VALÈNCIA. El 2 de febrero de 2018 el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro (Sant Andreu de Llavaneres, Barcelona, 1962), era destituido de su cargo en el Gobierno valenciano tras diversas discrepancias con la consellera Elena Cebrián. El entonces coportavoz de VerdsEquo y miembro destacado de Compromís terminó abandonando además estas formaciones políticas al considerar que desde la coalición no se defendían con firmeza los principios ecologistas que figuraban en su programa electoral.
Tras un periodo de reflexión, Álvaro decidió aceptar semanas atrás la propuesta de Unides Podem para concurrir como independiente en el quinto puesto de la candidatura a Les Corts por la circunscripción de Valencia.
-Tras su ruidosa salida del Consell, ¿cómo han transcurrido estos meses alejados de la gestión?
-Han sido unos meses satisfactorios para mí que me han permitido recuperar tiempo con mi familia, por ejemplo para hacer deporte con mi hija lo cual me ha servido para perder diez kilos (sonríe). Luego en lo político, después de haber superado un golpe en el que no terminas de entender lo que ha pasado, llegué a la conclusión de que no me tira la gente con la que estoy enfrentado sino que me echan los míos. El golpe me llega desde mi propia trinchera. Pero al margen de eso, estos meses me han permitido constatar que hay un tejido muy potente de preocupación medioambiental con el que es fundamental trabajar para fortalecer el mensaje de sostenibilidad y ecología. Y esto es lo que he estado haciendo estos meses.
-¿Ha hecho un proceso de reflexión de lo ocurrido? Ahora que ha pasado el tiempo, ¿se arrepiente de algo o cambiaría algo de lo hecho?
-Lo pensé en una primera fase. Pero al final lo ocurrido es que el Govern del Botànic ha tenido el motor gripado en términos medioambientales. Desde Podem lo que debemos hacer es empujar para que el motor se ponga en marcha realmente.
-Usted ha sido uno de los impulsores de la asociación Democràcia en Verd. ¿La idea es que en un futuro sea un partido político?
-Aunque no hay que descartarlo, la idea no es que sea un partido político en sí sino que supere las reivindicaciones particulares de los colectivos ecologistas y tenga influencia política.
-Ha habido división también en Equo, que iba a ir con Podemos e Izquierda Unida a las europeas pero luego negoció para confluir con Compromís. ¿Cómo explica esta agitación en el ecologismo?
-Yo ya no estoy en Equo pero por lo que sé, hay un problema en la oferta con el puesto que ofrece Unidos Podemos y se establece una negociación con Compromís donde se les otorga el número tres. En cualquier caso, con esa situación se ha partido Equo porque tiene presencia en ambas candidaturas y la Junta Electoral ha decidido que no puede estar en ninguna de las dos por esa duplicidad. En cualquier caso, imagino que habrá recursos y ya veremos qué pasa. En cuanto a la agitación en general, Equo precisamente venía a superar la clásica fragmentación de los movimientos ecologistas y lo logra inicialmente pero ahora parece que se ha regresado a la dispersión. Una consecuencia de mirarse el ombligo y a anteponer los intereses particulares de cada uno más que los generales.
-El Consell de Puig bonificó el impuesto sobre la incineración y los vertidos industriales, para evitar este nuevo tributo que afectaba principalmente a la industria cementera y azulejera y que sí había aprobado en Les Corts. ¿Cuál es el plan de Unides Podem para esto?
-Nosotros estamos absolutamente en contra de estas bonificaciones. Podem ya impulsó la iniciativa porque el Botànic no lo hacía y creemos que se debe volver a hacer una revisión en la próxima legislatura. No puede ser que no haya reducciones porque resulta más barato gestionar mal los residuos. Hay que primar a quien lo hace bien y hacer pagar a quien no y por tanto contamina. En esa línea también iba la propuesta inicial de ley de Residuos y Economía Circular que presentó Podem y que se enmendó de forma amplísima por parte de PSPV y Compromís y que además terminó quedando en nada por el adelanto electoral.
-El adelanto también ha impedido 'tumbar' el segundo proyecto de Intu Mediterráneo. Usted se ha mostrado contrario a la implantación de este centro comercial, ¿cómo va a tratar este tema si su formación tiene responsabilidad en el futuro Consell?
-Lo primero es decir que no tenemos ningún tipo de fijación hacia Intu ni hacia ningún otro proyecto concreto. Lo que defendemos es que este proyecto no tiene sentido porque es utilizar un millón y medio de metros cuadrados y acabar con prácticamente el último pulmón verde que queda alrededor de la ciudad de València para crear un centro comercial cuando consideramos que ya hay saturación y que además lo que generaría este proyecto por un lado se perdería por otro. Al final creo que somos coherentes con la gente que nos ha votado.
-¿No cree que se tenga razón o no en que el proyecto sea adecuado, no es buena idea que un director general de Comercio diga en redes: "Intu go home"? ¿No opina que así se puede ahuyentar a posibles inversores que quizá sí podrían interesar al Consell?
