VALÈNCIA. La empresa de moda inteligente Sepiia sigue incorporando nuevas tecnologías a sus camisas, conocidas por no arrugarse y no marcharse. Ahora, su nueva incorporación ha sido la biocerámica con la que pretender mejorar la sensación de bienestar del usuario de sus camisas, polos y camisetas. La pasada semana, la compañía impulsada desde València ha puesto en marcha una campaña a través de Kickstarter para vender las primeras unidades del producto.
Esta tecnología recoge una radiación solar imperceptible para el ojo humano al poseer una longitud de onda más larga. Los rayos de infrarrojo lejano penetran en la piel y benefician con su calor tanto a músculos como articulaciones, vasos sanguíneos y células corporales. Esta radiación activa las moléculas de agua en el organismo y con ella la actividad celular y la oxigenación. Cuestiones que pueden ayudar a la recuperación muscular y a reducir el estrés y ciertos dolores corporales, así como aumentar el nivel de bienestar. Evidentemente, no puede sustituir un tratamiento médico, se trata contribuir a que las personas se sientan mejor y con más energía.
“Funcionalidad, tecnología y sostenibilidad”, son las tres palabras que caracterizan a Sepiia, según Federico Sainz, su fundador y CEO, quien asegura que desde su nacimiento han apostado por que sus productos sean sinónimo de claro compromiso con el medioambiente. Sainz explica que, desde que lanzaron su primer prototipo hace tres años, las camisas para caballero, han ampliado la variedad de estampados y formas hasta llegar a los polos y camisetas. Prendas confortables y que supongan un menor cuidado son el objetivo de la marca, asegura el fundador de la compañía. Paradójicamente, este menor cuidado que se dedica a las prendas se traduce en una mayor atención hacia el medio ambiente.
Sainz empezó esta aventura tras trabajar durante más de 4 años en el Instituto tecnológico textil de AITEX (Alcoy), en el que fue conociendo cómo la tecnología textil era capaz de generar materiales con capacidades que se podían aprovechar para hacer ropa del día a día. "Nadie lo estaba haciendo, así que me motivó a ser el primero", señala. Saltó de los laboratorios al mundo empresarial y se embarcó en este proyecto, que presentó a finales de 2015 en Lanzadera. Un año más tarde, entró en el programa Garaje para comenzar a desarrollarlo. La idea se había convertido en una empresa real.
El olor y las manchas no se queda en sus camisetas, pero Sainz asegura que su esencia sí, ya que tienen la misma visión que cuando empezaron: generar piezas que satisfagan a sus clientes y promover una industria de calidad que suponga un impacto medioambiental mínimo. Desde la producción hasta la distribución, sus productos intentan respetar el entorno, puesto que aguantan entre 4 o 5 días sin lavar, por lo que se consume menos agua, y los materiales son 100% reciclables.
Sainz expone que los productos se producen en su totalidad en España y se encuentran explorando si abrir sus puertas al mercado exterior. No obstante, antes quieren estudiar qué países serían más susceptibles de entrar en ellas y comprar los diseños, por lo que buscan rastrear si funcionaría la idea. Afirma que se dirigen a clientes finales, no a otras empresas. La universalidad del producto hace que llegue a todo el mundo, pero cuentan con prototipos distintos distintos para perfiles diferentes. “En el hombre funcionan mejor”, expone, por lo que su comunicación se ha dirigido principalmente a la población masculina por las características que presentan las camisas. La pasada semana Sepiia también fue una de las compañías valencianas que estuvo presente en el South Summit.
