VALÈNCIA. El camino estaba despejado para que Isabel Bonig reeditara y, de paso, legitimara su liderazgo al frente del PPCV. El 14º Congreso Regional que tendrá lugar del 31 de marzo al 2 de abril apuntaba a ser un paseo solitario para la actual presidenta: sin embargo, un joven pero viejo conocido de la formación popular, José Luis Bayo (València, 1979), decidió dar el paso y enfrentarse a la todopoderosa estructura del partido.
El recuento de avales, algo más de 150 para el aspirante, más de 7.000 para Bonig, indican que las posibilidades de victoria son mínimas. No obstante, Bayo asegura presentarse "para ganar" y, de alguna manera, hacer "reflexionar" a los militantes del partido sobre la "oportunidad perdida" que en su opinión está siendo este congreso.
Bayo, empresario hostelero y metalúrgico, ostentó la presidencia provincial de Nuevas Generaciones de Valencia y sonó con fuerza para ocupar un puesto cabecero en la lista al Congreso en el año 2008. Sin embargo, la orden de integrar al líder nacional de la organización juvenil, Ignacio Uriarte, en la candidatura valenciana -un paracaidista en toda regla- dejó fuera a Bayo, en la que fue una de sus mayores decepciones políticas. Posteriormente, terminó siendo expulsado del partido por el llamado caso Majestic, una causa que se archivó por lo que el otrora promesa de la formación popular pidió su reingreso en el partido y la restitución de sus cargos, algo que nunca llegó al menos en lo que al segundo aspecto se refiere.
El aspirante se presenta con un discurso claro, alejado de la "prepotencia" que a su juicio destila ahora la dirección regional. "En el PPCV no sobra nadie", sentencia, para lamentar además que en el proceso abierto "no se ha jugado limpio" desde el entorno de Bonig.
-¿Por qué ha decidido presentarse?
-Porque creo que el partido requiere de una regeneración tras unas elecciones que fueron una debacle. Se necesita un revulsivo, una renovación profunda de los cuadros de mando para ilusionar a nuestros afiliados y volver a conectar con los ciudadanos. Recuperar esa confianza perdida en 542.000 votantes en la Comunitat.
-Usted recogió 200 avales y Bonig más de 7.000. ¿Qué posibilidades se otorga?
-Yo tuve 203 avales y de esos 48 fueron revocados. Isabel presentó 7.200 avales y no se rechazó ninguno. En Castilla-La Mancha, nada menos que María Dolores de Cospedal, presentó 4.000 y 2.000 fueron rechazados. Esto denota que la candidatura de Isabel ha tenido acceso al censo: no me creo que no haya ninguna firma equivocada de 7.200. Esto sería una irregularidad más que se ha cometido en el proceso y refleja que no estamos jugando en las mismas condiciones. Se ha hecho uso por su parte de todos los recursos de la sede, cosa que a mí se me ha denegado. En la página web del partido no se hace ni una sola mención a mi candidatura mientras que los actos de su candidatura se han publicitado... Claro, ¿qué se le ha trasladado al afiliado? Si es que ni se le ha convocado por carta. Los que han firmado a Isabel son los miembros del aparato y los vinculados a ellos.
-¿Diría que Bonig le tiene miedo?
-Eso yo no lo puedo contestar. Simplemente, no lo entiendo. Esto enriquece al partido y nuestra cultura democrática interna. Ya sea yo o si hubiera 14 candidatos diferentes. Debatir propuestas diferentes, enmarcar en un diálogo entre nosotros las opciones que pueden resultar mejores para el partido y que los afiliados decidan. Yo no tengo ningún problema con todo eso. Pero para no tenerle miedo a la democracia, primero hay que saber jugar en democracia. Lo que he denotado es que no se ha jugado limpio en este congreso y nos jugamos mucho porque no podemos trasladarle a nuestros afiliados que la respuesta a la hecatombe del PPCV tiene que venir de los mismos que en 2015 cosecharon los peores resultados de este partido.
-¿Es cierto que llegaron a reunirse para propiciar una candidatura consensuada? ¿Qué ocurrió?
-Hubo una llamada del vicesecretario nacional Fernando Martínez Maíllo para saber si tenía problema en sentarme con Isabel. Yo dije que no tenía problema pero ella no se ponía al teléfono. Me reuní con la coordinadora general, Eva Ortiz, y se habló de una posible integración pero la respuesta fue negativa. Le mandé después un mensaje a la presidenta en el que le decía que lamentaba esa posición de no sumar. Yo entiendo que en el PPCV no sobra nadie: hay que contar con todas las personas que en algún momento se han identificado con este proyecto y recuperar a los que se fueron defraudados a otras organizaciones políticas. Recuperar en definitiva ese bloque histórico de centro-derecha liberal conservador que aupó al PPCV a esas mayorías absolutas que llevaron al cambio en la Comunitat. Isabel no ha querido entender eso y lo que no me esperaba es que desde la estructura del partido me lo hayan querido poner tan complicado.
-¿Por qué cree que la participación es baja si se tienen en cuenta los 150.000 supuestos militantes?
-Primero, no se ha enviado una carta a los militantes notificándoles que hay un congreso regional, algo que me parece una barbaridad. Segundo, lo que se ha movilizado por parte de la dirección del partido son los más cercanos al aparato: o sea, han llamado a los suyos. Y yo me pregunto, si la participación del congreso no llega al 6%, ¿qué legitimidad tiene el elegido?
