VALÈNCIA. Hace apenas unos días el vicepresidente primero y Conseller de Cultura y Deporte, Vicente Barrera (Vox), explicaba en Culturplaza que la nueva etapa del Consorci de Museus (CMCV) y su sede, el Centre del Carme (CCCC), estará diseñada enteramente en base al proyecto del nuevo director artístico, tras el polémico cese del ya ex gerente José Luis Pérez Pont. "La idea del proyecto es darle libertad tanto al nuevo gerente como al director artístico que está por entrar para que ellos hagan una programación. No me voy a meter si quieren seguir con una programación de arte contemporáneo, me va a parecer perfecto siempre que sea atractiva para el público". Menos de una semana después, el mensaje de la Conselleria cambia cuando, precisamente, se encuentran en pleno proceso de redacción de las bases para el concurso que seleccionará al nuevo líder del museo: "Seguirá siendo un centro de arte contemporáneo".
Así lo ha confirmado la secretaria autonómica de Cultura, Paula Añó, a preguntas de este diario durante la presentación de la exposición de Felipe Pantone en el Centre del Carme. Desde la Generalitat se ha resuelto así una de las no pocas incógnitas en torno al futuro del centro, un espacio que ahora se mantiene a la espera de nuevos 'capitanes'. Por lo pronto, el espacio seguirá desarrollando las exposiciones ya firmadas y, de hecho, esta misma semana se seleccionaba a Vicente Samper y Lucía González como gestores temporales del organismo para evitar un bloqueo en el proyecto. Pese a que todavía quedan dudas por resolver, finalmente parece que sí se mantendrá el perfil contemporáneo del espacio, un perfil marcado en 2016 con la llegada del Botánic, pues anteriormente ofrecía una propuesta más clásica y, años atrás, había sido hasta subsede del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM).
Se mantiene el perfil y ahora falta quien lo dirija, un camino que pasa también por el cambio en la propia arquitectura interna del Consorci de Museus. Así, la fórmula de dirección del CMCV se modificará apostando por un liderazgo bicéfalo, separando la gestión administrativa y la dirección artística, que hasta el momento recaía en la misma persona, uno de los motivos que, de acuerdo con Añó, han llevado al "caos" al organismo cultural. "Se han mezclado las funciones de gerencia y de director artístico y esto ha dado lugar a que haya este caos, una situación que seguimos investigando y analizando", expresó, al tiempo que señaló que Pérez Pont "estaba actuando como director artístico sin un justo título", pues su plaza era de gerente aunque también asumiera el diseño artístico del proyecto, algo que "no estaba legalmente previsto ni en los estatutos del Consorcio ni en el contrato".
De acuerdo con la secretaria autonómica, será más pronto que tarde cuando se anuncie a la persona que ocupe la gerencia, mientras que actualmente se están preparando las "mejores bases posibles" para el proceso de selección del director artístico, un proceso que finalmente será por concurso y que contará con una dotación económica "suficiente y adecuada para atraer talento".
El cese de Pérez Pont, aprobado la pasa semana con casi todos los votos a favor -salvo el del Consell Valencià de Cultura-, provocó una polvareda entre los sectores culturales, que censuraron el despido de manera casi unánime. Sobre esta reacción y preguntada por la posible desafección que puede provocar en los profesionales del sector, Añó entonó el "mea culpa" y expresó que quizá desde Conselleria "no hemos sabido explicar bien" la salida. "Esto no es ni censura, ni de derechas o de izquierdas. No es un Madrid-Barça, esto es ir con el reglamento, con el arbitro, con la legalidad. Y ahí vamos a ser inflexibles, sea quien sea", expresó. "Cuando llegamos aquí teníamos un mandato expreso y claro que era auditar todo el sector público instrumental. Vimos que de forma reiterada desde el año 2016 teníamos unos informes que eran francamente negativos. Pongo como ejemplo el del 2022, que decía que se abusa de la contratación menor, que hay una RPT que no se corresponde con la que se pactó, así como las obras de arte compradas por el Consorci, arrumbadas en un almacén, sin los controles preceptivos".
La asociación señala el "escandaloso vacío" en su programación y el freno a la colección de arte contemporáneo
