Mundua taberna 

Lo mejor de Mundua es un poco lo mismo que lo peor de Mundua: ese inconformismo que lleva al riesgo. Linares y compañía podrían haber seguido persistiendo en los bocaditos latinos tan y tan amables, pero de repente su carta se llenó de codillos y fermentos, de chacinerías y caldos. Tan cerca y tan lejos, en un quiebro perpetuo a las distancias que a veces corre el peligro de desorientar.

Se percibe la voluntad de abrir una línea al margen de la complacencia. Si se echa de menos una sala más acogedora y didáctica, se agradece esa pretensión por no ponerse límites. Por ponerse a prueba.

Plato destacado: Puerro, pilpil de piquillo y torreznos