VALÈNCIA. El informe tiene 55 páginas. Es extenso, incluye antecedentes y documentación de lo más variada: fichas históricas, mapas y vistas de los solares. Técnicamente hablando se le denomina ‘documento inicial estratégico’ y su fin es argumentar por qué y cómo se debe realizar una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de València. El objetivo, compensar a la inmobiliaria Guadalmedina, propiedad del constructor Enrique Ballester.
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de València aprobó ayer la propuesta de traslado de edificabilidad a la que Guadalmedina tiene derecho, tras la sentencia del TSJ que anulaba la permuta de terrenos que dio pie a la operación inmobiliaria más escandalosa de la era Barberá: el pelotazo de Tabacalera.
Tras eliminar la edificabilidad de la parcela que le correspondía a la empresa, el consistorio se ha visto obligado a trasladarla a otro punto de la ciudad con una tasación urbanística similar. Sobre el Ayuntamiento pende una espada de Damocles: la inmobiliaria ha reclamado judicialmente una compensación de 45 millones de euros si no se le devuelve el terreno al que tiene derecho.
Por el momento, lo que le ofrece el Ayuntamiento son dos pastillas: una de suelo escolar y la otra de zona verde.
La más pequeña corresponde a una parcela escolar, ubicada en la confluencia de las calles Penya-Roja y Río Escalona. Es un solar de poco más de 1.180 metros cuadrados. En este espacio Guadalmedina tiene derecho a construir 7.400 metros cuadrados de suelo techado, en un edificio que como máximo puede tener 10 alturas.
¿Por qué este terreno escolar? Porque no se podía usar, dicen desde Urbanismo. Tal y como apunta el propio informe, “dadas las condiciones exigidas por la Consellería de Educación para sus centros docentes, que requieren de unas condiciones de forma regulares, esta parcela recalificada, por su propia forma triangular, no es utilizable para esa finalidad educativa pública, no suponiendo por tanto perjuicio para la mencionada dotación escolar”.
La segunda parcela que se le dará a la empresa formaba parte de una gran zona verde prevista en la calle 3 de abril 1979, junto a las naves de Cros. Este solar, 1.680 metros cuadrados, podrá albergar un edificio con 8.700 metros cuadrados de techo, distribuidos en un máximo de 13 alturas.
La misma pregunta: ¿por qué este solar? De nuevo el informe lo aclara. La edificabilidad generada en 3 de abril de 1979, “se compensa perfectamente con los parámetros actuales del Plan Parcial Avenida de Francia”. “Esta superficie de zona verde venía a suplementar las existentes en el Plan Parcial, que ya cumplía con los estándares legales aplicables”. Por tanto, la disminución, dicen en el consistorio, “no supone incumplimiento del estándar de zona verde en el ámbito de este Plan Parcial, que aún dispondría de 7.295,17 m2 de exceso sobre la dotación mínima establecida”.
Los futuros edificios que se ubicarán en el chaflán de las Calles Penya-Roja y Río Escalona y en la Calle del 3 de abril de 1979, deberán destinar el 20% de su edificabilidad a usos terciarios, por lo que únicamente se ha considerado como residencial el 80% del techo total.
A cambio de estas dos parcelas el Ayuntamiento recibirá el solar de Micer Mascó, junto a la vieja fábrica, que se recalificará como zona verde.
El documento firmado el 13 de marzo por el Jefe del Servicio de Planeamiento, Fernando Belenguer Mula, y aprobado este jueves por el Ayuntamiento de València, recupera asimismo el uso residencial de la parcela donde se ubicaban unas oficinas del consistorio en la plaza América, convertidas ahora en una finca de lujo. Igualmente, fija el uso institucional de Tabacalera como sede de oficinas del Ayuntamiento, un uso que había quedado fuera de ordenación tras la sentencia.
Pero que haya una propuesta no significa que haya una solución. El documento, primero, pasará a exposición pública. E igualmente falta saber la respuesta de la inmobiliaria, que debería aceptar el canje y dar su visto bueno para que solucionara el problema, visto bueno que, lógicamente, incluirá la retirada de la reclamación de 45 millones de euros. El pelotazo de Tabacalera, pues, aún seguirá coleando.