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tribuna libre / OPINIÓN

¿Es la izquierda socialmente responsable?

Foto: A. PÉREZ MECA/EP
4/10/2024 - 

¿Dónde vas, Yolanda,

dónde vas triste de ti?

Voy en busca de Sumar

que hace tiempo no la vi.


Ya Sumar está muerta,

muerta está, que yo la vi,

cuatro sepultureros la llevaban   

(Podemos, Compromís, En Comú y Más Madrid- 

que es uno, comunismo totalitario)

por las calles de Madrid….


Ya murió la flor de Mayo,

ya murió la flor de Abril,

ya murió la roja rosa,

roja rosa de todo Madrid.

Aprovecho el conocido poema sobre Alfonso XII y la muerte de la reina Mercedes para, de libre adaptación, describir el estado actual de la formación comunista que ¿lidera? Yolanda Díaz.

Y es que durante este verano me han ido alterando, de forma acumulativa, la cantidad de gansadas, sandeces y bufonadas que ha ido excretando la miss del comunismo nacional, todas ellas con un alto impacto negativo sobre las personas y las empresas españolas, demostrando, una vez más, que la izquierda no es "socialmente responsable" sino que es un modelo insostenible. Me imagino que con la mejor intención de hacernos daño (por supuesto) a los españoles y a nuestra economía, vamos de arruinarnos definitivamente y dejar el camino preparado para su gran revolución.

He recogido, de diversos medios y procedencias, todo debidamente contrastado para no caer en el fango, gran cantidad de declaraciones de la susodicha, todas sin desperdicio, que nos van a ayudar a contextualizar y desarrollar posteriormente una hipótesis verdaderamente plausible. 

Ha dicho cosas como que quiere "un organismo político de control de integridad de las empresas que accedan a contratos públicos"; ha llamado a los españoles a convertirse en chivatos del Gobierno; su reducción de la jornada laboral costará casi 5.300 euros más a cada microempresa; "Sumar quiere endurecer aún más el acceso de becarios a las empresas durante las prácticas de verano"; "sale adelante su plan LGBTI" y las consultoras anticipan un verdadero caos; los "policías advierten del nivel de Yolanda Díaz por confundir delitos de la Ley Mordaza con el Código Penal";  "Moncloa y Sumar corrigen a Yolanda Díaz: la derogación de la ley mordaza queda en la mera modificación de un artículo"; como consecuencia de sus políticas: "Los costes laborales suben un 20% mientras la productividad por ocupado cae un 4,1%; nos ha comunicado que el paro baja"... pero los beneficiarios de las prestaciones aumentan; pretende experimentar su plan anti-turismo en Canarias, creando cupos de entrada para los viajeros; quiere imponer un impuesto al libre traspaso de fondos de inversión; considera prioritario el reconocimiento como derecho social del "confort climático"; "Yolanda Díaz endurece el proceso para contratar empleadas del hogar con nuevas obligaciones a las familias"; pretende implantar un impuesto de solidaridad a herencias a partir de 1 millón de euros; pretende subir casi 20 impuestos y rabia contra los hoteles: exige a Sánchez que no publicite el turismo para que ganen menos…

Nada nuevo bajo el sol, en bikini o no, todo son viejas recetas comunistas y ultraizquierdistas: prohibir y subir impuestos.

Sin desperdicio, como decía, todas y cada una de estas pretensiones y exigencias de Yolanda, y muchas otras que no he registrado para no hacer interminable la lista, acabarán en el BOE y serán de obligado cumplimiento para todos los españoles, como ha sucedido con las anteriores sobre igualdad, violencia de género, lgbti, etc. Todas ellas de origen comunista (podemita, compromís, en comú, más Madrid y otros) y por supuesto del PSOE. En este momento de la partida a nadie le cabe la menor duda de que todo es lo mismo. Unos hacen de poli malo y el PSOE de poli bueno, pero no existe ninguna propuesta comunista que haya sido desechada por este gobierno. Y a medida que pasan las legislaturas el PSOE situado en la extrema izquierda comiendo terreno y anulando a estos grupúsculos comunistas que ahora pugnan entre ellos por conservar las dádivas de la casta política que no hace tanto rechazaban.

Una persona debidamente equilibrada pensaría que es imposible que alguien pudiera acumular tantas sandeces y gansadas en su día a día.  Recomiendo al lector ver la entrevista de Pepa Bueno realizada a Yolanda Díaz el pasado día 15… vea la cara de palo que se le queda a la inconmensurable periodista al comprobar que la tal Yolanda es incapaz de acabar una frase, transmitir un concepto claro, como se mete en un galimatías continuo además de darle patadas a la gramática y al diccionario. Pensaría, la entrevistadora, que estaba escuchando un idioma nuevo, el yolandés, aún imposible de traducir al español, aunque los filólogos y psiquiatras ya trabajan en ello.

Ante tanta producción dialéctica de Yolanda podríamos pensar que no sabe callar, pero nada más alejado de la realidad. Yolanda nos obsequia con silencios atronadores en muchas ocasiones, como por ejemplo su silencio estrepitoso ante la presunta corrupción de Begoña, el hermano, el propio jefe y su partido; o su silencio escandaloso sobre el fraude de Venezuela y el exilio forzado de su Presidente Electo. 

