MADRID. Aunque la oferta de adquisición de Liberbank por Abanca ha sido retirada, este evento ha puesto de manifiesto un punto clave: todavía no hemos visto el final de consolidación bancaria en España. Si bien el acercamiento de Abanca a Liberbank y a algunos de sus accionistas clave fue como 'meter el zorro en el gallinero', la retirada de la oferta de compra -justificada por la imposibilidad de Abanca para acceder a los libros de Liberbank y llevar a cabo las diligencias debidas ante el plazo formal de licitación de 10 días de la CNMV- ha supuesto un caso peculiar.
El sentimiento siempre pareció estar en contra de la oferta no vinculante de 0,56 euros por acción que ofrecía Abanca, ya que, al adoptar un enfoque hostil, Abanca se enfrentaba a Unicaja Banco en la carrera por hacerse con el control de Liberbank. Entre tanto, el proceso de due dilligence en la negociación entre Unicaja y Liberbank se espera que acabe en acuerdo en las próximas semanas, tras la confirmación por parte de ambas entidades de contactos preliminares con vistas a una fusión.
A principios de febrero, el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, y su homólogo de Unicaja, Enrique Sánchez, adoptaron un enfoque claramente coordinado de no hacer comentarios; Menéndez solamente dijo “las conversaciones siguen su camino" y Sánchez confirmó que el contacto entre los dos bancos estaba en curso.
Más allá del flujo de noticias reciente, la especulación sobre fusiones y adquisiciones bancarias en España es una constante; la mayor parte de la atención se centra en el segmento de tamaño mediano, con Bankinter, Kutxabank, Unicaja, Abanca, Liberbank, Ibercaja y (en menor medida y de una forma ligeramente diferente) en Cajamar Caja Rural.
Aunque reconocemos que estamos llegando al final del proceso de consolidación, seguimos creyendo que existen oportunidades. Existe muy poca superposición entre las franquicias de bancos regionales que podrían intentar fusionarse como una forma de diversificar y ampliar su negocio.
Desiguales franquicias
También vemos que algunos de los bancos más grandes, como Bankia y Sabadell, posiblemente estén buscando realizar operaciones corporativas para completar sus desiguales franquicias. En este último punto, ni siquiera las instituciones más grandes del país están a salvo, dado que las fusiones de BBVA-Bankia o Sabadell-Bankia también han sido objeto de especulación mediática.
El aumento de tamaño sería, evidentemente, uno de los resultados de la fusión entre bancos regionales de tamaño mediano. Muchas de las fusiones posibles entre estos bancos llevarían a la entidad resultante a ocupar la sexta posición por activos, por detrás de Banco Sabadell y los cuatro grandes (Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Bankia). Se trata de mucho más que de lograr aumentar el tamaño.
La principal motivación estratégica de la consolidación entre los bancos regionales españoles es la intención de crear una mayor capacidad de inversión para la digitalización. Esto no es un asunto trivial: sin esa capacidad, los bancos regionales independientes no podrán resistir la competencia de los bancos más grandes en una era de rápidos cambios en el comportamiento de los clientes.
Esto eclipsa los beneficios del ahorro de costes o de las sinergias de ingresos. Sin duda hay espacio para reducir costes en las funciones centrales, pero hay un solapamiento muy limitado en las redes de sucursales, dado el carácter ampliamente regional de gran parte del sector bancario español. En cuanto a las sinergias de ingresos, éstas sólo pueden lograrse en la medida en que un banco tenga un nicho de negocio exitoso que pueda traspasarse con éxito a la base de clientes de otro banco.
Impedimentos potenciales
Existen algunos impedimentos potenciales para las fusiones y adquisiciones. La gobernanza es una, más específicamente, la gestión de la reducción del equipo directivo y la plantilla. Cualquier fusión también necesitaría obtener la aprobación del supervisor, aunque este aspecto suele estar relacionado con cuestiones operativas fundamentales en torno al capital, que se convierte en una cuestión importante si los inversores quieren salir del accionariado y los bancos necesitan aumentar el efectivo.
Consideramos que la consolidación en el mercado es positiva, especialmente entre los bancos regionales de menor tamaño, ya que permite a las entidades ampliar sus esfuerzos de digitalización y competir con los grandes actores en igualdad de condiciones. Si la crisis bancaria española tiene un lado positivo, es la consolidación del sector, que ha permitido una racionalización material de las estructuras de costes y ha liberado presupuestos para inversiones muy necesarias en la digitalización.
Marco Troiano es responsable de Ratings de Instituciones Financieras de Scope Ratings