-A ver, a mí se me ha presentado muchas veces como el látigo de los empresarios y nunca me he sentido identificado con ello. He intentado siempre huir de titulares o expresiones tan excesivas. Lo que he defendido y defendemos desde Podem es que el paraje de Les Moles -donde pretende ubicarse Intu- debe protegerse porque son un centro de ocio natural, verde, gratuito y que ayuda a respirar. Eso sí, también digo que necesitamos de las inversiones y de los empresarios para lograr la transición ecológica que es además una transición económica que reivindica Podem.
-Precisamente esa transición ecológica es una de las propuestas estrella del programa electoral. ¿Ha colaborado en el diseño de este paquete de propuestas? ¿Cuál destacaría?
-Cuesta incrustar en la agenda esta cuestión pero poco a poco se está consiguiendo. Estoy contento de que el programa de Podem descanse en tres patas como la profundización democrática, el feminismo y la transición ecológica. Este último punto es clave porque consiste en un cambio de modelo productivo, energético y económico hacia el que vamos y que no tiene alternativa. Es la única opción. ¿Cuál es la dificultad? que el poderoso sector económico tiene el negocio instalado en torno a lo que hay. Cuando quieres hacer esta transición tienes que hacer frente a estos sectores y te encuentras a un ejército resistente a ello y no tienes un ejército que te ayude a ti a lograrlo. Pero estamos avanzando en ello.
-¿Y respecto a las propuestas concretas?
-Hacer una apuesta decidida por una ley de Residuos más ambiciosa de que la que se redactó en Les Corts. Llegar lo más lejos posible, entendiendo los residuos como recursos, porque ahí hay mucha economía y empleos a crear. Luego impulsar de verdad las energías renovables: es inaceptable que en cuatro años de legislatura la Generalitat haya sido incapaz de poner un solo megavatio de fotovoltaica, ni una sola placa. Estamos por debajo de la media española en esto y tenemos que hacer mucho trabajo en este sentido porque lo exige además la Unión Europea. Por otro lado, desde Bruselas insisten en que en un horizonte de 40 años se debe rehabilitar todo el parque de viviendas, lo que en la Comunitat Valenciana representa 40.000 o 50.000 al año, lo que son 25.000 puestos de trabajo. Nosotros queremos implicarnos en esto.
-Pero ese requiere muchos fondos y recursos.
-Sí. Es que debemos ser capaces de ganar en presupuesto y medios humanos en la Administración. La Agencia Europea de Medio Ambiente dice que España debe invertir 25.000 millones de euros al año en transición ecológica y eso quiere decir que en la Comunitat Valenciana debemos presupuestar en esta materia unos 2.500 millones de euros anuales.
-Es dinero.
-Mucho. Pero es que la transición ecológica debe superar la imagen de limitarse a proteger esto o lo otro, estamos hablando de transformar el modelo económico.
-Otro de sus objetivos supongo que será insistir con la implantación del SDDR.
-Estos días cuando Pablo Iglesias u otros candidatos de Podem hablan de que un determinado propietario de un diario, o un determinado presidente de un banco, o un determinado directivo de un área de empresa del IBEX manda más que un diputado, siempre me hacía la misma referencia en relación al SDDR: "Si Juan Roig hubiera dicho sí al SDDR, Mónica Oltra y Ximo Puig ha habrían dicho sí al SDDR". Esta es la referencia de por qué un determinado gran poder económico puede más que la representación parlamentaria que se puede sacar. La gestión de los residuos no depende únicamente de cómo se gestionen los envases pero es cierto que el SDDR era una referencia muy fácil de entender por parte de la ciudadanía y venía a resolver el tema de los vertidos de plásticos al océano. Además, representaba un cambio de modelo de gestión de los residuos que tenía un componente económico importante, y por eso pasó lo que pasó, pero también es una cuestión de autoestima para el País Valenciano. Ser capaces de tener más limpias las plazas y las calles de lo que vemos en otros sitios en la línea de Frankfurt u Oslo.
-Si Unides Podem saca un buen resultado y gobierna la izquierda, ¿sueña con ser conseller de Medio Ambiente e impulsar todo lo que no pudo en esta legislatura?
-Yo aspiro a ser diputado y estoy convencido de que si conseguimos hacer entender nuestro discurso lo seré. Para quien quiera que gobierne la izquierda la única opción de plena confianza es Unides Podem porque si nosotros estamos en el Consell habrá seguro un impulso a la política de izquierdas y yo no entiendo la política de izquierdas sin el elemento transformador que es la transición ecológica. Unides Podem es la garantía de que se impulsará el motor gripado del Botànic en temas medioambientales.
-¿Cree que Medio Ambiente debería ser una conselleria independiente de otras áreas?
-Sí. Sería coherente en la línea que estamos comentando.