Te lo digo en un tuit (abro hilo)

Las redes sociales han transformado y trastocado nuestra forma de relacionarnos y de comportarnos, pasamos más tiempo con el móvil en la mano que hablando y mirándonos a los ojos. Estamos constantemente consultando, leyendo, viendo vídeos y fotos o simplemente abriendo compulsivamente los diferentes iconos de las plataformas más utilizadas: WhatsApp, Instagram, YouTube y Twitter. Ésta última está siendo protagonista de multitud de noticias durante estos días al producirse finalmente la esperada compra por parte de Elon Musk, el hombre más rico del mundo y dueño de la firma de coches eléctricos Tesla.

Posiblemente todos los que lean esta columna saben perfectamente qué es y cómo funciona WhatsApp, pero no todos conocerán o utilizarán Twitter, de hecho, siempre he pensado y estos días he confirmado, que en esta red lo que más abunda son políticos y periodistas, lo cual no significa nada malo, es más, eso la ha convertido en la plataforma de debate online más importante del mundo entre los actores principales de la vida pública. Pero además de eso hay empresas con sus perfiles dispuestos a solventar dudas o apaciguar crisis con clientes insatisfechos y por desgracia hay muchos bots, es decir, perfiles falsos, robots y máquinas que generan contenido que no sale de la mente de un humano. Y también hay, cada vez más, publicidad, tuits que salen en tu muro y que son patrocinados por las empresas, como en cualquier medio digital.

La compra de Musk ha generado un gran revuelo, por la cantidad pagada lógicamente, por la popularidad de esta red y porque detrás hay varios comentarios que el propio empresario publicaba en Twitter reclamando mayor apertura y/o libertad de expresión. Lo primero que se ha anunciado es que dejará de cotizar en bolsa, que pretende rebajar la dependencia económica de la publicidad y en cambio generar perfiles premium (de pago) y que quiere que el algoritmo sea abierto y que los tuits puedan ser editados. Esto último es clave porque actualmente o se elimina o se deja, pero no se puede reescribir un tuit, algo que sí permiten otras plataformas. Y como gran tema está el de la libertad de expresión, tantas veces coartada en Twitter por unas peculiares normas de conducta.

La gran polémica que se generó en esta plataforma fue la relacionada con las últimas elecciones estadounidenses y los mensajes que al anterior presidente Donald Trump lanzaba a través de su perfil. Trump consiguió crear un canal potente y directo de comunicación con medios y con el pueblo a través de Twitter, demostrando que el poder de las redes sociales, a veces, es superior al de los medios de comunicación tradicionales, y con su estilo directo logró conectar con una audiencia millonaria (por número de seguidores) sin pasar por el habitual filtro de los medios. Y la historia acabó de una manera más propia de China y Corea del Norte, cerrando la cuenta personal de Donald Trump. Este fue el ejemplo más visible y notorio, pero en cientos de debates, Twitter siempre ha tenido la balanza del lado de la izquierda ideológica o política, aplicando la popular ley del embudo, muy ancho para prodigar cualquier postulado vinculado a ideas socialistas o comunistas y muy estrecho y fino para dar cabida a opiniones del espectro liberal conservador.

Esta noticia abre un hueco a la esperanza de que la libertad total, no sólo la de unos, gane terreno en una red que lleva tiempo utilizando con relativa normalidad la censura, cerrando cuentas con motivos surrealistas y dejando campar a sus anchas a miles de perfiles falsos y odiadores profesionales. Pese a todo, Twitter ha demostrado mantenerse entre todas las redes del grupo Meta y ser el único lugar donde la actualidad política tiene el protagonismo frente a vídeos, memes, stickers y todo tipo de entretenimiento vacío de contenido. En Twitter podemos leer a diario mucha información de interés y calidad, ha hecho posible que todos dispongamos del famoso resumen de prensa que cada mañana reciben los altos cargos políticos con las noticias que afectan a su área en destacado. Twitter es la versión digital en el siglo XXI del ágora griega, el foro romano, la plaza del pueblo o la barra de bar. Toda esta columna serían muchos tuits, pero sí que puedes leerla enlazada y publicada en un sencillo tuit.