ELCHE. La Cátedra Krystaline-UMH 'Eficiencia en la construcción', creada hace un año por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y la empresa Krystaline Technology, que produce y distribuye un innovador aditivo impermeabilizante del hormigón, ha alumbrado su primera publicación: un informe independiente elaborado por juristas, ingenieros, arquitectos y expertos en el sector de la construcción que, a la luz del nuevo Código Técnico de la Edificación, concluye que los pliegos de condiciones de las licitaciones de obras públicas deberían puntuar la 'durabilidad' de las infraestructuras.
El director de la Cátedra, el economista José Antonio Trigueros, y el responsable del consejo asesor de análisis del sector público de la misma, Juanjo Bolufer, destacan que, aunque de forma poco concreta, la reforma de la normativa obliga por primera vez a valorar la inclusión de elementos de sostenibilidad o que permitan alargar la vida útil de las obras. Así, el informe encargado por la Cátedra propone que las licitaciones de obra civil de Gobierno y Generalitat (puentes, carreteras, colegios, centros de salud, etc) contemplen en la valoración de las ofertas la incorporación de tecnologías que permitan alargar esa vida útil.
"Hasta ahora no se ha tenido en cuenta este factor para valorar ofertas, primamos el precio. Y de hecho, si se incluye esta tecnología como mejora, suele penalizar porque la oferta económica es más cara que la de un competidor que no lo use", lamenta Trigueros. Sin embargo, el ahorro teórico que puede conseguirse en una obra que incluya dichas tecnologías, como los aditivos cristalinos para hormigón que aseguran su buen estado hasta medio siglo, justificaría este nuevo criterio contemplado por el Código Técnico.
El fundador y CEO de Krystaline Technology, Jorge Company, impulsor de la Cátedra junto a la UMH, lleva años dedicado a 'evangelizar' al sector en España. Después de años de trabajo duro, ha conseguido introducirse en multinacionales como Cemex (a partir de una obra en Palma de Mallorca donde Krystaline hizo 'desaparecer' el agua de unos cimientos inundados por el nivel freático), FCC (que ha usado su aditivo impermeabilizante para las obras del nuevo edificio de Distrito Digital, en el puerto de Alicante) o Acciona, con quien tiene en marcha un proyecto de I+D. Pero aún así, lamenta que en España no existe una cultura del uso de aditivos cristalinos para el hormigón como en Reino Unido o Estados Unidos.
"En esos países, para construcciones afectadas por la humedad, la legislación obliga a incorporar una membrana, como aquí, y un aditivo. Es decir, una doble protección. En España aún vamos solo al precio". Krystaline ha llevado a cabo estudios en laboratorio en Chile que demuestran que su aditivo alarga hasta 25 años la vida útil de un pilar de hormigón, y está realizando pruebas en nuestro país con el Instituto Torroja. Con Acciona, su investigación se pondrá a prueba en breve con unos cajones de hormigón sumergidos en el puerto de Gijón. "Hay que cambiar nuestra cultura del precio a la sostenibilidad, la duración, el buen servicio", defiende.
La Cátedra UMH-Krystaline calcula que, empleando este tipo de productos en las obras públicas, que retardan su corrosión por efecto de la humedad, la Comunitat Valenciana podría ahorrar 1.200 millones de euros solo en obras no licitadas por no ser necesarias (al perdurar aún las originales), a los que habría que sumar alrededor de 300 o 400 millones más durante ese período en mantenimiento no necesario, al retrasarse la aparición de desperfectos. En total, unos 1.600 millones por el efecto multiplicador del uso de aditivos (que, por contextualizar, cuestan unos 20 euros por metro cúbico). A nivel nacional, "estamos hablando de un ahorro equivalente al 0,8% de nuestro PIB", subraya Trigueros.
El principal enemigo del hormigón es el agua, como sabe cualquiera que tenga un piso en primera línea de costa en la Playa de San Juan o haya aparcado en alguno de los parkings subterráneos del centro de Alicante. El aditivo de Krystaline no es hidrófobo, como la mayoría, sino que aprovecha el agua para reparar el hormigón (piensen en el operario que riega el cemento recién puesto en una obra para que no cuartee). Cemex, FCC o Acciona ya han descubierto sus propiedades, aunque al sector le sigue costando incorporarlo a sus rutinas porque eleva el precio de los contratos (con todo, es el más eficiente que existe en España, con un kilo de aditivo por metro cúbico de mezcla).
A pesar de ello, la firma con sede en Elche Parque Empresarial sigue creciendo a dos cifras (un 30% más de facturación en el último año) gracias a que en el resto del mundo su producto es mucho más apreciado que en España. En Estados Unidos, Reino Unido o Singapur, por ejemplo, se exige el uso de aditivos cristalinos en los pliegos de condiciones. Y no en el apartado de impermeabilización de la obra, sino en el de estructura. Es decir, "los países maduros lo tienen incorporado como algo fundamental". El siguiente paso en la innovadora trayectoria de la empresa es un sistema de monitorización del hormigón con Inteligencia Artificial, del que ya existe un prototipo, que podrá predecir (por ejemplo) una fisura en una presa meses antes de que se produzca.