VALÈNCIA (EFE/Concha Tejerina). La situación de las UCI de los hospitales españoles se agravará en las próximas semanas y podría alcanzar el pico más alto de ingresos a finales de enero, por lo que sería necesario aplicar "medidas más severas".
Entre ellas, "restricciones más rigurosas a las actividades que sabemos claramente que favorecen la diseminación del virus e incluso un confinamiento domiciliario de dos semanas", asegura a EFE el doctor Álvaro Castellanos, vicepresidente de la Sociedad española de medicina intensiva crítica y unidades coronarias (Semicyuc).
Castellanos, jefe de servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de València, advierte: "La magnitud de esta tercera ola de la pandemia es mucho mayor que lo que hemos visto hasta ahora".
Según alerta, en la Comunitat Valenciana prácticamente el 100 % de las camas de cuidados intensivos ya está ocupado en su mayoría por pacientes con covid-19 y actualmente están ingresando pacientes en áreas de reanimación posquirúrgica, cuidados intermedios y quirófanos en algunos casos.
La Fe está recibiendo pacientes de otros hospitales, como el Clínico de València o el de Sagunto, saturados desde hace tiempo. "Estos dos hospitales no tienen más capacidad de atención UCI, más que las altas que puedan ir dando, y sus posibilidades de expansión están acotadas", explica.
Por ello, en La Fe "se van habilitando nuevos espacios" y aún tiene posibilidad de ingresar a más pacientes con covid y con otras patologías.
De hecho, matiza, durante la primera ola, muchos de los pacientes con patología habitual dejaron de venir, pero ahora sí acuden al hospital "y ocupan un número de camas de UCI también significativo".
"Es verdad que ahora mismo la ocupación de la UCI es mayor que durante la primera ola, en marzo, pero todavía tenemos un pequeño margen", indica.
Aunque indica que se podría hablar de un rebrote en diciembre de 2020 de la segunda ola de la pandemia, que a finales de octubre empezó a bajar en frecuencia de ingresos hospitalarios y de pacientes en UCI, "está viniendo una tercera ola con más intensidad que en la vivida en marzo del pasado año".
En Cataluña los ingresos en UCI están aumentando pero de forma más gradual, en Madrid las hospitalizaciones suben rápidamente y Extremadura, con la incidencia más alta del país, también la ocupación es muy alta, aunque es la Comunitat Valenciana la que mayor porcentaje de ingresos tiene en las UCI.
A su juicio, "la situación se va a agravar, seguro. Van a seguir ingresando pacientes en el hospital y en la UCI" porque falta el efecto de las reuniones que se hayan podido producir durante los primeros días de enero y la festividad de Reyes Magos.
"Durante todo este mes vamos a seguir recibiendo pacientes con toda seguridad", augura Álvaro Castellanos, que indica que se espera que, a nivel nacional, el pico e ingresos en las UCI se produzca a finales de enero.
A su juicio, para abordar este incremento de ingresos en la Comunitat Valenciana "podemos hacer lo que hicieron Madrid y Barcelona en la primera ola, que cuadruplicaron su capacidad de atención de pacientes críticos".
"Habilitaron hospitales de día, áreas de acogida prequirúrgica e incluso espacios abiertos diáfanos en los que poder incorporar gases medicinales, que son fundamentales", recuerda para añadir que la opción es seguir expandiéndose a áreas que potencialmente se pueden utilizar como unidades de críticos "con los cambios necesarios".
Esta expansión debería ser dentro del hospital, en espacios diáfanos y áreas en la que, con modificaciones por parte de ingeniería, se pudieran incorporar gases medicinales para poder servir para tratar también a enfermos críticos.
Según Castellanos, en principio los hospitales de campaña tenían un diseño para permitir tratar a pacientes críticos, pero lo ideal es que, siempre que se pueda, sean tratados dentro del Hospital, donde están las técnicas diagnósticas y de imagen, los laboratorios y una logística más efectiva.
A su juicio, ante la situación actual "quizá un confinamiento corto de dos semanas podría ser una solución".
Aunque señala que hay incertidumbre con respecto a cómo evolucionará la curva, y se prevé que el pico pueda llegar a finales de enero, "puede ser que no, que se retrase, en cuyo caso podemos llegar al colapso a pesar de la posibilidad de que podamos tener que multiplicar, incluso por tres, el número de camas de UCI".
Por ello, asegura que los profesionales intensivistas, en primera línea en la lucha contra la covid-19, son "partidarios de tomar medidas más estrictas, como la que se ha hecho en otros países, un confinamiento limitado de dos semanas".
"El confinamiento familiar es, quizá, una medida extrema, pero sí una restricción más severa de actividades que sabemos que se asocian con el incremento de contactos. El confinamiento domiciliar de dos semanas puede ser buena medida para retener rápidamente este incremento de casos que estamos viviendo", asevera.
Y pronostica que el efecto de las vacunas en cuanto a la disminución de la transmisión del virus no se verá hasta que se consiga vacunar a entre el 60 y 70 % de la población, y para alcanzar esas cifras pasarán, al menos, 4 o 5 meses.
"Vamos a tardar mucho en ver ese efecto y, por ello, ahora mismo habría que tomar medidas más drásticas para parar esta afluencia masiva de pacientes con covid a los hospitales", insiste.
Sobre la situación de los profesiones sanitarios, asegura que están "cumpliendo perfectamente" y aunque reconoce que hay "cierto cansancio", afirma que no ve "signos de desgaste profesional".
"El personal está siempre volcado en hacer las cosas lo mejor posible, cumplir con su deber y, pese al cansancio, darlo todo", valora.