VALÈNCIA. El sector de la agricultura atraviesa una crisis que requiere de una intervención urgente. La falta de rentabilidad -derivada de los altos costes de producción y los acuerdos internacionales- repercute de forma negativa sobre los campos y los trabajadores, que exigen a la Administración soluciones inmediatas para revertir la situación.
Tanto el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, como el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, han señalado la diferencia entre el precio en origen y el coste de producción como uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta el colectivo. Tal y como ambos explican, el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia ha provocado un aumento del importe de las materias primas -como los fertilizantes-, de la mano de obra, de la electricidad y del gasóleo, entre otros.
Cristóbal Aguado critica: "Los precios que recibimos por producir son los que marca el supermercado. El precio se fija de arriba hacia abajo y lo que queda es para el agricultor; eso significa que está vendiendo a pérdidas y demuestra que la Ley de la Cadena Alimentaria realmente no funciona". Además, asegura que mientras no se pague un valor justo, se seguirá generando un abandono de tierras: "En este momento, la Comunitat Valenciana es la comunidad de España que más superficie abandonada tiene con más de 164.000 hectáreas", declara.
Otra de las inquietudes es la rivalidad con productos extranjeros, a quienes acusan de ejercer una competencia desleal: "Las importaciones de países terceros compiten en el mercado europeo con unos estándares de producción inferiores a los nuestros, pueden venir y ofertar muy barato. Hay que hacer acuerdos internacionales porque el comercio debe tener fluidez, pero hay que hacerlos con cierto orden", sostiene Carles Peris. A su vez, reivindica la necesidad de defender a los productores de proximidad. Por ejemplo, a través de una mejora en el etiquetaje de los productos en los grandes supermercados que permita identificar rápidamente el lugar de procedencia.
Esta descapitalización en el sector primario produce una inestabilidad que tiene dos consecuencias directas: la falta de cualificación profesional y de juventud poblacional. Según afirma el presidente de AVA-ASAJA, el trabajo cotidiano del campo se ve afectado debido a la carencia de profesionales formados en materias básicas como la pulverización o la poda. Ante esto, propone que el gobierno financie cursos de formación a los nuevos trabajadores para así garantizar una mejor labor.
La dificultad de conseguir una rentabilidad y, por tanto, una estabilidad financiera, también hace que las nuevas generaciones no se atrevan a incorporarse al mundo de la agricultura. Este factor ha provocado una ausencia de relevos que continúen con el cultivo y las cosechas, así como un grave problema de envejecimiento del personal. De hecho, la Comunitat Valenciana tiene la edad media agraria más alta de España con 64,4 años.
El secretario general de la Unió de Llauradors considera que este inconveniente se acentúa en las comarcas de interior, ya que los cultivos de secano tienen menos rendimiento. Especialmente en esta época, las altas temperaturas producidas por las olas de calor causan sequías y los productos de estos territorios -como la viña, el olivo, el almendro o la cereza- presentan un estrés hídrico.
Los municipios de Utiel-Requena, la Vall d'Albaida y otras comarcas que limitan con zonas de montes son también quienes más sufren la acción de la fauna salvaje. Animales como los jabalíes, corzos o conejos destruyen las plantaciones, llegando a suponer el año pasado unas pérdidas estimadas de 35 millones de euros.
Para Aguado y Peris, está en las manos de la Generalitat y del Gobierno promover un cambio que dote al colectivo agrario de unas condiciones favorables que les permitan desempeñar su tarea con éxito. Peris propone que se haga una distinción en materia de impuestos, siendo estos más bajos en la zona de interior, a la vez que apuesta por la creación de un protocolo de actuación de ayudas a los cultivos de secano. También reitera la importancia de promover la integración de gente joven a esta área, con un mayor presupuesto destinado por parte de la Generalitat Valenciana.
Respecto a la fauna salvaje, los trabajadores encuentran muchas limitaciones a la hora de intervenir. Por este motivo, considera que deberían tener libertad para actuar contra ella en los casos de superpoblación como ocurre con el resto de plagas.
Por su parte, el presidente de AVA-ASAJA insiste: "El sector va a tener unos años muy malos si no se empieza a defender al agricultor que es el ecologista practicante, el ecologista que pisa la tierra, el ecologista que da el alimento que comemos todos varias veces al día. Si vamos por el camino que vamos, posiblemente lloraremos algún día porque en un futuro muy cercano los agricultores van a faltar. Eso será un problema tremendo, tendremos que depender de países terceros y posiblemente a un precio mucho más caro".