VALÈNCIA. Woody, Xùquer, Juan Llorens, El Carme… ¿El Perellonet? ¿Puede el Pueblo del Sur de València ser la próxima Zona Acústicamente Saturada de la ciudad? Esa idea se la están planteando ya algunos vecinos de la pedanía. “Cansados de reclamar”, dicen, ante la falta de solución a los problemas de convivencia que padecen curso tras curso durante los meses de verano, y que afectan a su descanso, la declaración de la ZAS para El Carme ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Desde que hace 22 años el 16 de septiembre de 1996 la Comisión sobre el ruido y zonas de ocio del Ayuntamiento de València inició el expediente de declaración de zona ZAS a los barrios de San José y de les Alqueries, es decir, lo que popularmente se denominaba como zona Xúquer, hasta que este jueves el pleno ordinario del Ayuntamiento de València aprobó la declaración para El Carme, han sido varios los colectivos vecinales que han reclamado la adopción de esta medida en los espacios de ocio de su barriada, ante el descontrol que sufrían y que dificultaba la convivencia.
En el caso de El Perellonet, los primeros vecinos que están planteando esta posibilidad ya han tenido un primer contacto con la asociación de vecinos Gaviota Poblado Sud Perellonet para mantener una posterior reunión con la alcaldesa pedánea, Laura Felip Forés, y la comisaria de la zona para plantearles la situación. Según relataban estos vecinos a Valencia Plaza, no pueden “dormir ni descansar” los meses de junio, julio, agosto y parte de septiembre, “a causa del botellón con escándalos, peleas y ruidos” que, indefectiblemente, se produce los viernes y sábados “en el descampado de Gola Blanca y alrededores en el Perellonet”, comentan. Unos incidentes, explican, que además ocurren con un retén de la Guardia Civil “justo al lado”, pero cuyos efectivos no pueden intervenir porque es una competencia del Ayuntamiento de València.
Los vecinos aseguran que se trata de un problema que viene de hace años y que de él tienen constancia las autoridades policiales. En este sentido, el presidente de la asociación de vecinos, Luis Zorrilla, confirmó a Valencia Plaza que, “en todas las reuniones con Policía y Guardia Civil, se habla del botellón y los actos vandálicos que le siguen”. E incluso se plantean los conflictos que se producen en el entorno de una famosa discoteca.
En un escrito remitido a la alcaldesa pedánea y a la concejala Pilar Soriano, estos vecinos critican que, aunque están padeciendo esta situación “durante muchos años”, hasta la fecha no ha habido aparente respuesta por parte de la Administración y “nadie se digna a solucionar un problema tan sencillo”.
Es más, comparando su coyuntura con otro barrio de València que padece un problema similar, como es Ruzafa, y al que se le está buscando una salida negociada, en el Perellonet tienen la sensación de que “parece que no se quiere solucionar” su conflicto, siendo “mucho más fácil” de resolver, dicen.
Los vecinos, que aseguran estar indignados ante la aparente pasividad con la que se actúa desde el consistorio, que se traduce en que el problema no sólo no se resuelve sino que se acrecienta, plantean como posibles soluciones medidas urbanísticas, como la creación de una rotonda para el tráfico en el descampado que se emplea para el botellón, o la incorporación de más efectivos y controles policiales.
Precisamente esta legislatura el gobierno municipal ha sumado patrullas en el Perellonet durante la temporada estival para atender el incremento de población en esos meses. Un espacio de la Alcaldía de la pedanía se ha habilitado como retén policial, atendiendo a que durante los meses del estío el número de habitantes de la zona crece en 20.000 personas, además de las distancias que separan a la central de la unidad de los pueblos más alejados.
Según explicó Zorrilla, los vecinos afectados iniciarán en breve el trámite para mantener la citada reunión con la alcaldesa pedánea y la comisaria de la zona en la que buscarán y propondrán sus alternativas para comenzar a aplicar antes de que llegue el verano, propuestas que esperan que sirvan para conciliar el descanso de los vecinos con el ocio.
En principio, Zorilla espera que con estas primeras medidas correctoras y una mayor presencia policial se podrán controlar unos excesos que, aunque son periódicos y constantes, están muy localizados tanto en el tiempo (sólo acontecen en verano) como en el espacio (ocurren en un mismo emplazamiento).
Con todo, no descartaría que si no se hallan soluciones a corto plazo, la cuestión acabe en los tribunales como sucedió en otros barrios de València en el pasado, con el daño que ello supondría para los hosteleros de la zona, eminentemente turística.