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Entrevista al director general de Anecoop

Joan Mir: "Necesitamos un lobby citrícola potente en Europa y pasar de la queja a la acción"

2/09/2019 - 

VALÈNCIA. La citricultura valenciana vive un momento complicado. A la prórroga del veto ruso se suma nuevos competidores en el mercado Europeo: Sudáfrica, el tratado con Mercosur y la naranja egipcia. Una situación que ha puesto en jaque a todo un sector que busca en la Unión Europea una solución. Pero para conseguir que la voz valenciana se escuche en Bruselas “hace falta que el sector esté unido”, asegura el director general de Anecoop, Joan Mir. A su juicio, es necesario un lobby citrícola español unido que pase a la acción y reivindique de forma conjunta unas exigencias. Y esta solución pasa por conseguir que la Interprofesional Citrícola Española Intercitrus, organización que reúne tanto a industria, sindicatos como empresas del sector, sea ese altavoz.

“Ante las amenazas potentes hacia nuestro sector necesitamos la unión de todos. Debemos ir todos con las mismas peticiones y exigencias porque mientras eso no pase y cada uno diga su ocurrencia, no avanzamos casi nada. O lo hacemos o con el escenario que nos vamos a encontrar va a ser difícil poder competir con fuerza”, advierte para incidir en la necesidad de “pasar de la queja a la acción”.

Además, reclama a Europa las mismas reglas de juego para todos. “En toda Europa tendríamos que tener los mismos criterios y que haya un protocolo para que cuando una naranja entre, independientemente del puerto que sea, tenga los mismos requisitos y exigencias", subraya. A la espera del cierre de campaña el próximo 30 de septiembre, sus previsiones no son nada halagüeñas. "ha sido un año complejo y malo", subraya. Valencia Plaza se reúne con Joan Mir para abordar la situación del sector y conocer el impacto que la entrada de los nuevos operadores está teniendo en los cítricos valencianos.

 

-En el contexto actual, ¿cuál es la situación de la citricultura valenciana?
-Estamos en un momento de alta complejidad. Tenemos un entorno inestable y con nuevos jugadores jugando muy fuerte en nuestros mercados tradicionales. La radiografía no es buena porque salimos de una de las peores campañas que se recuerdan. A principio de campaña surgió un operador que ya tiene un acuerdo preferente con la UE que es Sudáfrica y no debemos de olvidar que aparece otro a nivel mundial que es Egipto. Estamos en un momento de doble presión con operadores importantes: uno afecta al principio y otro al final de la campaña. Además, se ha firmado el acuerdo con Mercosur que, aunque falta desarrollar protocolos, es otra amenaza más que va a tener el sector.

-¿Qué medidas se pueden adoptar para hacer frente a estas amenazas?
-Dentro del sector español algo que nos falta es la organización. Soy un gran defensor de la interprofesional Intercitrus y creo que, aunque podemos estar de acuerdo o no con lo que ha hecho, lo que está pasando ahora es mucho más relevante. Cada día se nota más la ausencia de Intercitrus y ante las amenazas potentes y en momentos de altísima complejidad, lo que necesitamos es la unión de todo el sector tanto sindicatos, industria, administración como cooperativas con todas nuestras diferencias. Debemos ir todos con las mismas peticiones y exigencias porque mientras eso no pase y cada uno diga su ocurrencia, no avanzamos casi nada. Tenemos que dejar de lado lo que nos desune y buscar lo que nos une que son muchísimas más cosas y más potentes.

-Ya se han dado algunos pasos para reactivar Intercitrus. ¿Qué impide entonces que esté a pleno rendimiento? 
-El sector siempre ha ido más o menos a su aire. No nos hemos caracterizado por ser como el de la manzana francesa en el que tradicionalmente iban todos juntos. El nuestro siempre ha estado dividido. A mediados de los noventa empezó Intercitrus por una apuesta de la administración valenciana muy fuerte, pero nos fuimos diferenciando y el sector cada vez va peor. Este año hemos tocado fondo y, aunque es verdad que se están haciendo esfuerzos por recuperar la interprofesional, han de ser mucho más potentes y mas rápidos porque el mercado y los problemas van mucho mas rápido que nosotros.

-¿Quién debe dar ese paso?
-Todos; colegios, sindicatos cooperativas, industrias…. A lo mejor nos tiene que sentar una administración española, el ministerio o quién sea, pero alguien debe de hacer que nos sentemos en serio y no poquito a poquito. Tenemos que reconstruir Intercitrus rápido porque el sector lo exige. Ha habido durante este paréntesis varios intentos, pero no lo habremos sabido hacer porque lo cierto es que necesitamos un lobby citrícola español y europeo fuerte.

