VALÈNCIA. (EP) La ciudad de València y todas las localidades de la Comunitat Valenciana que celebran las Fallas llevan un año sin poder celebrarlas de manera completa desde que fueron aplazadas en marzo del año pasado por la covid-19, con lo que se convirtieron en las primeras grandes fiestas suspendidas en España a raíz de la pandemia, y sobre las que aún pesa la incógnita de si se podrán celebrar en algún momento de este año.
Así, por el momento, las Fallas, que inicialmente fueron aplazadas y después definitivamente suspendidas, no tienen fecha de vuelta en espera de la evolución de la pandemia, una circunstancia que llena de incertidumbre al mundo fallero.
Así, tanto falleros y falleras como los profesionales de todas las actividades económicas que giran en torno a estas fiestas --artistas, pirotécnicos, indumentaristas, orfebres, floristas y músicos, entre otros-- luchan por mantener vivo el espíritu de estas celebraciones y los negocios vinculados a ellas.
De hecho, en el momento de la suspensión, el 'president' de la Generalitat, Ximo Puig, cifró en 700 millones de euros el impacto económico para la Comunitat Valenciana generado tanto por el aplazamiento de las Fallas como de la Magdalena de Castelló, que tampoco se ha vuelto a celebrar.
Ahora, con el paso de un año entero y sin fiestas, de momento, en el horizonte, sectores como la pirotecnia o la indumentaria aseguran que "agonizan", con disparos que se pueden contar con los dedos de la mano en el primer caso y una reducción de su facturación del 90% en el segundo.
Este miércoles, 10 de marzo, se cumple un año desde que Puig anunciara que ambas fiestas quedaban aplazadas sine die hasta que la situación sanitaria hiciera posible su desarrollo. Entonces se habló de la posibilidad de celebrar las Fallas en julio o en octubre pero finalmente estas opciones se descartaron por la incidencia de la Covid-19 y sigue por este motivo sin fijarse una fecha.
El aplazamiento de las Fallas de 2020 diez días después de haberse celebrado la tradicional 'Crida', el acto de inicio oficial de la fiesta, supuso un hecho "histórico", dado que en toda su trayectoria, desde las primeras 'plantàs' del siglo XVIII, solo se habían suspendido por conflictos bélicos --la guerra de Cuba y la Civil-- y por una tasa municipal en el siglo XIX que llevó a las comisiones a no plantar. A partir de 1940 las Fallas se habían desarrollado de forma ininterrumpida hasta 2020.
La decisión del pasado año, adoptada "por responsabilidad y pensando en el interés general" como explicó Puig, se tomó cuando ya se habían celebrado algunos actos del calendario fallero como 'mascletaes', cabalgatas y a las puertas de la 'plantà' de los monumentos. Por ello, muchas de las piezas, especialmente, las partes centrales y sus remates de los monumentos de las secciones principales se encontraban ya en la calle.
Algunas de ellas permanecen guardadas todavía en las instalaciones de Feria Valencia, en espera de ser quemadas, y otras, como gran parte de la falla de la Plaza del Ayuntamiento tuvieron una 'cremà' atípica, a puerta cerrada y sin público y el 17 de marzo en lugar de la noche del día 19, cuando oficialmente desaparece pasto del fuego.
No obstante, la parte central de este monumento, la meditadora, que acabó con el rostro cubierto con una mascarilla por la pandemia y que se indultó momentáneamente para ser quemada en julio, sigue esperando las llamas, en este caso en La Marina. A la cremà de parte de la falla municipal se sumó, también en un acto atípico, la de elementos de monumentos de la Sección Especial que por su tamaño y complejidad no podían ser desmontados y guardados.
La suspensión de 2020 llevó también a los responsables de la fiesta a decidir que las Falleras Mayores de València de ese año, Consuelo Llobet y Carla García, mantuvieran sus cargos y repitieran como máximas responsables de la fiesta en 2021.
Recientemente, cuando se dio a conocer la imposibilidad de celebrar la fiesta en marzo, ambas comparecieron en rueda de prensa para apelar al espíritu fallero que sabe reinventarse. "Hay una característica de los valencianos y falleros que es esa capacidad de coger fuerza para volver", indicaba Consuelo, que se acordaba de la "situación crítica" por la que atraviesa el sector y de la necesidad de ayudas.
Según Llobell, "cuando comienza esto es como un sueño y quieres vivir el sueño completo". "A día de hoy sigue ganando esa ilusión", aseguraba entonces.
Por el momento, lo que sí hay son unas celebraciones diferentes. Para mantener su esencia y espíritu en la medida de lo posible, la Junta Central Fallera (JCF) de València, en la que están también integradas localidades próximas, ha elaborado un programa virtual hasta el 19 de marzo y que ha contemplado desde la 'Crida' hasta la 'cremà'
Entre sus propuestas, la JCF ha decidido pintar, durante la noche del 14 al 15 de marzo, los 382 puntos donde se plantan los monumentos en una acción que tiene el objetivo de "dar una alta visibilidad a las comisiones falleras de cada barrio".
El programa virtual arrancó el 28 de febrero con un vídeo sobre la última entrada de bandas y otro especial con un repaso a los discursos de la 'Crida' de los últimos años. El 1 de marzo se inició la construcción en línea de una falla, con exposición del 'ninot' incluida.
Este miércoles, coincidiendo con el año de la suspensión de la fiesta, se instalará en la plaza del Ayuntamiento de València un pebetero con una llama encendida para recordar a todas las personas que ya no están. Para el 13 de marzo se invita a que se cuelgue en balcones y ventanas de las casas cualquier elemento identificativo de la fiesta, como blusones o pañuelos.
Asimismo, para las noches del 14 y 15 de marzo, noches de 'plantà', se anima a compartir las cenas de la plantà en las redes. Del 15 al 19 de marzo, la semana grande de la fiesta, habrá 'globotaes' desde casa o como tutoriales de la gastronomía valenciana.
Para el 17 y 18 de marzo, días de ofrenda, se repartirá un recortable hecho por los artistas de la falla municipal infantil, Ceballos y Sanabria, de la Virgen María para poder hacerla desde casa mientras que el 19, día de Sant Josep, se invita a las comisiones y a la ciudadanía a hacer una paella en casa y mantener así vivo el espíritu de 'germanor'.