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análisis

Una salida lenta, flexible y prudente del QE del BCE sería lo mejor

Así lo entiende el economista de Pictet WM de cara a la reunión de este jueves de la institución monetaria europea donde los mercados esperan las palabras de Mario Draghi

7/09/2017 - 

MADRID. Esperamos que el BCE en esta reunión prepare una salida lenta, flexible y prudente de su programa de expansión monetaria cuantitativa (QE), dejando en estudio las opciones para 2018. De hecho, en su nuevo marco de 'confianza, paciencia, persistencia, prudencia' es previsible que, a fin de consolidar la recuperación, sólo lleve a cabo ajustes de parámetros técnicos, conservando la posición monetaria sin cambios.

En concreto puede ser en octubre cuando anuncie que las compras mensuales de activos se reducirán entre enero y junio de 2018 a 40.000 millones de euros desde 60.000 actuales. En cualquier caso no se presentará como restricciones monetarias directas ni se mencionará el fin de las compras de activos. En cambio seguirá destacando la importancia del conjunto de medidas, incluyendo las reinversiones de beneficios del programa, que estimamos alcancen un techo de 10.000 millones por mes.

Además, una orientación respecto a tipos de interés sería menos eficiente, especialmente si no hay respaldo unánime del consejo del BCE. Así que su mejor opción es insinuar mayor flexibilidad en el programa de compras de activos, de manera que pueda durar tanto tiempo como sea necesario.

Respecto a limitaciones por escasez de bonos que comprar el BCE puede ampliar el programa hasta finales de 2018 incluso e incluso entrar en 2019, con algunos cambios, como mayor proporción de bonos supranacionales o deuda empresarial o mayores desviaciones en las claves de capital, hasta alrededor de 10% del volumen de compras. Hay que tener en cuenta que una vez que el BCE se embarque en la salida de medidas no convencionales con final a la vista será menos sensible políticamente introducir cambios en las reglas del programa de compras de activos.

¿Qué dirá hoy Draghi?

Al mismo tiempo la fortaleza del euro impone una menor proyección de inflación y esperamos que el BCE refleje que sigue la evolución del tipo de cambio, al estilo Trichet, no como objetivo, sino como dato económico importante. Aunque Draghi pueda ser más explícito se abstendrá de una intervención más agresiva. Puede demorar el anuncio de una salida del programa hasta diciembre –aunque dejaría poco tiempo para que el mercado se ajuste- o, antes de anunciar una reducción de compras, seguir considerando aumentar el tamaño del programa de compra de activos.

El caso es que, dada la apreciación ponderada del euro del 4,8% desde la reunión de junio, hará revisión de proyecciones. El BCE emplea modelos con datos recientes de manera muy mecánica y tiene poco margen para evitar prever menor inflación para 2017-18, excepto por menor desempleo (esperamos se reduzca significativamente). De todas formas es poco probable que cambie sus pronósticos para 2020, ya cerca del objetivo. 

Draghi destacará la calidad del crecimiento económico e indicios de alza de precios al consumo, pero el BCE esperará, al menos hasta final de año, a que la inflación básica -sin energía ni alimentos no procesados- aumente desde los niveles de 1,2% de agosto antes de debatir los pasos de la salida final del programa de expansión cuantitativa.

Frederik Ducrozet es economista de Pictet WM

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