 

-A falta de ratificación del acuerdo de la UE con Mercosur, ¿tienen medido el impacto que puede suponer la entrada de más producto procedente de otros países para la citricultura española? 
-No. Todavía hay que negociar protocolos y cerrar fechas, pero va a perjudicar porque lo que está claro es que habrá un jugador más en este campo y no sabemos aún las reglas. ¿Cuál es el problema? Que en Europa cuando negocian los países más potentes, las grandes industrias y lobbies entran con más facilidad y en mejores condiciones y la agricultura muchas veces es moneda de cambio. No podemos quejarnos de lo que hacen los demás y nosotros no tener un lobby fuerte de la citricultura española. Ya está bien de quejarse. Somos los campeones de la queja, pero no actuamos y lo estamos viendo en las negociaciones. A la agricultura continental se le trata de una forma y a la mediterránea de otra. Alguien tendría que plantearse el porqué la mediterránea es la más atomizada y dividida y en la otra están todos unidos. Tenemos que actuar. Los demás tienen lobbies muy potentes y nosotros seguimos yendo atomizados y dividimos. Quizás por nuestra propia naturaleza y el origen de nuestras explotaciones o quizás es por falta de cultura de unión en nuestro sector, pero o lo hacemos o con el escenario que nos vamos a encontrar va a ser difícil poder competir con fuerza e imponer algunos criterios del sector.

-Francia ha encargado una comisión de expertos independientes para que revisen al detalle el acuerdo con Mercosur. ¿Debería hacer lo mismo España para conocer la letra pequeña? 
-Totalmente. España debe tomar este tipo de iniciativas. En el caso del sector citrícola nos haría falta la interprofesional que sería el grupo de expertos que tiene que tener el Ministerio español o la Unión Europea en el caso de los cítricos. ¿Quién es más importante que España en cítricos en la UE? Nadie. Por tanto, nuestra Intercitrus debería ser el grupo de expertos de España y la UE para negociar con Mercosur.

 

-¿Cree, por tanto, que se deben defender los intereses de la agricultura valenciana con más ahínco? 
-Totalmente. En el año 2050 el mundo tendrá más de 9.000 millones de habitantes incluso hay demógrafos que están diciendo que será antes. Por tanto, habrá una numerosa y potente población que va a tener más necesidades de alimentos para lo que se necesitará más cultivos y para eso hace falta agua y tierra.

Nosotros somos expertos en hacer las cosas muy bien y lo que no puede hacer la UE es cerrar acuerdos con todo el mundo que generen una situación en la que nuestros productos vayan desapareciendo y que suponga que Europa, en un momento en el que va a necesitar alimentos, fuera absolutamente dependiente. Eso sería una barbaridad estratégica y de futuro. Por tanto, debe de cuidar de sus productores, ganaderos y sus recursos para que se pueda seguir produciendo y, al mismo tiempo, tiene que tener solidaridad con el resto de países que están evolucionando y quieren importar. Está muy bien que todo el mundo venga, pero nosotros debemos defender lo nuestro y debemos hacerlo por nuestros agricultores actuales y las generaciones futuras. Ahí es donde debemos hacernos fuertes y eso nos exige que Europa y el Gobierno español en todo momento velen por la defensa de sus agricultores.

-¿Cuáles son esos criterios que el sector citrícola debe imponer en Europa?
-Por ejemplo mensajes como el de reciprocidad. Si un país llega a la UE de una forma nosotros tenemos que poder acceder a esos países de la misma forma. Lo que no puede ser es que unos tengan libre el acceso y nosotros tengamos unos protocolos draconianos para entrar en esos países. Cuando un país va a importar a Europa negocia con la UE y entra en todos los países miembros, mientras que a nosotros nos toca negociar país por país. Hay países como México cuyos productos llegan aquí con absoluta facilidad y nosotros no podemos mandar ni un cítrico. México viene, negocia con la UE y llega a un acuerdo, pero cuando nosotros vamos a México no se va con toda la fuerza de la UE, sino que nos toca ir cada país. Es verdad que no solo es culpa de la UE, sino que son muchos países los que prefieren hacer su propia negociación y yo creo que eso es un error. Si negociamos para abrir la UE a un país deberíamos de negociar la apertura de ese país todos juntos. Además, se deben aplicar las mismas tarifas y controles sanitarios. Hay muchas cosas por las que el sector debería estar unido trabajando, pero no solo el español, sino el europeo. 

-¿Por qué se dan esas disfunciones en las negociaciones?
-Porque los Ministerios de Agricultura de cada país, sobretodo los mediterráneos, les da miedo que se antepongan los valores o productos de los países nórdicos a los nuestros. Vuelvo a lo mismo: España y nuestros sectores no hacen la fuerza suficiente en Europa. 

-Ha señalado la necesidad de que se apliquen los mismos controles sanitarios ¿Qué riesgos puede suponer la falta de reciprocidad en las exigencias fitosanitarias?
-La entrada de plagas y que productos cuya calidad no se admite en el mercado europeo a las propias empresas europeas, sí se les permite su entrada de otros mercados. Lo que más miedo me da es el peligro de la expansión de plagas. Me parece que los productos de Sudáfrica o de cualquier otro país que entran por los puertos españoles están muy bien controlados porque tenemos unos equipos de inspección muy expertos, pero no pasa en todos los países. Yo creo que en toda Europa tendríamos que tener los mismos criterios y que haya un protocolo para que cuando una naranja entre, independientemente del puerto que sea, tenga los mismos requisitos y exigencias. No es tan difícil de conseguir. Lo que en este momento necesita la citricultura no son solo grandes proyectos y palabras, sino pequeños detalles que se cumplan. 

