VALÈNCIA. En marzo de 2007 María José Catalá Verdet cumplía 26 años. La ahora estrella rutilante del Partido Popular en la Comunidad Valenciana era una abogada que asesoraba a un grupo municipal huérfano de candidatos de peso para optar a la alcaldía de Torrent. En aquella época gobernaba un mandato tras otro el PSPV-PSOE.
Hasta entonces lo hacía con el ya por aquel tiempo histórico Jesús Ros; no obstante, avanzado el periodo de gobierno 2003-2007 decidió retirarse y ceder la vara de mando a su delfín, Josep Bresó. Parecía que poco iba a cambiar y que el heredero repetiría los resultados de su predecesor. O eso pensaban en el PSPV, empezando por el propio alcalde, que se daba ya por ganador.
Hasta el propio PP dudaba de sus posibilidades ante tanta derrota consecutiva. Al que en aquel momento ejercía de presidente local y había sido candidato, Vicente Soria, se le ocurrió una mano insólita que bastantes calificaron como perdedora. Auspició la candidatura de su joven asesora. Mientras Bresó seguía a su ritmo de alcalde que da por seguro que continuará en el cargo, Catalá sorprendió con una oratoria cautivadora, desparpajo, cercanía y estilo directo. Ni Bresó era Ros ni Catalá, Soria.
En unos meses el PP dio un vuelco a la situación hasta el punto de superar los 15.000 votos y cosechar una mayoría absoluta de 13 concejales sobre 25. Catalá pasó de ser una abogada desconocida en el cosmos de la política a repetir en 2011 como alcaldesa, convertirse a la vez en diputada nacional y protagonizar una meteórica carrera que en la actualidad, con 41 años, le permite compaginar la secretaría general del PP en la Comunidad Valenciana con la portavocía en Les Corts y en el Ayuntamiento de València y la presidencia local en la capital autonómica.
Sara Palma Folch no tiene un padrino político que sea presidente local; no obstante, sí que cuenta con un polifacético padre empresario muy conocido en el municipio y con importantes contactos más allá del ámbito de Paterna. Su apellido precede a Sara. La candidata ha aparecido aparentemente de la nada, cuando su partido, el PP, buscaba y rebuscaba para encontrar un aspirante a la alcaldía con predicamento social. Tan solo aparentemente.
Al contrario de lo que le ocurre en otros municipios, el Partido Popular en Paterna no disponía de un candidato que convenciera a las direcciones regional y provincial. Hasta la propia presidenta local, María Villajos, prefería dar un paso atrás como alcaldable, aunque continúe en la futura candidatura municipal.
En la segunda localidad más populosa del área metropolitana tras la anteriormente citada Torrent, el PP trataba de hallar, en la práctica, un mirlo blanco, expresión que en política y en otros ámbitos se utiliza para designar a alguien con un valor especial, extraordinario, que le puede convertir en ganador por sí mismo.
La selección se ha llevado a cabo con sumo secreto y superaba a la propia agrupación local. Prácticamente nadie en el PP de Paterna estaba al corriente de quién sería su alcaldable mientras pasaban los meses. Hasta que, en una estrategia coordinada para precipitar los acontecimientos – y una vez obtenida la aquiescencia con firmeza de la afectada- antes de la reunión del Comité Electoral provincial de este viernes, Villajos inició el jueves una ronda de llamadas a medios para dar a conocer el nombre de Sara Palma Folch como candidata a la alcaldía.
La noticia sorprendió entre la afiliación, que no sabía de ella por, precisamente, no ser afiliada, situación que Palma está en proceso de revertir. El comité ejecutivo local fue convocado de urgencia ese mismo jueves –un día antes del citado comité provincial- para aplicar el preceptivo trámite de ratificar la propuesta. Esta sábado lo certificará el comité autonómico.
En cualquier caso, lo más importante de esa reunión consistía en que los militantes más destacados de la agrupación conocieran a quien iba ser su aspirante a la alcaldía de Paterna. La impresión resultó más que buena. Sorprendió favorablemente , por ejemplo, la claridad de ideas de la empresaria hija de Manolo Palma. Ese efecto inicial, tanto dentro como fuera del PP de Paterna, ha sido positivo.
No obstante, el reto que afronta, como Catalá en 2007, resulta mayúsculo. Competirá con un alcalde socialista, Juan Antonio Sagredo, con mayoría absoluta, como Bresó había heredado de Ros en Torrent. Lo hace siendo una desconocida –excepto por su apellido- para gran parte de la población y defendiendo unas siglas que, a nivel local, se hallan casi en la inanición, con cuatro concejales sobre 25. Una similitud, sobre todo por su bajo grado de conocimiento inicial entre la población, que guarda con la base de la que partía Catalá.
En ambos casos se trata de mujeres jóvenes cuyo nombramiento sorprende en el propio partido y que parten en teoría con bastante desventaja en el reto que afrontan. ¿Logrará Sara Palma en Paterna el próximo año 2023 los mismos resultados que María José Catalá en Torrent en 2007?