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OBLIGAn A LOS VECINOS A costear la reurbanización 

Los cambios en las UE's del Plan del Cabanyal expulsan del barrio a los vecinos de Eugenia Viñes

26/02/2019 - 

VALÈNCIA. ¿Puede un plan ser bueno y fallar a la hora de ejecutarse? Ese parece que será el caso del Plan del Cabanyal. Las modificaciones que se han introducido en las últimas semanas condenan en la práctica a la expulsión de los vecinos de Eugenia Viñes, al obligarles a costear la reurbanización de la zona. Reunidos en asamblea este lunes tarde, los vecinos han acordado dar a conocer su situación, en la que se produce la contradicción de que un proyecto que muchos de ellos apoyan sin fisuras, el Plan del Cabanyal, se ha vuelto en su contra al entrar al detalle de las Unidades de Ejecución. Así lo contastan Ana Castañer y Jaime Pérez, presidenta y secretario respectivamente de la asociación de vecinos, quienes no dudan en afirmar que éstas UE se han planteado “sin sensibilidad” y sin participación real.

Los afectados principales son los vecinos de las Villas de Las Arenas, los residentes en los últimos números de la calle Eugenia Viñes, los que están situados justo enfrente del Hotel las Arenas. El PIN - PAI de la Piscina Olímpica les hará, dicen, “rehenes de Aumsa” y sujetos al pago de la urbanización del nuevo complejo turístico. Así, si bien la idea inicial del PEC era acabar con dos décadas de abandono y degradación, producto del fallido plan de prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, puede acabar convirtiendo el barrio en un “parque temático”, dicen.

El problema ha surgido, explican, en la parte final del proyecto. En la etapa inicial de la redacción, vecinos, asociaciones, equipo de gobierno y redactores del Plan colaboraron con el objetivo de regenerar el barrio y devolver la dignidad y seguridad jurídica a sus habitantes. Terminado el documento preeliminar, que fue sometido a aprobación ambiental, aparecieron cinco Unidades de Actuación en donde se concentraba una importante edificabilidad (principalmente en las calles Eugenia Viñes y Dr. Lluch) que constituía una serie de edificaciones que fueron vistas por muchos como murallas de separación con el barrio. Se estaba creando un nuevo Cabanyal a espaldas del antiguo.

Esto, relatan, provocó una importante protesta vecinal que se plasmó en la Asamblea General de Salvem y asociaciones de vecinos celebrada en el Ateneo Marítimo el 27 de febrero de 2018, hace ahora un año, y que puso fin bruscamente al proceso de participación pública y tras el cual los vecinos se quedaron a la espera del documento que se acaba de presentar. Un año en el que el PEC ha paseado por despachos.

Rescatando un PAI fallido

En ese ínterin, primero septiembre y luego sucesivamente demorado mes a mes hasta la presentación a principios de este febrero, algo se ha movido aparte de las afecciones al parque de Dr. Lluch. Los redactores, a última hora, sin luz ni taquígrafos, se han visto “forzados”, según el testimonio que le dieron a los vecinos, a rescatar el fallido PAI de las Piscinas Olímpicas, un proyecto que se diseño hace ahora 15 años con motivo de la Copa América, y que fue la excusa que se empleó entonces para justificar la destrucción de un gran número de villas modernistas que constituía un frente de fachada con una tipología y época de construcción que se remonta a los años 20 del siglo pasado.

De este conjunto de casas tan solo ha sobrevivido un grupo propiedad de residentes, situado junto al chalet de Demetrio Ribes, y en la manzana lindante, construido frente al Antiguo Balneario de Las Arenas y que comparten edificación, tipología constructiva, historia, y relaciones de vecindad. El resto, en pésimas condiciones de conservación, fue comprado por el Ayuntamiento, Aumsa y un grupo de promotores que no sobrevivió a la burbuja inmobiliaria (ahora es propiedad del Banco de Sabadell y de la Sareb) que, de nuevo en despachos, acordó demolerlas por la contrata municipal e incorporar su coste e indemnizaciones a un PAI.

Los vecinos de Eugenia Viñes se verán así, tal y como está redactada su Unidad de Ejecución, a costear aquel capricho millonario que ni les va ni les viene y cuya filosofía es contradictoria con respecto al espíritu del PEC. “Nos hacen pagar a los residentes la urbanización de un polígono turístico de alto standing del que nos tendremos que ir por que las cuotas de urbanización están diseñadas para el pelotazo inmobiliario; no somos promotores, somos vecinos”, se lamentan.

Por si fuera poco, el PAI de las piscinas se incorpora sustituyendo una dotación pública (una piscina) y zona verde por el ya famoso hotel de quince plantas y un centro comercial, y permite albergar en los edificios que se construyan hasta un 40% de vivienda turística, reconvirtiendo una parte del barrio en un polígono de la industria turística.

‘Somos barrio, no solares’

La Asociación de Vecinos Villas de las Arenas está constituida por propietarios, inquilinos y pequeños empresarios de las casas números 97 al 117 de la calle Eugenia Viñes, casas incluidas en los sucesivos PAIS promovidos por AUMSA desde el año 2000. Todas se han mantenido dignas y habitadas y con sus empresas y residentes trabajando y viviendo doce meses al año. Hacen barrio. De ahí que su lema sea: ‘Somos barrio, no solares’. Un lema que ya han colgado en algunas pancartas.

Una situación que, además, es única en el barrio ya que son los únicos a los que se les obligará a ello. “Vivimos en nuestras casas y con las calles urbanizadas; al igual que los vecinos de las calles Mediterráneo y Dr. Lluch, que aun soportando otras Unidades de Actuación, al menos, no se ven forzados a pagar su urbanización”, denuncian. La UE-PIN de Eugenia Viñes es la única que afecta directamente a los vecinos.

La re-inclusión y rescate de un PAI de otra época supone para los vecinos, dicen, afrontar unos costes de reparcelación inasumibles, todo en función de un proyecto especulador, no regenerador, y les abocará a malvender sus propiedades e irse del barrio. Su pelea ahora pasa porque les excluyan del PAI, algo que estaría más que justificado ya que están ya urbanizados y plenamente integrados en el barrio. La clave pasa porque no carguen sobre ellos los costes de los delirios del pasado, obligándoles a pagar ahora los derribos que otros hicieron para un proyecto que nunca terminaron y esta reurbanización de lujo que nunca pidieron.

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