 

-Hablando de Sudáfrica, ¿Cómo ha afectado sus importaciones de cítricos a Europa en la campaña de este año?
-Estamos ahora cerrándola, pero todas las variedades de principio de campaña se han visto afectadas y también las del final por la entrada de la naranja de Egipto. El precio se ha visto totalmente afectado. Si tú llegas a tu mercado natural, en el que además España esta campaña ha tenido una gran cosecha de cítricos, y ya hay gente posicionada y ofertando, el precio va a la baja. Además, no ha hecho este año un frío intenso lo que ha provocado que el consumo se haya ralentizado. El impacto del acuerdo lo vamos a ir viendo los próximos años, aunque ha sido negativo. El problema no es este ejercicio, sino el que habrá si Sudáfrica sigue creciendo como se prevé. Ahí es donde vemos el problema, sobretodo en las variedades de inicio de campaña como clementinas o navelinas. Eso sí que nos da mucho miedo de cara al futuro. Si Sudáfrica sigue creciendo tanto en sus plantaciones como sus exportaciones a Europa nos puede hacer mucho daño.

 -¿Y cuándo entre en vigor Mercosur?
-Más daño evidentemente. Si se abre todo y no hacemos nada ni se ponen cortapisas puede ser el final si no hay ningún tipo de control. Por eso insisto en que tenemos que sentarnos cómo han hecho grupo de expertos franceses para hacer un lobby y defender nuestras producciones. Debemos de actuar y no ponernos en el peor escenario. 

-¿Debería Europa activar la cláusula de salvaguarda para frenar la entrada de cítricos sudafricanos?
-Yo creo aún es pronto. Es fácil y popular pedirla, pero hacen falta unos requisitos previos. El gobierno español y la UE le han puesto la cláusula a las mandarinas satsumas en lata porque se demostró después de muchos estudios que se le estaba haciendo un dumping y eso iba a afectar a los agricultores y a la industria de conservas. Finaliza ahora y tendremos que ver qué se hace. La cláusula es un mecanismo más que se puede activar si se demuestra que el sector se va a ver muy afectado para reducir el nivel de acceso y frenar las exportaciones a Europa, pero no es para toda la vida, sino que es temporal.

-Desde los sindicatos se ha denunciado en alguna ocasión la presencia de naranjas procedente de otros mercados en supermercados españoles en plena campaña valenciana.
-Yo creo que en general los supermercados españoles defienden la naranja española. Creo que los europeos en cierta medida también. Uno de los miedos que tenemos es que ahora las cadena inglesas empiecen a trabajar más con productos de fuera de la UE, pero creo que en general las cadenas cuando hay naranja española de forma natural la consumen. Con la distribución española no tengo queja porque en general han defendido nuestro producto.


 

-Por otro lado, también esta la ampliación por quinto año consecutivo del veto ruso, un mercado que se había convertido en estratégico para sus intereses
-Esto afecta muy negativamente porque Rusia es un país con muchos consumidores y una clase media potente. Nosotros tenemos una filial allí y estábamos vendiendo muchísimo. Llevábamos una progresión muy importante que se ha visto cortada. El ruso es un mercado que si se abriera es importantísimo para Europa tanto para los cítricos como fruta de hueso y caqui. El año que se produjo el embargo, junio de 2014, llevábamos vendidas 24.000 toneladas y nuestra previsión era tener unas 32.000 al final de la campaña en septiembre. Hoy estaríamos vendiendo más de 50.000 toneladas.

-¿Cree que en un futuro se volverá a abrir este mercado?
-Lo necesitaríamos, pero hablando con alguna autoridad europea no parece que se vaya a producir a corto plazo. Hay países con los que se está trabajando que podrían ser también importantes como Japón con quien también hay un nuevo acuerdo comercial y está funcionando muy bien en vinos, pero que en fruta y hortalizas hay que desarrollar ahora todos los reglamentos. 

-¿Qué pediría a la nueva Conselleria de Agricultura para la defensa de la citricultura valenciana?
-El Consell juega un papel importantísimo, pero al final la citricultura ya sobrepasa su límite. Aquí hay que hablar de la Junta de Andalucía, la Generalitat de Cataluña y del Ministerio. Lo que hace falta son acciones coordinadas. Por ejemplo, yo no entiendo que veamos publicidad de manzanas, sandías y de cítricos nada, pese a que es el principal motor de la agricultura valenciana. Nadie se preocupa del cítrico y esto es algo de lo que nos debemos hacer culpables todos.

-De cara al cierre de la campaña. ¿Cuáles son las previsiones?
-Esta ha sido una campaña de enorme complejidad y que en cítricos ha sido mala. La verdad es que está siendo un año malo. Empezamos con Sudáfrica, acabamos con Mercosur y por medio Egipto. Hay agricultores que lo han pasado muy mal. Vamos a ver si esta campaña próxima es buena y conseguimos levantar el ánimo y buenos retornos para el agricultor porque, en caso contrario, se acaba cansando y al final abandona y ese es el peligro que tenemos.

 

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