Juan Carlos Roses podría 'pilotar' el cambio de Albaida en escasas semanas.VALÈNCIA. Albaida, la localidad que da apellido a la comarca de la Vall, en el sur de la provincia de Valencia, vive pendiente de los vaivenes de su ayuntamiento. En apenas un semestre ha asistido a un pacto de gobierno complejo y cerrado por el dimitido candidato del PSPV, José Vicente Penadés; a un abandono de delegaciones de los tres ediles socialistas en octubre y, ahora, a una inminente moción de censura al alcalde de Compromís, Alejandro Quilis.
El inicio de esta enrevesada historia se remonta al pasado 28 de mayo, cuando el Partido Popular ganó las elecciones con el ´piloto del cambio´- como se presentaba el campeón de motocross Juan Carlos Roses- en calidad de abanderado y se quedó a un edil de la mayoría absoluta. Compromís, por el contrario, se hundió y pasó de siete a cuatro representantes. El PSPV, testigo de esos cambios, se mantuvo con sus tres.
Tras unas intensas negociaciones lideradas por Penadés, los concejales socialistas accedieron a votar al compromisario Quilis a cambio de un quid pro quo que consistía en recibir sus cuatro votos para una alternancia en la vara de mando en 2025.
Así transcurrieron los primeros meses de mandato en los que el PSPV, además de al citado Penadés, relevó a Alicia Pont y a Vicente Ruiz. La lista corrió hasta el número seis, Pau Sempere. David Palací, secretario general local y asesor de Rebeca Torró en su último año como consellera de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, lidera el grupo. La tercera componente es Cristina Vila.
Tras unos desencuentros internos, la distancia entre socialistas y compromisarios deriva en un ruptura a finales de octubre. El PSPV muestra públicamente su desconfianza en la concejala de Compromís Ángels Salom, de quien duda que le vaya a otorgar el voto al no haber suscrito el pacto de gobierno. Los tres ediles socialistas renuncian a sus delegaciones y dejan al alcalde en minoría. La respuesta compromisaria consiste en acusar de "irresponsables" a sus exsocios.
El nivel de beligerancia va subiendo y la expresión moción de censura comienza a repetirse en conversaciones. PP y PSPV, los posibles firmantes, no la niegan, aunque sí rechazan estar negociando.
La dirección provincial socialista decide tomar cartas en el asunto y desautoriza, este lunes, "avalar, participar o aprobar" una moción de censura. No obstante, parece que ya es demasiado tarde. Según confirman desde el PSPV, la concejala Cristina Vila se ha dado de baja de militante. Cuatro fuentes diferentes ratifican a este diario que habría ido más allá al rubricar, por escrito y ante notario, su apoyo a la moción de censura.
El Partido Popular únicamente necesita un voto para ganarla: el séptimo, el que le da la mayoría absoluta. Le basta con el de Vila. Palací y Sempere, que sí que están sujetos a la disciplina socialista, han sido advertidos de que bajo motivo alguno tienen la opción de secundar una moción de censura aunque lo haga su compañera de grupo. Hacerlo podría derivar en su expulsión.
Para disipar cualquier duda, Palací asegura que "el Partido Socialista no ha llegado a negociar con el Partido Popular. La concejala que ha firmado la moción se ha saltado, de manera unilateral, todos los protocolos antes de que hubiera negociación alguna. Lo ha hecho a título particular, sin contar con la agrupación de Albaida".
Con el sufragio asegurado, al PP únicamente le restaría decidir cuándo y en qué condiciones da el paso de presentar por registro de entrada la moción de censura. Lo previsible sería que lo hiciera casi de manera inminente y el pleno para votarla se celebrara en fechas tan atípicas para sofocos políticos como las navideñas.
Si saliera adelante, sería la segunda de este mandato en la provincia de Valencia y también la segunda que cae del lado del Partido Popular. La primera se sustanció en Montserrat el pasado 1 de diciembre, tal como fue informando con detalle Valencia Plaza.
Le seguiría, si al menos un voto del grupo socialista respalda al candidato como parece previsible -en el PSPV provincial ya han asumido esa situación-, la de una localidad tan emblemática como Albaida, clave en una comarca, la Vall, en la que el PP ha dado un salto cualitativo ostensible en número de varas de mando y votos. De este modo, en el conjunto de la provincia, contando ya Montserrat y sumándole de antemano la citada Albaida, el partido que lidera Vicent Mompó llegaría a las 96 alcaldías.
