PELAYO, DEL 1 AL 50 | Nº13

Tiramisú, la pastelería arcoiris

Los chinos tienen su lado dulce

| 22/02/2019 | 5 min, 36 seg

En entregas anteriores... 

Nº 8 - INFRAGANTEA, o como el azúcar hace 'pop' en Asia

Nº 9 - WEI WEI, ahora para llevar

Nº 11 - FELISANO, el templo de la masa frita 

Nº15 - TIAN TIAN, entre parras y churros

Y a lo que vamos

VALÈNCIA. El arcoiris es un fenómeno lumínico maravilloso. ¿Quién diría que todos sus colores caben en una tarta? La Pastelería Tiramisú, que pese a su nombre tiene poco de italiana, demuestra que Asia tiene una fuerte impronta repostera. Hoy toca una parada para materializar los delirios más dulces, pomposos, coloridos. De hecho, visitamos el primer establecimiento de este periplo chino que cuenta (¡oh, milagro!) con página web. Venden tartas por encargo para bodas, bautizos y comuniones (whatever); pero también hay batidos y tés, mochis y waffles, tartas de queso, rolls, galletas de soja y panes de sabores. ¡Bum!

Coco y Blanca son los guardianes del reino. Conquistaron su territorio en la calle Pelayo hace ocho años y, para construir el palacio, se inspiraron en la pastelería Violeta de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Esta última pertenece a la madre y al hermano de Coco, y cuenta con otras tres franquicias en Madrid, dos de ellas situadas en el Barrio Chino por antonomasia: Usera. Porque sí, porque los dulces chinos (y japos) son tendencia, aunque para cuando llegan a estas latitudes, allí ya se han pasado de moda.

En este viaje al mundo de la fantasía contábamos con el acompañamiento de una escudera: Eva Máñez, fotógrafa habitual de Guía Hedonista y Valencia Plaza, que conquistó este reino hace ya tiempo. "Lo bueno de tener sobrinas es poder quedar a merendar e imaginar juntas un viaje a algún país lejano y exótico. La pastelería de nuestro Chinatown valenciano es ideal para eso. Qué mejor manera de pasar la tarde que pasear por Pelayo y soñar con países tan lejanos como la misteriosa China, mientras las sobris toman batidos de Unicornio y pasteles de Arcoiris", empieza el relato. Su voz también retumba en esta entrega.


Cómo lo vivimos

Eva Máñez: "Le pregunto a Blanca, la dueña del Tiramisú, por algo con un poco menos de azúcar que los manjares multicolores. Me ofrece un té Matcha con bolitas de maicena que hacen pum en el paladar y un esponjoso pastel de queso. En medio de nuestra merienda entra en el local una pandilla de adolescentes cosplay disfrazados de personajes del manga. Sobrinas y yo ojipláticas, pensamos qué país curioso e interesante tiene que ser China y lo sentimos un poquito mas cerca mientras rebañamos las últimas miguitas de la merendola".

Almu: "Era sábado por la mañana, cielo luminoso y desayuno servido, junto a una ventana además. De la pastelería Tiramisú, que es el templo dulce de la calle Pelayo, recuerdo los colores. Una vitrina con tartas de fantasía, una estantería con panes para aburrir, una carta de tés con posibilidades que van desde el Matcha hasta el Unicornio. Y una porción de Arcoiris. Independientemente de la comida, solo por el ritual, me lo pasé como una niña pequeña que acaba de adentrarse en un cuento de hadas. Con infinitos finales. 

De los panes, elegimos el de piña y el de coco, ambos horneados con mantequilla. Fue por recomendación de Coco, dueño y señor del reino, que nos dijo que eran típicos de Japón. Luego están los bizcochos, que a diferencia de los nuestros, presentan masas mucho más esponjosas a base de huevo, harina y agua. Su cheesecake es cocida, y está de muerte. Se emplea la misma base para los rolls (que pueden ser de boniato, como el morado de la imagen, o de fresa, plátano, Matcha...) y la tarta Arcoiris. El puré de fruta, mezclado con la masa, da como resultado la quimera de colores y el conjunto se termina con mucha nata.

Lo dicho: era el desayuno, y a mí con el desayuno se me caen las lágrimas. ¿Me podría comer esa tarta para merendar? Esa es otra cuestión, que tal vez aborde a su debido tiempo. Además acompañamos con sendos tés, uno de Matcha con el que me encapriché, y otro de Unicornio, que lleva azúcar por un tubo. A los dulces le echan poca (unos 60 gramos por kilo), ya que el paladar asiático es más salado, pero se ve que luego lo compensan a base de bien. Por ejemplo, con las galletitas de soja que acompañan al café (los chinos toman café, sí, porque el mundo está globalizado): dos bocados y se te dispara la glucosa en sangre".


Raisa: "Llevaba  tiempo con ganas de probar Tiramisú, quizá porque me flipa la repostería, y no tanto por el dulce sino por lo divertidas que son sus formas y colores. Tiramisú era (y es) un mundo aparte, lleno de color y muy del rollo de la tarta de colores de la película Hook. Aunque me temía los ingredientes más químicos y terribles del planeta.

Por fin, nos toca visitar este local y además, está abierto. Los planetas se alinean y vamos a desayunarnos toda la oferta. Lo queremos probar todo y sobre todo, esos rollitos de colores, esa versión china del brazo de gitano. Cuando llego lanzo mis preguntas y resulta que ningún postre es vegano, pero bueno los bizcochos son solo con huevo. Vale bien, vamos a probarlos. El bizcocho de huevo, brutal. Buenísimo. Y la masa del bizcocho morado, impresionante. Era como comer nubes de colores.

Le sigo preguntando a Coco y me explica que no usan colorantes, que el color morado es gracias al boniato y que cada color corresponde a una verdura, que una vez machacada, mezclan con la masa. Minipunto para Tiramisú. Pero es que cuando le pregunto por el azúcar, resulta que prácticamente no llevan. Puntazo para Tiramisú. Si quieres pasar una tarde sumergido en un mundo de yupis y rodeado de nubes de colores, este es tu sitio." 


LA CUENTA

Nivel de autóctonos: 8

Sabor: 7'5

Servicio: 10. Aquí metemos el flipe de ver preparar los tés y decorar las tartas

Hostilidad: 0. Nada de nada.
Coco es súper amable

Horario: De 10 a 22 horas.
Todos los días de la semana

Nota final: ¡8!


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