VALÈNCIA (VP). El cáncer de ovario es la quinta causa de muerte por cáncer entre las mujeres y el responsable de más fallecimientos que cualquier otro tipo de cáncer del sistema reproductor femenino.
Con una incidencia de 1 sobre 78, se caracteriza por su facilidad para extenderse de la superficie de un ovario al otro ovario, las trompas y el útero.
Esto, junto con una sintomatología no específica, provoca que, en un alto porcentaje de los casos, el diagnóstico se realice en una fase avanzada.
En este artículo, te contamos con detalle cuáles son las causas de esta enfermedad y en qué consiste la operación del cáncer de ovario.
El cáncer de ovario es una proliferación de células incontroladas que se origina en la superficie de uno o los dos ovarios.
El epitelio que cubre ambos órganos se extiende por las trompas de Falopio, y asciende desde la pelvis a todo el peritoneo abdominal, incluyendo la superficie de las asas intestinales y los órganos abdominales, la pared abdominal y el diafragma.
Por eso, su diseminación puede ser muy rápida.
Respecto a las causas del cáncer de ovario, son desconocidas.
El Dr. Víctor Martín, jefe de cirugía ginecológica oncológica de Quirónsalud Valencia y Quirónsalud Colón, explica que, hasta la fecha, se conocen algunos factores que reducen su incidencia, como el embarazo o el uso de píldoras anticonceptivas, pero que su causalidad todavía es, en muchos casos, una incógnita.
«Aunque es poco frecuente, algunos síndromes hereditarios predisponen al cáncer de ovario por mutaciones en genes específicos como el BRCA1 y BRCA2, vinculados al cáncer de mama y a otros tumores (páncreas o melanoma)».
«Recientemente, también hemos sabido que algunos genes relacionados con el cáncer de ovario como PTEN (síndrome de hamartoma tumoral PTEN), STK11 (síndrome Peutz-Jeghers) o UTYH (poliposis asociada con MUTYH) pueden causar cáncer colorrectal hereditario sin poliposis (MLH1, MLH3, MSH2, MSH6, TGFBR2, PMS1 y PMS2)».
La incidencia del cáncer de ovario es más elevada en las mujeres postmenopáusicas.
De hecho, afecta mayoritariamente a mujeres entre 50 y 75 años (la media está alrededor de los 63 años).
En cifras globales, la supervivencia del cáncer de ovario es del 50%.
Sin embargo, este porcentaje depende del estadio en el que se diagnostique.
En estadio I, cuando las células malignas se confinan en el ovario, la curación puede llegar al 95%; en el estadio II, cuando se ha extendido a la pelvis, al 70%; en el estadio III, cuando se ha diseminado por el abdomen, al 30 %.
Desafortunadamente, la mayoría de los casos se diagnostican en estadio III.
Este es uno de los motivos por los que el Dr. Víctor Martín aconseja las revisiones ginecológicas específicas, especialmente a partir de los 40 años.
«En estas citas médicas se realiza una ecografía ginecológica para detectar cualquier anomalía en los ovarios. Hay que tener en cuenta que si existen antecedentes familiares, los estudios deben comenzarse mucho antes».
Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, cada año se diagnostican 200.000 nuevos casos de cáncer de ovario en todo el mundo.
Algunos de sus síntomas son:
Distensión abdominal (abdomen hinchado).
Dolor abdominal o pélvico.
Dificultad para ingerir alimentos.
Sensación rápida de saciado al comer.
Síntomas urinarios, como urgencia miccional o ganas frecuentes de orinar.
Otros indicios que podrían alertar de la presencia de esta dolencia, sumados a los anteriores, son:
Cansancio.
Problemas estomacales.
Dolor de espalda.
Dolor durante las relaciones sexuales.
Estreñimiento.
Sangrado más habitual de lo normal o sangrados irregulares durante la menstruación.
Hinchazón abdominal acompañada de pérdida de peso.
Respecto al tratamiento, la extirpación de ovarios es la opción más común.
La cirugía suele ser el primer paso para tratar el cáncer de ovario.
El abordaje y su alcance depende del estadio del cáncer y puede implicar la extirpación de los ovarios, las trompas de Falopio, el útero y cualquier otra estructura afectada (peritoneo, epiplón o intestino).
La operación del cáncer de ovarios es bastante compleja y debe ser «realizada siempre por un equipo de expertos, pues ha demostrado ser el único factor seguro para conseguir un aumento de supervivencia de la paciente», añade el jefe de cirugía ginecológica oncológica de Quirónsalud Valencia y Quirónsalud Colón.
Sirve para determinar la extensión del cáncer y saber si se ha diseminado a otros órganos o tejidos cercanos.
«Uno de sus principales objetivos es realizar biopsias para especificar el tipo concreto de cáncer», explica el Dr. Martín.
Se realiza en estadios iniciales.
«Puede incluir la extirpación de útero, ovarios, trompas, epiplon y ganglios linfáticos y paraaórticos, así como toma de muestras peritoneales».
Para casos avanzados, cuando el tumor se ha diseminado a otros órganos del abdomen.
«El objetivo de esta cirugía es eliminar totalmente el tejido tumoral. En ocasiones puede ser necesario extirpar estructuras afectadas externas al aparato genital, como intestino, peritoneo, colon o bazo. Puede hacerse en primera instancia, antes de la quimioterapia, o tras la administración de varios ciclos».
El tratamiento del cáncer de ovario suele incluir la extirpación de uno o los dos ovarios, además del útero.
Según el Dr. Martín, en casos de pacientes jóvenes que desean mantener la fertilidad y en casos muy iniciales y con un tipo de tumor poco agresivo, se puede contemplar una cirugía conservadora.
«La cirugía de preservación de la fertilidad como tratamiento del cáncer de ovario consiste en extirpar solo el ovario afectado o el tumor, dejando intacto el útero y el otro ovario. Para ello es imprescindible que el estadio tumoral y el tipo de tumor lo permitan».
La frecuencia de recaída tras esta intervención «depende del tipo de cáncer y la fase en la que se diagnosticó», aunque un tratamiento quirúrgico adecuado por parte de un equipo experto «disminuye el riesgo de recaída», anota el experto en cirugía oncológica de Quirónsalud.
Respecto a la recuperación de la operación de ovarios, suele ser satisfactoria, aunque puede llevar semanas e incluso meses «en función de la extensión y de las incisiones realizadas».
«Las secuelas serán menos llevaderas si se ha realizado una derivación intestinal o urinaria por extirpación de porciones del intestino o la vejiga, aunque esta situación no suele ser habitual», concluye el Dr. Víctor Martín.