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el sur del sur / OPINIÓN

Formación poco dual

13/03/2022 - 

El debate político sobre la educación suele concentrarse en la etapa de enseñanza obligatoria, el uso de las lenguas -con posición ya fijada por el TSJ- o la situación de las infraestructuras. Afortunadamente, el debate de las becas ya pasó; el de las tasas parece que también y pese a que se han dado pasos muy importantes en los últimos años, la gran asignatura pendiente sigue siendo la Formación Profesional. Es una etapa que le sigue faltando mucho valor, que la empresa privada requiere como una materia prima más de sus productos y que cada día va a ser más necesaria para todos en general, pero fundamentalmente para aquellos que se dan golpes en el pecho para hablar de la diversidad productiva de la Comunitat Valenciana y su riqueza.

Insisto, vaya por delante que en los últimos años se han dado pasos importantes y ha aumentado la oferta de ciclos; en algunos sectores, como la automoción y sus auxiliares o el metal, sí que se dan buenos ejemplos de la denominada FP dual: el alumno se saca el título y hace las prácticas en una empresa; completa su formación y con suerte, se queda allí trabajando. Esto, repito, que ya cunde en algunos sectores, debería ser más generalizado. Pero sobre todo, proyectar una verdadera oferta de formación que atienda a las necesidades de la empresa. En algunos sitios se dará, pero en la mayoría, a día de hoy, no.

Le pongo dos ejemplos. El calzado sigue teniendo, a día de hoy, problemas a la hora de encontrar profesionales formados, que puedan participar con garantías en la cadena de valor de un producto que después vemos en la tienda con un precio superior a los 90 euros. Además de ello, el calzado sigue teniendo otras asignaturas pendientes, que quizás esta crisis de la pandemia -más las turbulencias que genere el conflicto bélico de Ucrania- puede solventar. De tener personal más formado, que lo necesitan para afrontar la digitalización, habría menos economía sumergida; los operarios se verían más valorados y tendría una mayor estabilidad en sus empresas. La temporalidad, como en el sector servicios, sigue siendo uno de sus principales hándicaps. Además de ello, de formarse o formarlos, en una empresa, además de un FP, las empresas podrían hacer valer el sentimiento de pertenencia. El trabajador como elemento de valor de una empresa. A día de hoy, eso no se da.

La pandemia ha devuelto algunos procesos de producción industria al entorno. Son las denominadas relocalizaciones. La industria, por tanto, necesita mano de obra formada, pero al igual que con el calzado, apenas tiene oferta formativa que le suministre operarios especializados para estar al frente de procesos que requieren ciertos conocimientos. Es otro ejemplo de que la oferta de la FP dual y la oferta académica que oferta mantiene ese diálogo de sordos, pese a los esfuerzos que ha hecho el Botànic para escucharse.

Pero además de esa distancia, de esa formación poco dual, hay otro handicap, del que no tiene culpa la Conselleria de Educación. La tienen los padres y las madres y las administraciones locales. Los padres por permitir que sus hijos sólo quieran ser youtubers, tik tokers, o comunity managers, oficios nobles, también, pero quizás no da para un sueldo, en algunos sitios, o para todos los hijos, en otros casos, mientras el mercado demanda otros perfiles, que ofrece buenos sueldos y bastante estabilidad. La industria, bien implantada en un territorio, versátil ante los cambios y con capacidad de adaptarse en su mercado, suele ser un elemento muy fiable. Y si tiene gente formada, todavía más.

Y el otro responsable son los ayuntamientos, a veces capaces de reclamar para sus municipios ciclos formativos con una generación de puestos de trabajo finito, pero sordos ante la industria (o la economía) de su término municipal. La Conselleria de Educación debe poner los ciclos que le pide el entorno, pero cuando no lo hace, el ayuntamiento, como administración de proximidad, debe presionar ante las demandas de sus empresas y conseguirlos. Dejar que sus vecinos sean (o quieran ser) todos youtubers es un fracaso del padre y de la madre, pero también de la política.

Y si quieren más, ahí tienen la gastronomía, con los CDT formando a cocineros sin título oficial -de FP-, y a las universidad ofertando titulaciones cuyos perfiles no acaban de encajar en lo que necesita el mercado. Pero, cuando debates, todos somos muy buenos, lo nuestro es lo mejor, la gastronomía, los hostelería, el calzado, el juguete, etc. ¿Pero alguien ha pensado alguna vez en darle el valor o el reconocimiento formativo que necesitan ahora que no somos ni una comunidad de camareros? (entre otras cosas, porque de eso también vamos escasos). Es una cuestión de todos, empezando por la casa de uno mismo, y por la economía del entorno, a la que hay siempre hay que escuchar. Y requiere esfuerzo.

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