Ciertamente que Yolanda no es, en lo estético-dialéctico, Paquita Rico, actriz que protagonizó el papel de reina Mercedes en la famosa película junto al galán Vicente Parra…  claro que no; pero vayamos a lo político y utilicemos el método comparativo, que es el mejor y más rápido para descubrir las diferencias, para saber qué cosa es mejor que otra. No la podemos comparar con Winston Churchill ni con Konrad Adenauer, ya que como dijo el guepardo, yo no compito en esa carrera. Pero si podemos compararla con Margaret Thatcher. Personalmente, me quedo con Margaret y, sobre todo, con las políticas que aplicó durante sus mandatos, encaminadas todas a mejorar la vida de los británicos, incluso de los mineros que al principio lucharon contra ella. Y me quedo con el pensamiento político de Margaret, cosa que en el caso de Yolanda no existe ya que las consignas comunistas no se pueden considerar pensamiento propio.

Margaret creía en una sociedad autosuficiente, no en una sociedad dependiente. Decía: "Los marxistas se levantan temprano para promover su causa, debemos levantarnos aún más temprano para defender nuestra libertad".

Margaret creía en el progreso y estaba convencida de que provenía de "la inventiva, la capacidad, la determinación y el espíritu pionero de hombres y mujeres extraordinarios", por lo que estaba en contra de la nacionalización y a favor de la empresa privada y alentaba a las pequeñas empresas ya que la innovación llegaba a través de éstas.

Dijo: "Nuestra libertad ha sido ganada no por grandes campañas abstractas sino por las objeciones de hombres y mujeres a que el Estado les quite su dinero".

Tenía una arraigada creencia en las virtudes de la autosuficiencia y de la independencia personal en las que se fundamenta la sociedad libre y el progreso humano. En el respeto a las cualidades y a la libertad de los demás. En el ahorro, que el socialismo confunde con codicia, en el derecho de los padres de elegir y luchar por lo que consideran la mejor educación para sus hijos.

Tenía esta visión, "el derecho de una persona a trabajar y gastar como quiera lo que gana, a tener propiedades, a tener al Estado como sirviente y no como amo. Esta es la esencia de una economía libre. Y de esa libertad dependen todas las demás".

En esta comparativa está claro que Margaret gana por goleada, pero no me quiero quedar aquí. Por supuesto que Yolanda y sus socios socialistas están en su derecho a equivocarse, incluso a aplicar políticas que menoscaben la capacidad económica de los españoles y sus empresas, incluso tienen derecho a intentar que triunfe su concepto de estado comunista/socialista, pero es nuestro deber, primero denunciarlo y luego evitarlo. Poco a poco, de forma inexorable, los socialistas han creado un monstruo que ya no pueden controlar. Este Estado que han creado se ha vuelto más aleatorio en la justicia social y económica que pretende proporcionar, más asfixiante sobre las aspiraciones e iniciativas ciudadanas, más selectivo políticamente, más gigantesca su voracidad fiscal y más incompetente en sus actuaciones de gobierno. Ya es una amenaza contra la libertad de este país, recordemos que no hay libertad si el Estado controla totalmente la economía. La libertad personal y la libertad económica son inseparables. No puedes tener una sin la otra y no puedes perder una sin perder la otra.

Yolanda, y todos ellos, individualmente son lo que llamaríamos un "insignificante vacío", pero sus actos ideológicos están haciendo un daño irreparable a nuestra economía llevándonos a un riesgo macroeconómico en evolución del que tardaremos años en recuperarnos, décadas.

Creo firmemente que no es necesario hacer concesiones cuando se trata de ofrecer un sólido rendimiento empresarial y crear un impacto social que beneficie a todos los españoles, pero estos socialistas anteponen sus agendas políticas y personales a los intereses de los trabajadores, empresas, pensionistas, autónomos, etc. ¿Alguien piensa que estos políticos sirven de inspiración a nuestros jóvenes?

Se nos ha olvidado que el presidente y resto de la "banda del progreso" trabaja para nosotros y no al revés.

Y, para terminar, desde aquí le brindo a Yolanda la próxima gansada como idea revolucionaria y de aplicación inmediata: "los trabajadores españoles tienen derecho a respirar bajo el agua".

Me ha dicho un pajarito que mi buen amigo Vicente Climent está a punto de presentar en sociedad su primera novela, Debajo del agua, y por lo que sé se trata de un bombazo. Muchas felicidades Vicente y ya nos contarás de dónde sacas el tiempo para tanta y tan provechosa actividad.

Y también aprovecho para felicitar a otro amigo, Cristóbal Aguilar, por la reciente publicación de su nueva novela, La muerte de Alina. A ambos les deseo un gran éxito de crítica y ventas.

Un abrazo a los dos. Valencia no se detiene.

...

Ricardo Romero es especialista en estrategia de impacto y sostenibilidad.

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