VALÈNCIA. Falta poco para saber qué tipo de Brexit nos espera y uno podría sugerir que todo aquel ruido que escuchamos con el tiempo debería producir algún tipo de grieta en los factores fundamentales que impulsan el desarrollo económico del país afectado. Pues bien el crecimiento económico británico ha vivido un resurgimiento durante el verano y al menos hoy por hoy no deja entrever de qué manera puede verse afectado de cara al día del 'showdown' (enfrentamiento) definitivo.
Tal vez los consumidores en Reino Unido solo aprovechen ahora sus últimos días como miembro formal de la Unión Europea (UE) para gastarse más de lo habitual, pero no lo veo como un argumento convincente y lo que parece claro es que el motor del resurgimiento económico en verano fue, sin duda, el consumo privado interno. Entre julio y septiembre la economía del reino creció un 0,60% con respecto al trimestre anterior, una cifra que tiene muchos números de superar por creces el dato de Alemania.
Habría que matizar que el verano en las islas británicas fue muy muy cálido con temperaturas por encima de lo habitual. Los pubs y restaurantes registraron un verano récord en ingresos, lo que sin duda ha tenido su impacto temporal en los datos publicados. Demuestra también que en general los consumidores todavía no tienen muy interiorizado todas las incertidumbres creadas en torno al futuro Brexit. En todo caso aparecen también sombras en la lectura de los últimos datos macroeconómicos. Las inversiones se han visto reducidas por una velocidad no vista desde principios de 2016 y últimos sondeos sugieren que el crecimiento se estancara.
Es por ello que las previsiones del Banco de Inglaterra apuntan a un crecimiento de 'solo' un 0,3% para el último trimestre de este año. Pese a todo mantendría a un nivel aceptable en comparación con el conjunto europeo. De hecho es previsible que muy pocos países de la zona Euro presentaran mejores datos que Reino Unido para el periodo veraniego. La duda ahora es si el país será capaz de mantener este ritmo con todo lo que le espera a consecuencia del Brexit. Con todo ello las empresas, contrario a los consumidores, ya están tomando sus precauciones y en septiembre ya se vio algo estancada la producción industrial.
Pese a que es difícil saber cómo acabara la negociación del Brexit parece cada vez menos probable que se vayan a generar situaciones altamente disruptivas en el corto plazo. Gracias a los últimos datos macroeconómicos las perspectivas para los próximos meses son razonablemente favorables en Reino Unido. La debilidad de la libra esterlina debería continuar ayudar al sector exterior y a las manufacturas británicas.
Luego está el Banco de Inglaterra (BoE), que de momento está por la labor de ir aumentando tipos de interés si el entorno es capaz de absorberlo. La consecuencia de ello serían buenas señales en cuanto a salarios y precios subyacentes, lo que debería contribuir a sostener el consumo privado (principal motor del resurgimiento experimentado en verano).
Finalmente las previsiones a largo plazo son más complejas y dependen del resultado final del Brexit. No hay respuesta concreta por ahora en temas tan importantes como cuál va a ser el acceso de Reino Unido a uno de los principales mercados del mundo (UE) o el poder de atracción que Reino Unido pueda tener en un futuro para atraer profesionales cualificados.
Muchas veces las roturas de un sistema al que estamos acostumbrados provocan inestabilidad al inicio pero luego el nuevo sistema va encontrando su camino, que forzosamente tiene que encontrar un encaje adecuado dentro de los grandes acuerdos comerciales mundiales. Los británicos no desean ser más 'pobres' después del Brexit y harán todo lo posible para poder mantener la posición de socio económico fuerte en todos los ámbitos económicos y políticos.
En este sentido para Europa, y pensando en el potencial de crecimiento británico a medio y largo plazo, sería muy positivo que el Gobierno británico acabe logrando un acuerdo que implique un grado amplio de apertura económica y comercial con la UE.
Christian Dürr es responsable Asesoramiento Patrimonial en Ética Patrimonios EAFI