MADRID. Sin duda, la sensación de que la invasión rusa puede estar entrando en una fase menos catastrófica ayudó, al igual que la bajada de los precios del petróleo tras el anuncio de Biden de la venta masiva de petróleo de la reserva estratégica de Estados Unidos para tratar de frenar la inflación energética. La fuerte subida de los precios de la energía a nivel mundial ha sido un factor problemático para el euro, dada la dependencia del bloque de las importaciones de petróleo y gas. La corona noruega se depreció con fuerza tras esta última noticia. Sin embargo, la bajada de los precios del petróleo no impidió que las divisas de los mercados emergentes, lideradas una vez más por las latinoamericanas, se recuperaran.
Esta semana será relativamente tranquila en cuanto a publicaciones de datos económicos. La atención debería centrarse en los comunicados de los bancos centrales, ya que tanto la Reserva Federal (miércoles) como el BCE (jueves) publicarán las actas de sus respectivas reuniones de marzo. La Fed debería validar el creciente endurecimiento previsto por los mercados con un decidido tono agresivo. El tono de las actas del BCE es más difícil de predecir, pero esperamos ver una clara división entre los miembros moderados (dovish) y los agresivos (hawkish), y que la balanza se incline constantemente a favor de estos últimos a medida que las incesantes presiones inflacionistas se vuelven más difíciles de explicar.
La inflación de marzo dio otra espectacular sorpresa al alza al situarse en el 7,5%, ya que la tasa general superó las ya elevadas expectativas, debido sobre todo al repunte de los precios en España y Alemania. El índice subyacente fue más moderado, situándose en el 3,0%, pero el escaso peso asignado a los precios de la vivienda en este índice explica parte de la tranquilidad. La bajada del precio del petróleo tras el anuncio de Biden sobre las reservas estratégicas ayuda sin duda a la deteriorada relación de intercambio de la eurozona, y eso explica el repunte del euro en los últimos días. Sin embargo, para que la moneda común mantenga una tendencia alcista habrá que esperar a que el BCE dé un giro más claro hacia el ala hawkish y a que estos miembros se impongan en el debate interno. Esperamos ver esto en las próximas semanas, empezando por la publicación de las actas de la reunión de marzo del BCE el jueves.
Otro sólido informe del mercado laboral de EE.UU. confirma que la economía se encuentra en pleno empleo y es poco probable que la escasez de mano de obra en muchos sectores se resuelva pronto, lo que en nuestra opinión significa que las presiones inflacionistas seguirán extendiéndose. Todas las miradas se dirigen ahora a la publicación del acta de la reunión de marzo de la Reserva Federal, que se espera que incluya detalles sobre la reducción de la enorme tenencia del banco central de bonos del Tesoro y bonos hipotecarios. El dato clave será la tasa a la que la Fed permita que se agoten los bonos de su balance sin reinvertir los ingresos. Todo lo que supere los 80.000 millones de dólares al mes se considerará hawkish y puede provocar una subida brusca del dólar.
La principal noticia de la semana procedente del Reino Unido fue una corrección positiva de las cifras de crecimiento económico del cuarto trimestre, pero los mercados pasaron rotundamente por alto este dato retrospectivo. Sin embargo, la percepción de que el Banco de Inglaterra se muestra moderado sigue pesando sobre la libra, que la semana pasada perdió terreno frente a la mayoría de sus pares. Esta semana tampoco habrá muchos datos, y la atención se centrará en el discurso del jueves del economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury