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el joven turco / OPINIÓN

El año de los sueldos

Foto: Pexels/ Energepic.com
5/12/2022 - 

Estamos a punto de celebrar el aniversario de la aprobación de la reforma laboral. Contó con el acuerdo de los agentes sociales, capaces de llegar a acuerdos en un clima de mucha incertidumbre y dando una lección a quienes viven de la polarización interesada, incendiando el parlamentarismo o negando la legitimidad del de enfrente. Aquí sin embargo, como diría el recientemente fallecido Enzensberger existieron ‘heroes de la retirada’, en sindicatos y también en un ejercicio histórico entre la patronal capaz de renunciar a posiciones que hasta la fecha habían permanecido como mantras económicos. Esa idea de que, a más derechos, menos empleo, quedó sólo reservada para una derecha que parapetada en un informe del Banco de España alertando del apocalipsis y la perdida de miles de puestos de trabajo intentaba que se mantuviera entre la mayoría una moral de sacrificio necesario. Votaron en contra, por el bien de quienes se beneficiaban de la reforma y sólo nos salvo de ser salvados el error del diputado Casero. Héroe por accidente de la lucha por los derechos de los trabajadores en España.

Se alegrará de comprobar que un año después su error es el más prolífico de nuestro parlamentarismo reciente. Este país ha batido el record de personas trabajando, pese a la pandemia, la inflación y los efectos de la guerra. Hemos pasado de que sean una inmensa minoría a que, por ejemplo, en nuestra ciudad los contratos indefinidos sean más del 50% mes tras mes. Ha cambiado el paradigma. Lo que quiere decir que esas personas han ganado la posibilidad de pensar a medio plazo, poder tener proyectos de vida y en definitiva salir de la incertidumbre de la temporalidad. La zona de confort que más que un sitio donde escaparse es un espacio en el que deberíamos intentar que pudiera establecerse todo el mundo. Que llegaran a ella las 48.839 personas que, son la cifra más baja en 14 años de personas en desempleo, pero siguen esperando una oportunidad a la que tienen derecho.

Con todas las dificultades, pero la responsabilidad de ese acuerdo, que tuvo como antecedentes otros como el de los ERTE, ha provocado que este país crezca más y sobre todo que se viva mejor en el. Y no deben ser un oasis en un desierto de compromisos políticos. Si en ese momento hubo que sentarse a acordar para remontar rápidamente el desempleo de la covid y que empezáramos a romper la maldición de la temporalidad del empleo español que nos hace más vulnerables a cualquier temblor económico hoy hay que hacerlo para proteger el poder adquisitivo de los españoles y las españolas. Porque es cierto que entre quienes no tenían un empleo y hoy lo tienen hoy es innegable que han mejorado las perspectivas o que hay alguna razón para el optimismo cuando somos el país donde menos están creciendo los precios de la Unión Europea, en todas las casas de este país el mismo sueldo hoy es menos dinero.

Foto: Pexels/ Yury Kim

Y en ambas partes de la mesa hoy deben existir de nuevo héroes de la retirada. Creo que lo han entendido ya los sindicatos que, en el espacio del empleo público, ya han pactado que los incrementos de sueldo se hagan de forma progresiva. Conscientes de que han de arrimar el hombro, pero como es lógico defendiendo que en el medio plazo nadie se empobrezca. Y lo debe entender también la patronal, donde hay empresas que están ganando más (ahí está el impuesto de sociedades para demostrarlo) y también otras muchas que están pasando dificultades. Porque existen empresas que están trasladando los costes a sus precios, otras que no pueden hacerlo. Pero ningún trabajador puede estirar más su nómina cuando sube una factura o la cesta de la compra.

Por eso, se puede entender perfectamente que un pacto de rentas significa hacer viable una empresa evitando subidas de salarios imposibles de asumir, pero pacto de rentas no significa ni subir los salarios ahora como los precios, ni tampoco compensarlo en el futuro. No es una opción asumible, pero tampoco inteligente la de hacer al conjunto de trabajadores y trabajadoras más pobre. Va en contra del crecimiento como país, como lo iba recortar derechos laborales dijeran lo que dijeran los que decían que sabían. Que exista una clase media lo más amplia posible, que nadie quede atrás y que la mayoría tenga la capacidad de comprar aquello que necesita y que desea no es una utopía inalcanzable. Es lo mejor que le puede pasar también a quienes pagan esos salarios.

Antes de que comencemos todos con los deseos para el año que entra yo ya lanzo el mío. Si un gran acuerdo convirtió el 2022 en el año de los contratos, otro debe convertir 2023 en el año de los sueldos.

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