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Afstand houden y las 2.800 pruebas de amor…

25/08/2020 - 

El negocio de LasTec y LasFarm estaba en marcha. Agonizaba el verano del 2020, en el AñoZero y los ciudadanos europeos habían iniciado una campaña para que la cura de la covid-19, la vacuna-milagro, llegara a todos, con o sin derecho al seguro de sanidad. Los miles de millones invertidos por el Gobierno de la Unión en investigación durante la pandemia les hacía acreedores frente a los lobbies científicos. Y así nació LaResistencia. “Lo público es nuestro”, era su lema. Aquél terrible verano de brotes y rebrotes, entre mascarillas a 40 grados centígrados, LaResistencia comenzó a organizarse.

La Comisión Europea adoptó la decisión de registrar una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) denominada «Derecho a una cura». Sus organizadores instaron a la Unión a anteponer la salud pública a los beneficios privados, y a hacer que las vacunas y los tratamientos para hacer frente a la pandemia se tradujeran en un bien público mundial, de libre acceso para todos.

Sus objetivos pronto se convirtieron en una lucha a escala global: 1) impedir que los derechos de las patentes limitaran la accesibilidad de cualquier vacuna o tratamiento futuro contra la covid-19; 2) imponer a los beneficiarios de fondos de la Unión la obligación legal de compartir datos sobre tecnologías sanitarias relacionadas con la covid-19; 3) imponer a los beneficiarios de fondos de la Unión obligaciones legales en materia de transparencia de las contribuciones públicas y los costes de producción, e introducir cláusulas de accesibilidad y asequibilidad.

Laura no pretendía hacer una tesis, pero el acceso a los documentos desclasificados de la ZonaZero-BRX, le llevaba a una conclusión muy distinta de la que les habían enseñado en la escuela en los últimos 50 años. Mientras analizaba esta información, David le mandaba “2.800 pruebas de amor”, el eslogan que surgió durante los inicios de la pandemia en Mechelen-Town, cerca del Diamond-District, la zona protegida por una secta similar a los Amish y que comerciaba con piedras de cristal desde la EraAntigua. Era el “2800love = afstandhouden”…

Mechelen slogan. Foto: RL

- ¿Has oído hablar de los tatuajes electrónicos? ¡Sí, sí, electrónicos! Son tatuajes que proporcionan información médica en tiempo real. Todo depende del lugar en el que se coloque y los datos que se quieran recoger. 

Fue una de las primeras señales de lo que estaba por venir. Marc se lo descubrió a la Tieta en aquel terrible verano de desapariciones y ausencias. Aún no habían pasado al OtroLado, aún estaban sin controlar pero mantenían la distancia.

-Pueden llegar a realizar electrocardiogramas o simplemente medir la temperatura corporal. También pueden llegar a medir nuestras constantes vitales, como el nivel de estrés, el ritmo cardíaco y la presión arterial. O cambiar de color cuando hay una anomalía… e identificarte para entrar en tu oficina o a un evento.  Además, toda la información es enviada y monitorizada en nuestro smartphone -insistió Marc antes de pasar al OtroLado-.

¡Así de sorprendente! Y así lo promocionaban LasFin, empresas financieras llamadas bancos que llegaron a conseguir la desaparición del cash, el dinero en metálico con el que se hacían transacciones económicas antes de la EraCovid. LasFin lograron desde entonces que los gobiernos aprobaran por ley la desaparición del dinero y que todo se pagara a través de transacciones bancarias con la inestimable ayuda y complicidad de LasTec.

Todo esto ya lo habían estudiado en los colegios como uno de los avances de la EraCovid. A Laura no le sorprendía ni le extrañaba el “gran descubrimiento” que le hacía llegar David junto a las 2.800 pruebas de amor, que seguían sin materializarse en un encuentro real. Sentía que no iba a ser el definitivo, nada lo es, nadie lo es. Sentía que pasaría de largo, como todo, como todos. Sobre todo desde que se interesó por el misterio que envolvía el esqueleto de LaVilla, un edificio de los años 70 construido en la capital europea, testigo de todas las maldades que iban a venir, que iban a sucederse premonitoriamente en los tiempos de la covid.

Y así es como fue desapareciendo del recuerdo, como las putas del barrio rojo de Bruselas que se avistaban desde el tren, en sus escaparates, a su paso por la estación del Norte antes de la EraCovid. Así avistaba también a aquella mujer misteriosa que se sentaba en el Restaurante La Villa, frente a su gran ventanal a más de 120 metros de altura, leyendo en su smartphone mientras degustaba una copa a la caída del sol, esperando las 2.800 pruebas de amor…

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