VALÈNCIA. Es inevitable que, en vísperas de un proceso electoral, las distintas formaciones políticas que tomarán parte del mismo imaginen cómo se organizarán en el futuro suponiendo cuáles serán sus resultados con vaticinios, eso sí, generalmente optimistas.
Una suerte de cuento de la lechera que, se confirme después o no, suele condicionar ciertas estrategias internas previas basadas en promesas de cargos futuros. Más allá de esto, estas cábalas conforman movimientos en un tablero de ajedrez imaginario en el que los estrategas de los distintos partidos tratan de intuir las jugadas de sus oponentes -y también de los posibles aliados- para ir siempre un paso por delante e intentar, además, conseguir el favor de la opinión pública.
Así, aunque suela negarse ante preguntas de los medios, en las reuniones, comidas o citas informales de dirigentes de los partidos se abordan este tipo de debates de política-ficción que, en no pocos casos, predicen situaciones que posteriormente se acaban convirtiendo en realidad.
Sin ir más lejos, el adelanto electoral acometido por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se basa en una posible mejoría del PSPV-PSOE por unir su destino al de las elecciones generales de Pedro Sánchez; Compromís confía todavía en sus posibilidades para dar la sorpresa y ser primera fuerza de la izquierda o, en su defecto, conseguir un resultado que le permita conseguir la jefatura del Consell o una mayoría en el Gobierno valenciano; y en Podemos se comenta que si sus votos son necesarios pedirán un mínimo de tres consellerias (dos para la formación morada y otra para Esquerra Unida). De hecho, ya han propuesto la creación de una cartera de feminismo y LGTBI.
Unos castillos en el aire que pueden tornarse reales -en algún caso- o esfumarse con una victoria del bloque de derechas que venza al Botànic y deje la hegemonía de la izquierdas en la Comunitat como un mero paréntesis.
En cualquier caso, PSPV, Compromís y Podem-EU deben partir a priori como favoritos dado que la suma de estas fuerzas superó a la derecha de forma holgada en 2015: dado que ya existe una experiencia negociadora entre ellos, resulta más asequible aventurarse con escenarios que internamente se comentan en estas fuerzas políticas y que, en la mayoría de casos, arrojan una conclusión en la que se produciría un aumento de consellerias hasta -al menos- las 14, cuatro más que en la actualidad. Una tesis, el del incremento y el resideño del Ejecutivo, que hasta el propio Puig admitió meses atrás en una entrevista a la revista Plaza.
Escenario 1. El Botànic sigue con resultados similares. Una combinación en la que PSPV se mantiene como fuerza más votada del bloque de izquierdas pero donde la suma de Compromís y Podem-EU le supera en representación no implicaría la misma negociación que en 2015. En primer lugar, regresaría a buen seguro el debate sobre la Presidencia de la Generalitat -Ximo Puig o Mónica Oltra-; en segundo, la alianza entre Podem-EU sí pretende entrar en el Consell a diferencia de lo que ocurrió con la formación morada en 2015. Así, aunque los socialistas pudieran retener la jefatura del Gobierno, la negociación se centraría en un aumento de carteras en las que podrían quedar en minoría.
Escenario 2. El Botànic sigue con un aumento del PSPV y un descenso de sus socios. El escenario más favorable para los socialistas no implica permitirles sumar la mayoría con un solo socio, por lo que aunque su distancia se incrementara lo más probable es que necesitara igualmente a los dos actores eso sí, con la continuidad de Puig asegurada. Ahora bien, la negociación siendo los votos de Compromís y Podem-EU necesarios, también terminaría más que probablemente con un incremento del número de consellerias, dado que los socialistas querrían ostentar la superioridad en el Pleno del Gobierno valenciano, algo que le ha permitido en esta legislatura adelantar las elecciones con el voto en contra de Compromís.
Así pues, todo apunta a que la entrada de Podem-EU en el Ejecutivo terminaría incrementando el número de carteras dado que el PSPV siempre deberá disponer al menos de la misma cantidad de consellerias que la suma conjunta de sus dos socios de gobierno para así ostentar el control absoluto del mismo ante posibles eventualidades.
Escenario 3. El Botànic sigue con mayor igualdad o sorpaso al PSPV de Compromís o Podemos. A día de hoy, es la combinación a priori menos probable según las distintas encuestas y también por la propia tendencia que marcan las elecciones generales. En cualquier caso, las negociaciones en función de los reequilibrios que arrojaran las urnas apuntarían igualmente a un probable aumento de carteras por la conjunción de cuatro partidos políticos en el Gobierno y por la misma exigencia de un equilibrio en el número de consellerias aunque los socialistas no ostentaran la Presidencia.