-Usted es joven pero a principios de siglo fue usted presidente provincial de NNGG. ¿Qué ha cambiado de antes a ahora?
-Ha cambiado radicalmente. En aquella época teníamos un potencial de movilización e ilusionar a la gente impresionante: era relativamente fácil montar una grada joven con 800 personas. En el mitin de Mestalla, por ejemplo, se movilizó a 10.000 jóvenes. Hoy, si somos capaces de llenar la sede de la Plaza América con 150 personas en un acto regional, demos gracias. Hemos perdido el músculo y nos hemos encerrado en movilizar a las mismas personas permanentemente, lo cual nos distancia del afiliado y del ciudadano, porque al final son las mismas caras de siempre. O entendemos eso de aquí a las próximas elecciones o no creo que el PPCV pueda hacer un proyecto verdaderamente integrador.
-¿Cree que hay mucha gente en el PPCV que no está contenta pero calla?
-Sí. Hay muchas personas que han avalado a Isabel y luego me envían mensajes apoyándome. Estamos acostumbrados a esto. Mira, meses atrás se hicieron convenciones del partido, se hablaba de listas abiertas, de celebrar un congreso extraordinario, de más transparencia... No sé, ¿qué ha quedado de todo aquello? ¿Qué se ha trasladado a este congreso? No es para estar contentos.
-¿Qué diferencias tiene tanto en el plano orgánico como en el político con Bonig?
-Creo que estamos fallando en muchas cosas. Por ejemplo, debemos tener menos prepotencia en Les Corts: hemos perdido las mayorías absolutas y tendríamos que estar más abiertos a acuerdos. Sin embargo, se aprecia un nivel de tensión altísimo y pienso que deberíamos estar tendiendo puentes con otras formaciones políticas. Nuestra posición es la que es.
-Desde el Consell llevan una estrategia de comparar a Bonig con Donald Trump porque creen que eso lleva al PPCV a un tope electoral. ¿Cree que eso hace daño realmente?
-Sí. Isabel se autodenomina la Thatcher de la Vall y eso no ayuda a una imagen de centro. Precisamente esa imagen de centro es la que permite un voto transversal que es el que nos llevó a las grandes mayorías. Lo que hay que hacer es volver a aglutinar a todas las familias; insisto, a toda la gente que creyó en el proyecto en algún momento sin dejar de lado la autocrítica, pero siempre sumando. Por eso no entiendo la postura de intransigencia de restar, hay que cambiar las formas. Ya no es solo ahora, luego vendrán los congresos provinciales, comarcales...
-¿Cree que habrá gente que se lance a competir frente a las candidaturas oficialistas?
-Espero que sí, que haya gente que se lance. No podemos estar diciendo que no tenemos miedo a la democracia y luego poner todas las trabas posibles. ¿Con qué versión de la realidad nos quedamos?
-Bonig fue dura con los concejales investigados en Taula y les pidió el acta. ¿Qué posición considera que hay que adoptar en estas situaciones?
-No estoy de acuerdo con las lineas rojas que se marcaron antes y las que ha fijado Isabel ahora. Por encima de todo está el ordenamiento jurídico español, las leyes, y no nos podemos arrogar el sentido de yo decido lo que es perjudicial o no en función de quiénes son unos u otros. El mismo rasero debe fijarse para todo el mundo: nos pasamos por el Arco del Triunfo la presunción de inocencia. A mí lo que me vale es la sentencia de un juez, que es lo que dicen los estatutos del partido, y todo esto es porque hemos caído en la trampa de la izquierda en la judicialización de la política. Es que de esas líneas rojas puede ser prisionera puede ser algún día la propia Bonig.
-¿Le pediría la dimisión si la declararan investigada en algún caso como por ejemplo Valmor?
-No. Yo no lo haría, pero me pregunto si ella se aplicaría sus propias líneas rojas.
-¿Cómo cree que se trató a Rita Barberá por parte de la dirección regional del partido?
-Para mí, hay una deuda con la persona y con la figura de la alcaldesa por parte de la dirección regional del PPCV. El trato al que se le sometió en general me pareció inhumano y en mi opinión afectó a su fallecimiento. Y algunos todavía no han pedido perdón a día de hoy.
-¿Cómo ve la situación política valenciana en general? Consell del Botànic, Ciudadanos...
-Yo creo que nos vamos a enfrentar a una candidata muy fuerte que será Mónica Oltra. Está tomando posiciones para liderar el bloque de voto de centro izquierda valenciano. Ahora se abrirá la antigua RTVV lo cual les dará un gran poder para hacer llegar su mensaje. El PSOE está en un proceso de reestructuración interna y posicionamiento, aunque es más sencillo hacerlo desde el poder. El PPCV tenía una ocasión con este congreso de poder encauzar un proyecto que ilusione a la gente, que transmita que estamos por la regeneración política y me parece que llegamos tarde ya. Es un cónclave de pervivencia política de dos años o quizá de uno, porque hay gente que no cree que Bonig vaya a ser la candidata a la Generalitat. El tiempo dirá.
-¿Y Ciudadanos?
-Los veo muy perdidos en València. Primero deberán aclararse a qué segmento quieren dirigirse, si centro-derecha, centro-izquierda... Van con demasiada ambigüedad: el grupo de Les Corts no tiene el mismo reflejo social que la oposición del Ayuntamiento de València por ejemplo. Les falta asentarse ideológicamente y a partir de ahí buscar liderazgos que encaucen esa nueva situación.