VALÈNCIA (EP). Al estimar la edad del cerebro de las personas a partir de escáneres de resonancia magnética utilizando el aprendizaje automático, un equipo dirigido por investigadores de la University College de Londres (UCL), en Reino Unido, ha identificado múltiples factores de riesgo para un envejecimiento prematuro del cerebro.
Descubrieron que una peor salud cardiovascular a los 36 años predecía una mayor edad cerebral más adelante, mientras que los hombres también tendían a tener cerebros más viejos que las mujeres de la misma edad, según informan en The Lancet Healthy Longevity.
Una mayor edad cerebral se asoció con puntuaciones ligeramente peores en las pruebas cognitivas y también predijo un mayor encogimiento del cerebro (atrofia) en los dos años siguientes, lo que sugiere que podría ser un importante marcador clínico para las personas con riesgo de deterioro cognitivo u otras enfermedades relacionadas con el cerebro.
El autor principal, el profesor Jonathan Schott, delCentro de Investigación de la Demencia de la UCL, Instituto de Neurología Queen Square de la UCL, explica que descubrieron "que, a pesar de que todas las personas de este estudio tenían edades reales muy similares, había una gran variación en la edad que el modelo informático predecía para sus cerebros".
"Esperamos que esta técnica pueda ser algún día una herramienta útil para identificar a las personas con riesgo de envejecimiento acelerado, de modo que se les puedan ofrecer estrategias de prevención tempranas y específicas para mejorar su salud cerebral", añade.
Los investigadores aplicaron un modelo de aprendizaje automático basado en la resonancia magnética para estimar la edad cerebral de los miembros del estudio Insight 46, financiado por Alzheimer's Research UK y dirigido por el profesor Schott.
Los miembros del estudio Insight 46 proceden de la Encuesta Nacional de Salud y Desarrollo (NSHD) del Consejo de Investigación Médica de la Cohorte de Nacimiento Británica de 1946. Como los participantes habían formado parte del estudio durante toda su vida, los investigadores pudieron comparar su edad cerebral actual con diversos factores a lo largo de la vida. Todos los participantes tenían entre 69 y 72 años, pero su edad cerebral estimada oscilaba entre los 46 y los 93 años.
Los investigadores pudieron explicar aproximadamente un tercio de la variabilidad de la edad cerebral revisando diversos factores a lo largo de la vida.
Las personas con peor salud cardiovascular a los 36 o 69 años tenían peor salud cerebral, al igual que aquellas con mayor enfermedad cerebrovascular en la resonancia magnética (relacionada con el flujo sanguíneo y los vasos sanguíneos del cerebro). Esto coincide con un estudio anterior dirigido por el profesor Schott en el que se constató que la presión arterial alta a los 36 años predecía una peor salud cerebral en etapas posteriores de la vida.
El estudio no identificó ninguna asociación entre la función cognitiva en la infancia, el nivel educativo o el estatus socioeconómico y el envejecimiento prematuro del cerebro.
Los investigadores también descubrieron que una mayor edad del cerebro se asociaba a una mayor concentración de proteína ligera de neurofilamentos (NfL) en la sangre. Se cree que la elevación de la NfL se debe al daño de las células nerviosas y se reconoce cada vez más como un marcador útil de la neurodegeneración.
La doctora Sara Imarisio, jefa de investigación de Alzheimer's Research UK, destaca que "el estudio Insight 46 está ayudando a revelar más sobre la compleja relación entre los diferentes factores que influyen en la salud cerebral de las personas a lo largo de su vida".
"Utilizando el aprendizaje automático, los investigadores de este estudio han descubierto más pruebas de que una peor salud cardíaca en la mediana edad está relacionada con una mayor contracción del cerebro en la edad adulta --subraya--. Estamos increíblemente agradecidos al dedicado grupo de personas que han contribuido a la investigación durante toda su vida haciendo posible este trabajo".
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones