VALÈNCIA. Uno ha sido decisivo durante los últimos ocho años en numerosos gobiernos municipales y el otro aspira a serlo. Para lograrlo han estructurado una cadena de listas locales con 150 eslabones (en algunos casos, sumando a Podem o a EU), por parte de Compromís, en la provincia de Valencia; y con 106 en lo que respecta a Vox en la misma demarcación.
Se trata de las dos formaciones que han superado el centenar de candidaturas sin llegar al pleno total o casi de los dos grandes, PP y PSPV, en los 266 municipios de la provincia de Valencia. Son los dos únicos centenarios (con entre 100 y 200 candidaturas inscritas) y el tercero y cuarto, respectivamente, en clasificación de elencos electorales.
Además de ser antagonistas políticos declarados, funcionan de forma muy diferente. Compromís disemina su capacidad de decisión entre sus colectivos locales y asambleas, que determinan sus cabezas de lista e incluso la totalidad de esta en casos de primarias completas (Alzira, por ejemplo).
En Vox todo se aprueba de manera centralizada en Madrid e irradia su aplicación al resto de España. En la provincia de Valencia se ejecuta con el plácet de su presidente, el diputado nacional Ignacio Gil Lázaro, con plena potestad para retirar a concejales y ungir a cabezas de lista exógenos en una población.
Esta última fórmula ha generado críticas internas en Gandia o Torrent. La de Compromís, por la manera de aplicar sus primarias, tampoco ha estado exenta de controversia en las dos grandes ciudades antes reseñadas, hasta el punto de derivar en una alterada escisión en Gandia.
En cualquier caso, ambas propuestas políticas aspiran a gobernar el máximo número de municipios posible y a decantar con sus votos la Diputación de Valencia. Para alcanzar este último objetivo han diseñado gran parte de su estrategia.
Compromís en la actualidad cuenta con cinco diputados, cuatro con los votos emitidos por la ciudadanía de localidades del partido judicial de València, con la vicepresidenta primera de la institución, Maria Josep Amigó (edil de Bonrepós), al frente; y uno por el de Alzira (la concejal de Cobera Mentxu Balaguer). Perdió el escaño por el partido judicial de Sueca en 2019 que había ganado en 2015. El tirón del socialista Jordi Mayor, alcalde de Cullera, lo inclinó hacia su formación. Dirige la corporación provincial en coalición con los 13 representantes provinciales del PSPV.
Este 28 de mayo aspira a volver a sumar seis escaños. Sabe que recuperar el de Sueca resulta muy complicado; no obstante, cuenta con mantener el de Alzira y anhela ganar uno más por el partido judicial de València con el reto de llegar a cinco por esta demarcación que engloba la capital y su área metropolitana y que distribuye un total de 18 escaños.
Y para lograrlo, como señalan desde la formación, “presentamos listas que abarcan el 99,8 por ciento del partido judicial de Valencia y el 95% del de Alzira”. Con el fin de mantener sus actuales cuatro escaños por l’ Horta e incluso sumar uno más, “queremos aprovechar el tirón de la capital y de localidades donde tenemos la alcaldía, como Manises, Godella, Foios, Albalat o Meliana”.
También calculan obtener registros positivos en Burjassot e incluso en Paterna o Torrent. En estas poblaciones han sufrido la retirada de su líder Juanma Ramón (en la ciudad de las cuevas y Kinépolis) y la crisis (en la capital de l´Horta Sud) que alargó la configuración de la candidatura hasta abril. No obstante, buscan la lectura positiva.
“En Torrent hemos llegado a un acuerdo con Podem y EU y se abre un escenario diferente que puede ser positivo para sumar votos; mientras que en Paterna pagamos el hecho de no tener la alcaldía entre 2015 y 2019 y ahora contamos con una candidatura renovada y con buenas expectativas”, apuntan.
Aunque lograr un escaño provincial por la Safor constituye una misión casi imposible (existe un reparto prácticamente sempiterno entre PP y PSPV), en esta comarca la fuerza compromisaria podría debilitarse con la marcha, por decisión personal, de primeros ediles como los de Oliva, Tavernes de la Valldigna o Potries. “Estar en el gobierno desgasta. De cualquier forma, se trata de localidades donde tenemos mucho arraigo y no nos debería de perjudicar”, indican desde la coalición.
¿Y con esos cálculos aseguran ser el socio decisivo del PSPV en Diputación? “Tenemos a nuestros colectivos movilizados y optimistas. En una formación como la nuestra que vive de la implantación local, esa circunstancia nos hace confiar mucho en nuestras posibilidades”, sostienen, para indicar otro factor. “Si desaparece Ciudadanos existirá una redistribución de diputados, de manera que, sin subir mucho más, podríamos sumar otro”, concluyen.
Vox ha sido la cuarta formación que más candidaturas ha presentado en la provincia de Valencia. Ha alcanzado las 106 y ha cubierto, por ejemplo, todo el partido judicial de València, con lista incluso en el pequeño municipio de Lloc Nou de la Corona. Esto convierte la provincia en la segunda con más listas locales de la formación voxista tras Madrid y le permite abarcar el 88,1% del censo.
Su mirada está puesta en la Diputación de Valencia, en la que en la actualidad únicamente cuenta con el concejal de Paterna Joaquín Alés como diputado. Si en sus pronósticos se halla “quintuplicar” su actual cifra de ediles, la misma traslación podrían hacer a la corporación provincial. Esta circunstancia les transformaría en decisivos y les permitiría entrar en un hipotético ejecutivo sumando sus escaños a los de un PP en cuyas cábalas se encuentra llegar hasta 12 (la mayoría absoluta se alcanza con 16).
Sus posibilidades de conseguir escaño en algún partido judicial que no sea el de València resultan bastante remotas. Por ese motivo sus esfuerzos los centran principalmente en el área metropolitana.
“Vamos a mejorar resultados en todos los municipios”, insisten aupados por las encuestas favorables y por la experiencia adquirida en estos pasados años. Ya no son un partido novato y cuentan con serias posibilidades de disparar su presencia en localidades como Moncada, donde el PP ha perdido a gran parte de la afiliación; en Paterna, impulsados por la gestión de su grupo municipal y el peso de su marca; o en Burjassot, con Manuel Tórtola, experto en mercadotecnia, como cartel electoral.
De hecho, en esta última población la encuesta del centro escolar La Fontaine, que ha adquirido cierto prestigio desde que comenzó a elaborarla en 2011, le da el 21% de los votos y entre cuatro y cinco concejales, el doble de los que sumaría un PP local hundido por las imposiciones internas y con una lista en la que abundan familiares del alcaldable, José María Caballero.
En municipios como Mislata, con la labor del concejal Álvaro Galán, que ha destacado como la oposición más intensa al alcalde, Carlos Fernández Bielsa, o Tavernes Blanques, con la activa Laura Carrasco –quien denunció a la alcaldesa socialista recientemente por negarle una subvención para atender a su hijo con discapacidad por considerarla incompatible con su cargo de edil-, Vox ha añadido una tenaz labor municipalista a la suma de la marca.
El 28 de mayo aspira, con esos mimbres, a multiplicar su representación local y provincial. Por su parte, Compromís también confía en mantener su poder municipal e incluso incrementarlo en algunas localidades y en sumar un escaño más en la Diputación. Dos partidos opuestos con una oferta programática distinta que comparten sueños electorales.