Vox rechaza la Zona de Bajas Emisiones y Catalá deberá negociarla con PSPV o Compromís

VALÈNCIA. "13 no son 17". El portavoz de Vox en el Ayuntamiento de València, Juanma Badenas, le ha repetido esta frase en numerosas ocasiones a la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, para recordarle que no goza de la mayoría necesaria para gobernar con tranquilidad durante los próximos cuatro años. Lo hizo el día de su toma de posesión hace tres meses y también ha retomado este discurso a la vuelta de vacaciones con uno de los asuntos más complejos que tiene sobre la mesa el consistorio: el Valencia CF. 

El líder de Vox en la ciudad anunció en rueda de prensa que Catalá no tendrá el apoyo de su partido para renovar el convenio urbanístico del Nou Mestalla entre el Ayuntamiento y el club. Una circunstancia que obligará al PP llegado el momento a buscar el apoyo de Compromís o el PSPV para alcanzar los 17 apoyos que requerirá para validarlo.  

Ahora bien, no será el único asunto en el que el PP se encuentre con el partido de Santiago Abascal enfrente y no a su lado: fuentes municipales de Vox aseguran que se opondrán a la tramitación de la ordenanza de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Un documento que se encuentra en fase de elaboración en la Concejalía de Movilidad y que deberá aprobarse antes del 31 de diciembre de 2023. 

Por el momento, se desconoce su contenido, pero en Vox tienen claro que dirán que "no" sean cuales sean las restricciones que imponga el texto que salga del área que dirige Jesús Carbonell. La ordenanza, que impedirá a algunos vehículos circular por algunas calles de la ciudad, debe dar respuesta a cuándo entrará en vigor, qué áreas comprenderá de València o a qué vehículos afectará, entre otras cuestiones.  

En total, en la Comunitat Valenciana hay 15 municipios de más de 50.000 habitantes donde podrá haber restricciones a la circulación en este sentido, entre ellas, Valencia. 

Rifirrafes a lo largo de la semana

Lo cierto es que a lo largo de los últimos días la relación entre PP y Vox no ha sido la mejor. Los segundos, además, han buscado desmarcarse de los primeros en algunos temas donde ambos partidos guardan diferentes posicionamientos. 

El primer enfrentamiento surgió el martes a raíz del topónimo de la ciudad. El PP quería cambiar la denominación para que esta pudiera utilizarse en valenciano y castellano. Actualmente, la denominación es València, con tilde abierta, de manera que las dos opciones que los populares querían eran las de Valencia/València. Sin embargo, Vox apostaba por la tilde cerrada (Valéncia). El PP no lo compartía. 

El asunto derivó en un enfrentamiento en el que acabó por imponerse la voluntad de Vox, pero previamente provocó una discusión en público entre dos concejales de ambos partidos y que acabó con Badenas rompiendo en pedazos un papel que el edil del PP le había tendido minutos antes. 

Apenas 24 horas después, en la comisión de Urbanismo, también dos ediles de los dos partidos protagonizaron un rifirrafe a cuenta de una moción de las Casitas Rosas. Y todo, a pesar de que Catalá los situara como los "socios preferentes" de los populares.