VALÈNCIA. 'El 'índice del miedo' (Vix Index) refleja el pánico que se vive en bolsa'. Así titulaba este diario el pasado 28 de febrero, es decir, antes de que la covid-19 provocara un reguero de pérdidas en todos los mercados financieros del planeta y, lo más importante, miles de fallecidos a lo largo y ancho del globo. Dos semanas más tarde dicho indicador se disparaba hasta los 82,69 puntos, rozando los máximos históricos de los 89,53 puntos del 20 de octubre de 2008 en plena crisis financiera provocadas por las 'hipotecas basura' o subprime; mientras el Ibex 35 tocaba el 16 de marzo del pasado año los 5.814 puntos, un nivel que no visitaba desde 2003.
Analistas, operadores, gestores e inversores tienen muy en cuenta la marcha del Volatility Index, que raras veces suele fallar. Hace dos meses, tal y como publicó entonces Valencia Plaza, daba como ganador a Joe Biden en las elecciones estadounidenses... y tampoco se equivocó. Conviene recordar que cuando un mercado presenta miedo se debe que la volatilidad es muy alta y todavía mayor el riesgo de caída; mientras que cuando la volatilidad es baja -como sucede en estos momentos-, el dinero sigue entrando sin motivo aparente de peligro.
Históricamente un Vix, que fue creado en 1993 por el Chicago Board Options Exchange (CBOE) o principal mercado de opciones y futuros de todo el planeta, por encima de los 20 puntos invita a la relajación y al optimismo; todo lo contrario de cuando franquea la barrera de los 30 puntos. Y dicha cota estuvo muy cerca de superarla el pasado lunes al marcar un máximo de 29,19 puntos. O lo que es lo mismo: un 28,31% por encima de los 22,75 puntos a los que echó el cierre en 2020. Un ejercicio donde se disparó un 65,09%, dado que partió de los 13,78 puntos para acabar en esos 22,75 puntos.
El Vix, que utiliza las contrataciones de opciones del índice bursátil de referencia en EE UU -y prácticamente en el mundo- como es el S&P 500, no es un indicador avanzado, pero sí una especie de barómetro de la volatilidad reinante en el mercado. Y en la primera semana de 2021 se ha plasmado en una fluctuación del 'índice del miedo' en un 36,27%. Un porcentaje que sale del mínimo intradía del pasado viernes en los 21,42 puntos a los 29,19 puntos del máximo en lo que va de año establecidos hace justo una semana.
Dicho índice dibujó un recorrido de ida y vuelta para despedirse el pasado viernes en los 21,56 puntos, es decir, un 5,23% por debajo de como acabó 2020. Y tampoco volvió a fallar porque a medida que descendía subían las bolsas como la española, cuyo índice Ibex 35 se anotó un avance del 4,13% durante la primera semana del año para acercarse a los máximos de la precovid tras superar los 8.400 puntos.
Por su parte, Wall Street cerró con ganancias pese a los malos datos de empleo publicados el pasado viernes en Estados Unidos. Pero aún así sus tres principales indicadores (Dow Jones de Industriales, S&P 500 y Nasdaq Composite) se anotaron récords por segundo día consecutivo para finiquitar al alza la primera semana del año. Todo ello pasando por alto el asalto al Capitolio por seguidores de Donald Trump.
De vuelta a la economía estadounidense, y como cada primer viernes de mes, el Departamento de Trabajo norteamericano anunció la pérdida de 140.000 puestos de trabajo en diciembre. El por qué no fue otro que el impacto de las medidas implementadas para frenar la propagación de la segunda oleada de contagios de la covid-19, aunque la tasa de paro del país se mantuvo estable en el 6,7%.
"La disminución del empleo refleja el reciente aumento de casos de coronavirus y los esfuerzos para contener la pandemia", explicó en una nota de prensa la oficina de estadísticas laborales del Departamento de Trabajo estadounidense. Lo hizo destacando que las pérdidas de puestos de trabajo en sectores como ocio, hostelería y educación privada se compensó parcialmente con las ganancias registradas en servicios profesionales, comercio minorista y la construcción.
En diciembre pasado, tanto la tasa de paro (6,7%) como el número de desempleados registrados (10,7 millones) se situaban muy por debajo de los máximos contabilizados en abril de 2020, cuando la tasa de paro llegó al 14,8% y la cifra de desempleados se disparó hasta los 23,1 millones. No obstante, ambas referencias se mantienen sustancialmente por encima de los niveles precrisis, cuando en febrero de 2020 la tasa de paro era del 3,5% y el número de desempleados alcanzaba los 5,7 millones.