VALÈNCIA. "Ya nada volverá a ser como antes. Nunca dejaré que nada me cambie. Estaremos conociendo nuestra parte original". Parafraseando al grupo de música El Canto del Loco, como recalca el estribillo de una de sus composiciones más reconocibles, nada volverá a ser como antes en el ayuntamiento de Alzira después de las elecciones del 28 de mayo.
Y, posiblemente, casi nadie, porque los principales partidos se presentan con alcaldables nuevos y listas bastante diferentes a aquellas con las que concurrieron hace cuatro años. Incluso opta una formación nueva, Ucin, con posibilidades de entrar por el tirón de su candidato, lo que provocaría que, definitivamente, nada vuelva a ser como antes. O como hasta ahora.
La transformación consistorial comienza por la retirada del primer edil, el maestro Diego Gómez, que en octubre, después de alargar el plazo que se dio a sí mismo para anunciarlo, hizo público que se jubilaba. Apoyó que su relevo al frente de Compromís lo asumiera el ingeniero agrícola Alfons Domínguez. Se marcha tras superar en 2019 su marca de votos de 2015 y convertir su localidad en el principal bastión compromisario de la provincia únicamente tras la propia capital.
No obstante, si en el cabeza de lista había más o menos quorum, las discrepancias de la asamblea para aprobar el resto de la candidatura llevaron a unas primarias que alargaron en el tiempo la proclamación del elenco compromisario, en el que, por ejemplo, sobresale, en el tercer puesto, el director general de Transparencia de la Generalitat, Andrés Gomis.
Su teóricamente principal contrincante, el Partido Popular (con seis ediles frente a los nueve de Compromís), tampoco estuvo exento de variaciones, que incluso adquirieron tintes traumáticos. En este caso no se produjeron por el hecho de que su presidente local y portavoz municipal, José Andrés Hernández, no quisiera seguir. Al contrario, aspiraba a optar a la alcaldía e incluso su determinación contaba con el respaldo de los comités locales ejecutivo y electoral.
De cualquier manera, la dirección regional de su formación, la responsable de aprobar a sus alcaldables en municipios que superan los 20.000 habitantes (Alzira supera los 45.000) no compartía sus intenciones. Optó por el asesor laboral José Luis Palacios, respaldado por la única alcaldesa con la que ha contado el PP en el municipio, Elena Bastidas. Tanto le apoya la también vicesecretaria general de Política Social del comité ejecutivo autonómico popular que ocupará el último y simbólico lugar de la candidatura de Palacios.
Esa decisión derivó en abandonos de militancia y en un adiós especialmente doloroso porque generó un contrincante inesperado. El veterano concejal Enrique Montalvá, delegado de Agricultura consistorial precisamente con Bastidas como alcaldesa, dejó su acta (en un primer momento amagó con pasarse al grupo de no adscritos) y se presenta directamente como aspirante a la alcaldía bajo el paraguas de Unión de Ciudadanos Independientes (Ucin).
Y si Compromís y PP han vivido procesos complicados para escoger o designar (según el sistema de cada formación) a sus alcaldables, el PSPV no se ha quedado atrás. Le costó medio año más que al resto de agrupaciones socialistas de la provincia (exceptuando Chiva con su gestora) escoger a su dirección local entre una militancia dividida en dos porciones que parecían irreconciliables.
Al final, tras arduas negociaciones guiadas por el secretario general comarcal, Carles Arques, logró pactar secretaría general y candidata a levantar la vara de mando, lo que convirtió a la actual concejal y periodista Gemma Alós en alcaldable para sustituir en ese rol público a su compañera Isabel Aguilar. El PSPV, con sus tres ediles actuales, sirve de báculo de la alcaldía de Compromís. Entre ambos suman 12 concejales, lo que les proporciona la mayoría absoluta sobre el conjunto de 21 que agrupa el pleno.
La controversia en los nombramientos se ha extendido más allá de los tres principales partidos y ha afectado a los dos otros con representación en la actualidad, aunque de manera distinta. La dirección regional de Ciudadanos, con su secretario autonómico de Acción Institucional, Narciso Estellés, volcado en la tentativa, ha logrado convencer a su portavoz, Miguel Vidal, para que repita.
Tenía ofertas de una formación independiente e incluso del PP que ha desechado. Se marcha sin su antigua compañera, Celia Aledón, que ha pasado el final del mandato asentada en el grupo de no adscritos esperando propuestas que no le han llegado. Hubo tanteos con Vox, algo similar a lo que sucedió con Montalvá.
Al final la formación voxista, por decisión de su cúpula provincial, determinó que su actual edil, Ricardo Belda, encabece de nuevo la candidatura. Lo hizo, como no podía ser de otro modo en la convulsa Alzira política de 2023, con polémica y críticas internas de por medio.
Además del antes citado Ucin, completa el septeto de partidos que concurren a estos comicios (dos menos que en 2019) la coalición que configuran Esquerra Unida y Podem, formaciones que en la actualidad no cuentan con representación. La candidatura conjunta de ambas la encabezará el arquitecto y profesor universitario Agustín Pérez.
Con tantas novedades y sin antecedentes de enfrentamientos entre estos contendientes, los comicios se presentan muy abiertos en la capital de la Ribera Alta, una ciudad clave en la pugna por decantar los dos diputados provinciales que adjudica el partido judicial de Alzira.
Lo único que parece claro consiste en que nada volverá a ser como lo ha sido hasta ahora (como antes, que cantaría Dani Martín, líder del disuelto El Canto del Loco) en el futuro hemiciclo, empezando por los líderes de los partidos favoritos.