VALÈNCIA. En tiempos de crisis la renovación puede ser la única forma de supervivencia. Bien lo saben muchas empresas que a lo largo de estos meses de pandemia han ido adaptando sus líneas de producción a las nuevas demandas del mercado. Ahora, con un abrupto desplome del turismo, los hoteles buscan una segunda oportunidad para no morir.
Más allá de políticas de cancelación más flexibles, descuentos suculentos o habitaciones gratuitas para colectivos que hayan estado luchando en primera línea contra el coronavirus, se lanzan a dar un giro de 180 grados al negocio para conseguir cuadrar sus cuentas. Y una de las opciones que se barajan es la reconversión de habitaciones en 'minioficinas'. Una forma de sacar rentabilidad a sus espacios, especialmente ahora que acaba la temporada estival.
Se trata de una fórmula adoptada ya por la cadena francesa B&B Hotels, con 33 alojamientos en España, que ha adaptado parte de sus estancias para que autónomos y empresas puedan hacer uso de ellos para trabajar. Su propuesta pasa por un alquiler por días, entre las 9.00 y las 19.00 horas, en habitaciones que disponen de wifi, escritorio, servicio de impresora, botella de agua en el minibar, café y té gratuito las 24 horas del día en el hall del hotel y baño privado.
"Tras la crisis sanitaria que ha obligado a las compañías a reinventarse, hemos detectado la necesidad creciente de encontrar un lugar de trabajo tranquilo, cómodo y con una red wifi que permita mantener videoconferencias a un precio asequible", explica Lucía Méndez-Bonito, consejera delegada de B&B Hotels en España y Portugal.
No obstante, no es el único grupo que se ha lanzado a hacer este cambio en sus instalaciones. También el grupo Accor ha lanzado la oferta 'Room Office' que permite reservar estancias de 8.00 hasta las 20.00 horas para trabajar. "Durante este 2020 hemos aprendido a adaptar y restablecer nuestras prioridades. También tuvimos que aprender a cambiar la rutina diaria en la oficina y trabajar desde casa", señala la compañía en su web. Y, con el objetivo de ofrecer un "lugar adecuado" para trabajar, la cadena ofrece habitaciones, que se pueden reservar por días, semanas o meses, para que quienes no puedan teletrabajar desde casa cuenten con un espacio privado para poder hacerlo.
Un paquete similar ha puesto en marcha la cadena colombiana Dann, con establecimientos en Perú y Colombia. En su caso, la oferta se llama 'Hotel Office' y permite la reserva de algunas de sus habitaciones en establecimientos concretos para su uso como lugar de trabajo de cuatro u ocho horas o para dos días. Y es que la necesidad de 'reinventarse' ha llevado al sector a tirar de ingenio para conseguir sacar adelante un negocio muy golpeado por la crisis.
"La situación generada por la pandemia obliga a tomar medidas creativas y es lo que el conjunto del sector se está planteando", señala Bruno Hallé, socio y codirector de la consultora Cushman&Wakefield Hospitality en España. Aunque ve "difícil" predecir qué puede pasar en un futuro, su percepción es que esta nueva vida que han buscado algunas cadenas hoteleras es "una solución más de las muchas que se están planteando en un momento que es complejo".
"Estamos viendo algunas firmas hoteleras que lo plantean tanto en España como a nivel internacional. También pequeñas cadenas están haciendo planteamientos similares, como habilitar espacios de coworking en los que ofrecen servicios también de comida y bebida", explica, para señalar que esta 'reconversión' es "una opción más dentro del conjunto de alternativas que están aplicando algunos de los hoteles que están abiertos, que son además muy pocos, ante la baja demanda existente".
No obstante, Hallé asegura que se trata de "casos puntuales" por la actual coyuntura y ante la caída de las pernoctaciones y el desplome del turismo, pero no cree que pueda ser una tendencia que vaya a cuajar en los próximos años. "Tengo dudas respecto a su continuidad, ya que el mercado no tiene una demanda real para este tipo de producto", apostilla.
Una reconversión coyuntural que contrasta con la tendencia de los últimos años, en la que eran las oficinas las que cambiaban su uso por el hotelero ante el 'boom' turístico en España. Un escenario que permitió la entrada de operadores internacionales de primer nivel, posicionando a las ciudades españolas como destinos a nivel internacional. Esta circunstancia, unida a la falta de suelo en el centro de las ciudades, derivaba en la búsqueda por parte de inversores y operadores hoteleros de activos muy céntricos, como son las oficinas, para su reconversión, según un informe de la consultora Colliers.
Además, la unificación de sedes de bancos y grandes empresas en edificios corporativos dejó edificios de oficinas en desuso, en localizaciones céntricas, que los inversores han aprovechado para transformar en alojamientos hoteleros. En València existen varios ejemplos: el Autograph Collection en la antigua sede de la CAM o el hotel que Join Contract ha proyectado en la que fuera sede de Banesto. También en Madrid: el Four Seasons Madrid en el antiguo edificio de Banesto en la Plaza de Canalejas, el nuevo Edition en la antigua sede de Bankia en la plaza de Celenque, junto a la Puerta del Sol o el futuro Radisson Collection de Bilbao, situado en el inmueble que en su día ocupó el Banco Santander en la ciudad.
No obstante, en la actual situación de crisis, el escenario ha cambiado. La pandemia provocada por el coronavirus ha frenado en seco el 'apetito' inversor en este tipo de activos a nivel nacional ante la incertidumbre sobre la evolución económica. La caída viene arrastrada por el fuerte impacto que la actual coyuntura ha tenido sobre el turismo y la hostelería. El visitante internacional, que supone más del 65% de las pernoctaciones en España, se ha esfumado, y la temporada estival de este año aguanta a base de los nacionales.
Así, según las cifras que maneja la consultora CBRE, durante los seis primeros meses del año el volumen de inversiones en este segmento asciende a los 600 millones de euros, menos de la mitad que el pasado ejercicio en el mismo periodo. A falta de los últimos meses del año, las cifras de 2019 están lejos de repetirse. Y es que el pasado año se alcanzaban los 2.500 millones de euros en 126 activos hoteleros, que sumaban 15.000 habitaciones aproximadamente y 3.200 futuras habitaciones en edificios, solares y proyectos vendidos.
Un contexto complicado que hace prever que en los próximos tiempos pueda haber menos oferta hotelera y que ha llevado al sector a tener que idear una 'nueva vida' para sus alojamientos con el objetivo de evitar cierres y salir cuanto antes de los números rojos.