VALÈNCIA. Menos de dos semanas desde que ocurrió la trágica Dana, cuyas inundaciones provocaron al menos 214 fallecidos en la provincia de Valencia, según los datos oficiales hasta la fecha. Una catástrofe que se ha llevado por delante también infraestructuras y miles de viviendas, y que ha supuesto un golpe político muy difícil de superar para el Consell que dirige Carlos Mazón, que este sábado fue el blanco de una manfestación de 130.000 personas en València para pedir su dimisión.
Su imagen y la del Gobierno valenciano han quedado seriamente dañados no sólo por la magnitud del desastre sino también por la gestión política de la crisis, con multitud de contradicciones e incluso falsedades que han acabado por minar la credibilidad de los dirigentes valencianos al mando de la emergencia. Hasta el punto de dejar en el alambre la continuidad tanto de la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, y sus altos cargos en el departamento de Emergencias como del propio titular del Consell, si bien todo indica que su voluntad es capear la crisis.
De este modo, el PP valenciano se encuentra ante una crisis de consecuencias políticas todavía imprevisibles en la que ha emergido como una opción de futuro, en las filas populares de Génova, la figura de la alcaldesa de València, la María José Catalá, que desde la vara de mando del Cap i Casal ha conseguido esquivar el maremágnum político del Ejecutivo valenciano y, centrada en las tareas de reconstrucción, en una suerte de 'vía Óscar Puente', ha evitado entrar en las sonoras polémicas que han envuelto el proceder de Mazón y sus consellers.
Así, la primera edil ha escogido, desde que sucediera el temporal, un perfil bajo en lo político y cuando se le ha consultado por las disputas entre el Gobierno central y el Consell sobre las responsabilidades en lo sucedido, ha evitado entrar al trapo, incluso después de que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, saliera en defensa de Mazón el pasado fin de semana. Cabe recordar, en ese sentido, que si bien Catalá es diputada en Les Corts, dejó de ser 'número dos' del PPCV hace más de un año, lo cual le permite mantener cierta distancia.
El lunes, precisamente, en plena contienda contra Pedro Sánchez y la Delegación de Gobierno por el relato, la popular fue consultada expresamente por esto y rechazó "entrar en debates políticos". "No voy a entrar en esos debates y reproches ni voy a entrar en nada de eso", aseveró, para añadir que la política estaba en ese momento "para otras cosas" como "ayudar a la gente y atender las necesidades de las personas".
Unas declaraciones en las que no hubo ningún apoyo explícito al titular del Consell, como tampoco lo hubo este sábado en plena manifestación contra la gestión del Ejecutivo autonómico: mientras el PPCV se centraba en vincular la concentración con algunas de las entidades organizadoras pancatalanistas, la primera edil sólo se manifestó para censurar, "con absoluto respeto a todos", los actos vandálicos sufridos por el Ayuntamiento, y para poner en valor el trabajo consistorial en la reconstrucción de las pedanías y otras localidades.
Lo cierto es que la crisis del Consell se ha precipitado en las últimas jornadas. Ejemplo de ello son algunos detalles como la solicitud de la declaración de emergencia nacional -para dar el mando al Gobierno- formulada por el propio Feijóo, que hasta el momento había respaldado a Mazón en su señalamiento al Ejecutivo central, o la inquietud manifestada a medios de comunicación por dirigentes populares sobre la gestión del barón alicantino.
La puntilla la daría el propio Mazón este viernes al reconocer que el día de la Dana había estado de comida con una periodista para ofrecerle la dirección de À Punt. Una asunción con la que intentó acallar las especulaciones sobre su ubicación mientras el Cecopi estudiaba la evolución del temporal, pero que agravó la ya deteriorada imagen por la gestión de la crisis. El terremoto político, de hecho, ha sido tal que se ha manifestado también en la pérdida progresiva de sus apoyos mediáticos, especialmente de medios conservadores estatales que hasta el momento habían defendido su relato.
En ese sentido, y ante la dañada credibilidad que ostenta Mazón en Génova y entre algunos de los barones territoriales -ni siquiera Ayuso, acostumbrada a la confrontación con el Gobierno, ha mostrado su apoyo explícito-, todo apunta a que la dirección nacional ya ha empezado a plantearse alternativas por si, llegado el caso, es necesario un relevo en la Comunitat Valenciana, tal como han publicado varios medios nacionales. Un debate interno en el que la figura de Catalá emerge como una posibilidad al ser uno de los rostros fuertes (si no casi el único) de los populares valencianos.
No está clara cuál sería su respuesta por el momento: en sus círculos rehúyen el interrogante y lo achacan a meras "intuiciones" y "especulaciones". Pero lo cierto es que si el partido la necesita para un posible relevo, también sería necesaria una alternativa para liderar el consistorio, pues no pueden convocarse nuevos comicios municipales. Lo cual reviste la operación de mayor complejidad, a la que se sumaría la necesidad de contar con el visto bueno de Vox tanto en Les Corts como en el Ayuntamiento.