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El 'corazón partío' del PSPV sobre una nueva victoria electoral de Pedro Sánchez

12/09/2019 - 

VALÈNCIA. Este lunes los equipos negociadores del PSOE y Podemos se reunían nuevamente para tratar de acercar posturas en la negociación que debe evitar una nueva cita electoral el próximo 10 de noviembre. La fecha de caducidad para un pacto se acerca peligrosamente -el 23 de septiembre es el último día para la fumata blanca- y los estrategas de los principales partidos políticos empiezan a resignarse a la idea de una repetición de los comicios.

Un escenario que, según diversas encuestas, podría tener como principal beneficiario al socialista Pedro Sánchez, que viene haciendo denodados esfuerzos por ganar la pelea por el relato. O lo que es lo mismo, conseguir que la culpa por la que no hay gobierno recaiga sobre otros partidos tanto a derecha como a izquierda.

Ahora bien, desde el punto de vista estratégico, ¿le conviene al PSPV de Ximo Puig una nueva victoria de su compañero en las urnas?. Pocos son entre los socialistas valencianos los que se atreven a admitir, al menos en privado, que no son demasiado optimistas respecto a otro mandato de Sánchez pero haberlos, haylos o, al menos, tienen el 'corazón partío' tal y como decía en su canción Alejandro Sanz.

A priori, la lógica indicaría que una victoria de Sánchez podría permitir unos presupuestos que favorecieran a la Comunitat Valenciana respecto a otros años tal y como apuntaban las cuentas impulsadas por el PSOE que no salieron adelante por los votos en contra de los partidos conservadores y los independentistas. Sin duda, esa sería la medida más positiva para el PSPV a corto plazo en lo que se refiere a una nueva victoria de Sánchez.

No obstante, aunque el líder del PSOE repita como fuerza más votada, entre los socialistas valencianos no confían demasiado en que reúna una mayoría que le permita no contar con Unidas Podemos y alguna de las fuerzas nacionalistas. Habrá que retomar de nuevo unas negociaciones que, tal y como se ha visto en los últimos meses, pueden convertirse en agónicas.

 

Siendo optimistas y dando por hecho que estas conversaciones llegaran a buen puerto, Sánchez y los suyos tendrían por delante la sempiterna reforma pendiente del sistema de financiación que perjudica notablemente a los valencianos. Según lo acordado con Compromís en la última reunión, el presidente en funciones está dispuesto a presentar una primera propuesta de remodelación del sistema ocho meses después de ser investido. Unos plazos de los que muchos dudan dado que desconfían de que Sánchez se atreva realmente a abrir el melón del reparto entre comunidades autónomas.

Tal y como se ha visto en los últimos días, Compromís, socio principal del PSPV en el Govern del Botànic, ha empezado a perder la paciencia con este asunto y sus pesos pesados (Mónica Oltra o Vicent Marzà) han criticado públicamente con dureza tanto a Sánchez como a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. En este último caso, además de por la financiación, las protestas se han producido por la actualización de las entregas a cuenta pendientes y el adeudo del IVA de diciembre de 2017: un total de 730 millones de euros que debe recibir la Generalitat que, a día de hoy, está estudiando recortes presupuestarios de cara a la recta final del año.

Con este escenario, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, forzó una reunión con la ministra de Hacienda que se celebrará el próximo lunes. Una manera de intentar retomar el liderazgo de la reivindicación y tratar de regresar de la cita con alguna solución que le permita destacarse frente a sus socios en el Consell. 

Echando la vista atrás, resulta evidente que los socialistas valencianos vivían mucho más cómodos con Mariano Rajoy en La Moncloa. Las reivindicaciones eran exactamente las mismas que las de Compromís pero para Puig resultaba más fácil sacar rédito político debido a su posición como jefe del Consell.

Sin embargo, el temor de que Sánchez vuelva a gobernar y no tome el toro por los cuernos especialmente en la financiación autonómica, hace que el sudor frío emane de la piel del PSPV. El nivel reivindicativo de Compromís en los últimos días ha puesto de manifiesto que a Puig pueden acabársele las maniobras evasivas para disculpar a sus compañeros de Madrid. 

Como muestra, un botón, la plataforma por la financiación que congrega a las fuerzas del Botànic, además de sindicatos, organizaciones empresariales y otros colectivos, lleva siete meses sin reunirse. Una situación de parálisis ante la que Compromís empieza a inquietarse sabedor de que en este momento puede destacarse frente a las ataduras del PSPV y más aún ante una posible contienda electoral. Precisamente esta entidad fue la encargad de montar una multitudinaria manifestación en noviembre de 2017 bajo el lema: 'Per un finançamente just'. Rajoy era el inquilino de La Moncloa entonces. 

Por otro lado, para los amantes de la estrategia orgánica, en el entorno de Puig hay quien sacando el resto de variables de la ecuación opina que por esta vía no resulta lo más recomendable ver a Sánchez de nuevo en La Moncloa, pese a que el líder valenciano ha mejorado notablemente su relación con el presidente en funciones. Ahora bien, una apuesta tan arriesgada como la que parece lanzar el líder del PSOE podría conllevar una caída de participación que terminara por permitir que la derecha sumara. Una situación que, de ocurrir, podría pasarle una factura muy cara a Sánchez. Esto debilitaría a la principal corriente alternativa al 'ximismo', que se concentra en torno al ministro de Fomento -que dejaría de serlo- y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.


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