Comentar lo obvio resulta aburrido. Celebradas las elecciones en Galicia, resulta obvio que han ganado el PP y el BNG y han perdido el PSOE y Sumar. Dicho de otro modo, han perdido las dos fuerzas que componen el Gobierno, ambas partidarias de una concepción plurinacional de España, y ha ganado una fuerza constitucionalista y otra separatista. Se trata de un perfecto reflejo de la realidad política española surgida de las elecciones veraniegas. Una España dividida en tres partes: la constitucionalista, PP y Vox, a la que le faltaron cuatro diputados para la mayoría absoluta; la plurinacionalista, PSOE y Sumar, que logró hacerse con el Gobierno; la separatista, PNV, Reunirse (Bildu), BNG, IRC y JpC, que apoyó a la parte plurinacional a cambio de la amnistía y otras prebendas. El mensaje de ese pacto era nítido: si quieres lograr cosas solo para tu región (que tú llamas nación) no debes votar a los plurinacionalistas, sino a los separatistas. Así podrás chantajear al Gobierno español.
Si, además de cosas para tu región, quieres mantener a España como nación y propiciar la igualdad entre los españoles al margen del código postal, vota a los constitucionalistas. Y eso han hecho los gallegos, unos votando al PP y otros al BNG, que, aunque haya pretendido disimularlo, es tan separatista como Reunirse e IRC, con los que se presentará a las elecciones europeas. Y así seguirán las cosas a menos que la Izquierda Española de Guillermo del Valle logre introducir una cuña igualitaria en el sector socialista, hoy trasmutado en plurinacionalista.
Como todo eso es obvio, menos aburrido resulta citar a los dos grandes perdedores colaterales de estas elecciones. Uno es el sociólogo Tezanos, que ha perdido frente al sociólogo Michavila. Es la derrota de la artimaña y la propaganda frente al intento de captar la realidad tal cual sea, nos guste o no. Decía Popper que solo cabe hablar de progreso en el caso de la ciencia. Por supuesto los científicos pueden equivocarse, pero va contra su ética mentir. En cambio, para los propagandistas, como Tezanos, la verdad resulta irrelevante: solo cuenta el beneficio de su partido o de su jefe. Y esta vez la ciencia ha vencido a la propaganda. Tranquilizador.
"¿Alguien había leído en Roma lo que decía el programa de Sumar respecto de las cuestiones religiosas?"
Otro gran derrotado colateral de estos comicios ha sido el papa Francisco. La diplomacia vaticana, siempre bien informada, sabía que la recepción que el Papa concedió a Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno español y lideresa de Sumar, coincidía con el comienzo de las elecciones gallegas. Unas elecciones a las que se presentaba Marta Lois, la principal colaboradora de Yolanda. Y tampoco cabía pensar que los diplomáticos curiales ignorasen la ardiente actualidad de un bronco debate en España sobre la amnistía a los separatistas que cometieron delitos de malversación y sedición (y algunos quizás también de terrorismo). Ni que Yolanda fue una de las primeras en reclamar la amnistía y en reunirse en el extranjero con Puigdemont. Sabiendo todo eso, el Papa aceptó la reunión con Yolanda en tan significadas fechas. Podría haberla retrasado un mes, pero no lo hizo.
Según dijo Yolanda, no hablaron de la amnistía, sino de los horarios de los trabajadores y de los pellets que arribaron a las costas gallegas desde aguas portuguesas. Unos pellets que eran uno de los principales ejes propagandísticos de Sumar en su campaña electoral gallega. Al parecer, al Papa le preocupaban más los pellets que la amnistía. Es indudable que el papa Francisco ha dado gran importancia a la crisis climática y a la degradación ambiental, lo que resulta positivo en mi opinión. De hecho, dedicó una importante encíclica a ese tema, pero uno se pregunta: ¿era necesario recibir en audiencia a Yolanda precisamente en esas fechas? ¿Alguien había leído en Roma lo que decía el programa de Sumar respecto de las cuestiones religiosas? Nos hablaba de denunciar al acuerdo entre el Estado español y el vaticano, eliminar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta, cercenar la enseñanza concertada, apoyar el aborto, etc.
Alguno podría sacar la impresión de que en las elecciones gallegas han ganado muchos católicos y ha perdido la cabeza de todos ellos: un jesuita argentino que ocupa dignamente el puesto de obispo de Roma. Merece elogios por muchas de sus actitudes y mensajes, pero en este caso no acertó. Igual que tampoco acertó cuando dijo que acaso visitaría Santiago de Compostela, pero no España. A algunos nos parece más fácil andar sobre las aguas que visitar la catedral de Santiago sin pisar España. Ese milagro solo se lo creería Pontón, la lideresa del BNG, que piensa que el territorio gallego no forma parte de España. ¡Ah! Y que quiere eliminar el castellano, la lengua natal del Papa, de la enseñanza en su región (que ella llama nación). Y que quería formar un tripartito gallego con los socialistas y con Lois. ¿No es todo eso mucho más divertido que glosar el triunfo del PP gallego a pesar de los pellets y haber prometido indultar a Puigdemont si confesaba sus pecados, se arrepentía y prometía no volver a cometerlos? Otra fantasía, solo equiparable a la de pasearse por Santiago sin pisar España. O por Sangenjo (oficialmente Sanxenxo), donde a veces se aparece Juan Carlos.