha generado un gigantesco esqueleto de hormigón en la entrada oeste de la ciudad.

El club ahora quiere retomar las obras este otoño con la inyección de dinero que recibirá tras el acuerdo de LaLiga con el fondo CVC, a cambio de un porcentaje de sus derechos audiovisuales de los próximos años. Pero lo quiere hacer con un proyecto que apunta a ser bastante diferente del que fue y con el que, aún así, el club busca salvar los beneficios urbanísticos de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que se le concedió en 2012, que se basaba en los que ya había recibido con el PAI de Mestalla de 2007 y los aumentaba.

El Valencia empezó a firmar convenios de colaboración y protocolos de intenciones con la Generalitat y el Ayuntamiento en 2004. En el que firmaron en julio de aquel año el president Francisco Camps, la alcaldesa Rita Barberá y Jaime Ortí, presidente aun del club, ya se hablaba de un aforo "mínimo" de 70.000 y que estaría "dotado de las más modernas instalaciones".

Ya se hablaba en aquel momento de compatibilizar el uso futbolístico con el de atletismo pero también con "grandes espectáculos musicales o de otra índole". Y unos meses después, en 2005, ya con el máximo accionista Juan Soler como presidente, el convenio para la permuta de suelos hablaba de una "solución técnica" para unas pistas de atletismo en las que Barberá esperaba acoger el Mundial de 2009.

El acuerdo se justificaba entonces en los "más de 83 años de historia" del club, así como en "los numerosos éxitos logrados y la consolidación de este equipo como uno de los mejores de Europa", que motivaban "una mejora de sus instalaciones" con "un estadio moderno, de mayor aforo y preparado para albergar competiciones deportivas del más alto nivel".

El coliseo de Cortes Valencianas, en ese sentido, iba a permitir "atender a un importantísimo número de aficionados que no han podido abonarse en los últimos años por falta de localidades". Y en términos de imagen, para la ciudad, los cambios urbanísticos también estaban justificados: el Nou Mestalla sería "un perdurable y significativo hito arquitectónico" motivo de orgullo para el Cap i Casal que vendría a reforzar "una imagen vanguardista, de modernidad y calidad arquitectónica" de la urbe.

En 2012, la Generalitat Valenciana declaró el proyecto del Valencia como Actuación Territorial Estratégica -ATE- para acelerar el macroproyecto deportivo, entre cuyas finalidades se encontraba incluir "espacios comerciales de elevada calidad y diferenciación" para completar el que iba a ser "uno de los mejores estadios de fútbol cinco estrellas de la Unión Europea, con capacidad de acogida para eventos deportivos de primer rango europeo y mundial". 

Las cinco estrellas, de hecho, era la máxima calificación que fijaba la UEFA a los estadios, si bien en 2010 cambió su clasificación de estrellas por una de categorías en la que la cuarta corresponde a los antiguos 'cinco estrellas' y sería en las que debería estar el Nou Mestalla para poder albergar partidos de Champions League o de la Europa League.

En su última actualización, la federación europea dejó el aforo mínimo para estos estadios en apenas 8.000 asientos pero, desde 2007, la UEFA ha apostado siempre por estadios de más de 65.000 asientos para albergar las finales de la Champions a las que aspiraba València con su nuevo recinto, con la única excepción del estadio del Estadio del Dragón de Oporto, que fue la sede de 2021, cuando las restricciones por el covid-19 llevaron a que asistieran algo más de quince mil espectadores.

Un estadio peor para mantener los mismos beneficios

Sin embargo, todo se derrumbó. Los problemas financieros del Valencia para acometer las obras han acabado resultando en sonoros retrasos en los plazos del plan urbanístico de la ATE. Y es por ello por lo que el Gobierno valenciano, ante los incumplimientos del club que preside Anil Murthy, inició hace dos meses el procedimiento para declarar la caducidad del plan.

Foto: AYTO DE VLC

Esto supondría que el Valencia perdería 40.000 metros cuadrados de suelo terciario que la ATE recalificaba en el actual Mestalla y que el Valencia pretendía vender para costear parte de las nuevas infraestructuras en Cortes Valencianas. Ese 'pelotazo' urbanístico que fue la ATE es lo que, entre otras cosas, el club che busca ahora salvar al presentar a la Generalitat y el Ayuntamiento el nuevo proyecto para el estadio.

Ahora bien, se trata de un proyecto con algunas modificaciones que distan bastante de lo que se firmó en los acuerdos previos que permitieron la operación urbanística: ya no hay pista de atletismo, y de las 70.000 plazas y el "mayor aforo" prometido en su momento, la nueva iniciativa se queda entre 45.000 y 53.000 asientos, ampliables en un futuro a 63.000. Una circunstancia, esta última, que para el alcalde de València, Joan Ribó, no es fundamental, mientras que el área de Urbanismo, que dirige Sandra Gómez, la considera algo crucial.

De hecho, Urbanismo trasladará a la Conselleria de Obras Públicas su propuesta de caducar la ATE si el club no presenta un proyecto "mejor" que el actual Mestalla (que tiene 53.000 asientos), precisamente porque, argumenta Gómez, ese fue el compromiso del club para llevar a cabo todos los cambios urbanísticos, entre ellos la recalificación de suelo en Mestalla. El proyecto, que es el cuarto que presenta el Valencia, también pierde en espectacularidad respecto a la iniciativa primera, al presentar una fachada ahora una fachada mucho más austera y sin revestimento.

Los tres últimos proyectos, a falta de conocer la visualización del nuevo

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