VALÈNCIA. Ya hay cifra: alrededor de 120 millones de euros. Se trata de la cantidad estimada que espera lograr el Valencia CF con la venta de las parcelas de Mestalla, una suma a caballo entre las aspiraciones iniciales del club y el actual precio de mercado de la ciudad. El dato se desprende del cuaderno de venta de los activos que ya ha repartido a los interesados Deloitte, la consultora responsable del proceso.
En concreto, fuentes de dos de los equipos que aspiran a quedarse con los terrenos consultadas por Valencia Plaza coinciden en la horquilla en la que se mueve el club: entre los 115 y los 120 millones de euros. Se trata de un valor inexacto porque, según explican las mismas fuentes, la entidad que preside Peter Lim no habla en el cuaderno de una cifra concreta. Lo que hace es exponer una relación de precios de venta de inmuebles del entorno del estadio para orientar la puja de los interesados.
En cualquier caso, tomando dichas referencias, ambos actores consultados por este diario llegan a la misma conclusión: el València considera que las parcelas de la Avenida Aragón, que cuentan con una edificabilidad de alrededor de 100.000 metros cuadrados de techo (incluida una importante superficie comercial), tienen un valor de unos 120 millones en las condiciones en las que salen a la venta.
Y éste es otro asunto esencial de cara a la operación: las peculiares circunstancias en las que el club traspasa los activos. Al respecto cabe subrayar que el Valencia CF vende el inmueble conforme está, de modo que el comprador debería hacerse cargo de la demolición del estadio -con el agravante económico que ello conlleva-.
Tal vez por este motivo el Valencia ha rehusado a fijar un precio mínimo para la transacción. Los candidatos pueden pujar a la baja si consideran que se trata de un importe demasiado alto para un activo que no solo cuenta con la particularidad de que existe un estadio por demoler: los nuevos dueños también se enfrentarán al hándicap de esperar años hasta poder hacerlo -el tiempo que el club tarde en concluir el Nou Mestalla y mudarse-.
A estos tres factores -lo elevado de la cifra, la presencia de un estadio por derruir y el tiempo de espera hasta poder hacer uso del activo- se une un cuarto elemento de riesgo en la inversión: la premura del proceso de venta.
Según la información de la que dispone este periódico los interesados tienen de plazo hasta el próximo 8 de noviembre para presentar ofertas no vinculantes, y cumplido este trámite el Valencia CF activará un nuevo periodo para convertir dichas ofertas en vinculantes. En función de este calendario los aspirantes deberían ser capaces de comprometer la cifra de su puja de cara a la próxima navidad.
Alianzas necesarias: fondos y operadores de terciario
En consecuencia, todo apunta a que el proyecto vencedor de este proceso -salvo que quede desierto- deberá contar un el respaldo de un poderoso socio financiero, alguien con el suficiente músculo como para acometer una operación del calibre y del riesgo descritos con tan poco margen de maniobra.
Además, la presencia en el ámbito urbanístico de un importante porcentaje de superficie terciaria también hace aconsejable la presencia de un aliado dispuesto a explotar este espacio. La capacidad de las ofertas para poner en valor esta superficie les permitirá presentar una oferta más competitiva.
Como reveló este diario, entre las empresas valencianas interesadas en este proceso de venta se encuentran la sociedad inversora Atitlan, la promotora Grupo Ática y la constructora Bertolín; tres firmas que, presumiblemente, acudirían como socio local en diferentes alianzas empresariales.
El presidente del Valencia CF, Anil Murthy, indicó al anunciar el compromiso con Deloitte que los actuales precios del suelo ya hacían viable la operación de venta. "Consideramos que el mercado inmobiliario ha evolucionado lo suficiente como para responder a nuestros objetivos", afirmó exactamente el mandatario.
Está por ver, no obstante, qué ocurriría si la mayor de las ofertas se aleja mucho de los alrededor de 120 millones que espera el Valencia. En el mercado inmobiliario se especula incluso con que, de producirse esta circunstancia, el máximo accionista del club estaría dispuesto a acometer él mismo la operación.