El pasado 12 de noviembre planteaba la cuestión: ¿Qué votarán los diputados valencianos cuando el Cupo vasco llegue al Congreso? Aquí, la respuesta
VALÈNCIA. La foto del debate exprés del Cupo vasco es la del responsable de la Hacienda vasca, Pedro Azpiazu, y sus homólogos de las diputaciones forales en el palco de invitados del Congreso, disfrutando del espectáculo. El espectáculo son un ministro y los portavoces de los partidos nacionales españoles defendiendo lo indefendible a capa y espada de la única forma posible en tales circunstancias, arremetiendo contra quien les dice las verdades del barquero. A Albert Rivera le atizaron todos, hasta Ignasi Candela, que en lugar de razonar el voto de Compromís contra el Cupo dedicó los pocos minutos que le concedieron a justificarse por haber coincidido con Ciudadanos, como pidiendo perdón. Y eso que Rivera tuvo el detalle de ilustrar con el ejemplo valenciano la falta de equidad del arreglo vasco.
Pedir coherencia a los políticos es como pedir peras al olmo. De ahí que se vea como normal que Ximo Puig y Alberto Núñez Feijóo –Bonig no dijo ni pío–, entre otros presidentes autonómicos del PSOE y del PP, estuvieran cuestionando el Cupo vasco a la misma hora que los diputados socialistas valencianos y populares gallegos estaban aprobando el saquito euskaldún.
Lo coherente habría sido que los diputados socialistas valencianos, que no estaban de acuerdo, hubiesen votado en contra o abstención. O que no hubiesen participado en la votación para no ser cómplices del apaño PP-PNV, como hizo el único diputado de Esquerra Unida, Ricardo Sixto, a pesar de que su partido y Podemos sí votaron a favor de aumentar el desequilibrio entre los españoles con algo tan poco progresista como dar más al que más tiene.
Pero ese voto de protesta habría sido montar un pollo en el Congreso, y tampoco es cuestión de que los valencianos pasemos de la invisibilidad al protagonismo sin solución de continuidad. Que nos citara Rivera en su discusión con Montoro y que Compromís tuviera su minuto de gloria –que desaprovechó cargando contra Rivera– es un avance en la visualización del ‘problema valenciano’. Para algo servirá, como la manifestación del 18N.
Había dos motivos para oponerse a la mejora del Cupo vasco, uno de forma y otro de fondo. Compromís se quedó en el formal: no es de recibo que arreglen a toda prisa la financiación del País Vasco cuando los valencianos y los ciudadanos de otras CCAA castigadas por el actual sistema llevamos tres años esperando, que serán cuatro porque ya ha dicho Rajoy que no va a cumplir su promesa.
Ciudadanos también criticó las formas, pero sobre todo el fondo, el impresentable cálculo del Cupo vasco. Para ello, Rivera aprovechó el informe publicado la tarde anterior, a título particular, por el experto del Ministerio de Hacienda en materia de financiación autonómica, Ángel de la Fuente, el mismo experto que convenció a Montoro de que los valencianos llorábamos con razón en un informe tan crudo que el Ministerio lo censuró. En el informe sobre el Cupo (aquí el documento completo), el también director de Fedea dice que "resulta muy difícil evitar la conclusión de que el importe del cupo es fruto directo de un pacto político que después se viste con el ropaje de la Ley del Concierto".
Por si alguien no lo ha entendido, Rajoy ha 'comprado' los votos del PNV para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y lo ha hecho con el dinero que debían recibir el resto de los españoles.
"Está en la Constitución", repiten quienes no se la han leído. En la Constitución hay una referencia tácita a que exista el Cupo vasco, pero no a que se calcule mediante el mercadeo de votos con el PNV, vulnerando el artículo 138.2 de la propia Constitución: "Las diferencias entre los Estatutos de las distintas ComunidadesAutónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales". Si la diferencia –antes de esta mejora del Cupo– entre los 4.170 euros de financiación per cápita del País Vasco y los 1.824 euros por habitante de la Comunitat Valenciana no es un privilegio, habrá que buscarle otro sustantivo. ¿Injusticia?
Añadía De la Fuente otra reflexión que es una bofetada al Gobierno actual y a los anteriores: "Esta forma de proceder, que se ha repetido en numerosos pactos de la misma naturaleza entre los sucesivos partidos nacionales de gobierno y distintas fuerzas nacionalistas y regionalistas, puede ser muy difícil de evitar cuando es necesario completar mayorías para gobernar o para aprobar presupuestos, pero desde luego no es la mejor forma de avanzar hacia un diseño coherente y equitativo de nuestro modelo de financiación territorial".
Montoro no lo pasó bien en el Pleno del Congreso, pero una vez aprobado el Cupo por amplia mayoría, volvió a ser el trilero de la financiación autonómica y anunció que el Gobierno no iba a cumplir su promesa de tener listo el nuevo modelo en 2017 ¡por culpa del PSOE! La consigna desde hace meses en el PP es que la culpa es del PSOE, primero de Zapatero y ahora de Sánchez.
Llegada la hora de negociar, el ejemplo dado por los vascos podría haber servido de inspiración a los valencianos. Veamos: el PNV, con sus cinco escaños, salva los PGE de 2017 arrancando a Rajoy cuantiosas inversiones en el País Vasco –avaladas por Ciudadanos– y un nuevo 'cálculo' del Cupo muy ventajoso. Cuando toca presentar los PGE de 2018, el PNV avanza que no los apoyará no porque todavía no esté aprobado el nuevo Cupo, que sería lo lógico, sino por lo ocurrido en Cataluña. El PP capta el mensaje subliminal –no era difícil– y corre a aprobar el Cupo mediante trámite de urgencia con el apoyo de PSOE y Unidos-Podemos. Pero como no era por eso, sino por Cataluña, el PNV sigue sin apoyar los PGE de 2018... de momento. Después del 21D, lo de Cataluña se habrá 'solucionado' y el PNV aceptará negociar los PGE 2018. ¿Negociar? Hombre, no pensarás que va a salir gratis su apoyo, con las inversiones que todavía necesita el País Vasco. (Aplausos)
¿Y qué hacemos los valencianos? Pues Compromís (cuatro diputados) llega tarde para negociar con sus votos porque vascos (5) y canarios (2) se le han adelantado –el PP necesita siete, así que Compromís podría ocupar el lugar de los canarios pero no el del PNV–. Y Ximo Puig dice que exigirá que en el nuevo modelo de financiación el País Vasco y Navarra aporten al fondo de solidaridad común. Pero lo dice sin ninguna fuerza para negociar porque unas horas antes los diputados socialistas valencianos han aprobado el Cupo vasco negociado con Rajoy para los próximos cinco años. Y los vascos, muertos de risa en el palco del Congreso.
Militantes de Madrid, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León, Galicia y Extremadura reclaman un sistema justo y multilateral