VALÈNCIA. Hablar de TheLogicValue (TLV) es hacerlo de una de las fintech valencianas -y españolas- que más está dando que hablar en el sector financiero en los últimos tiempos. Tres jóvenes (Lorenzo García, Ricardo Domínguez y José Antonio Cano) decidieron aunar esfuerzos para crear un 'revolucionario' modelo de análisis dirigido a entidades financieras, family offices, EAFI y asesores financieros, con el fin de facilitar las decisiones de inversión y la relación con el cliente.
Fue en 2015 -tras muchas noches de falta de sueño- cuando veía la luz TLV y poco a poco comenzaron a llegar los reconocimientos. El último, tal y como contó esta misma semana Valencia Plaza, de la prestigiosa consultora estadounidense Gartner, que la eligió para formar parte de su lista 'Cool Vendors in Banking 2020'... con la particularidad que TheLogicValue fue una de las cinco seleccionadas a nivel mundial. Casi nada.
Todo ello con el mérito que tiene no contar en su accionariado con ningún banco, ni tampoco empresa tecnológica alguna. Pero nada mejor que sea Lorenzo García, consejero delegado de TLV, para conocer más a fondo esta fintech cuya punta de lanza es el 'chatbot' Julia.
-Sinceramente, ¿qué sintió cuando fueron elegidos por Gartner como una de las cinco fintech del planeta en su lista 'Cool Vendors in Banking 2020'?
-He de reconocer que no sabía que era ser un 'Banking Cool Vendors' y eso que estuvimos un año respondiendo cada vez que nos llamaban, realmente sin saber si servía para algo o no. Pero cuando nos mandaron el mail y a continuación me llamó la persona que lo llevaba fue algo brutal. Sinceramente derramé alguna lágrima... lástima no poder celebrar este gol con una melé con todo el equipo (sonríe al otro lado del hilo telefónico).
-Un reconocimiento que llega después de otros muchos pero la mayoría a nivel internacional como el del 'gigante azul' IBM, ¿por qué cuesta tanto ser profeta en su tierra?
-Cuando eres diferente, la gente duda y cuando la empresa es grande, esa duda pesa más en las decisiones. La imagen que se tiene de una 'start-up' es que quiere dar el pase rápido; eso es la excusa perfecta para las corporates para no sentirse cómodas. En TheLogicValue tenemos accionistas que nos insistían en el largo plazo y no en vender la empresa. Ese mensaje lo interiorizas y lo transmites; y en Bankia, Andbank o IBM los directivos se dieron cuenta de que TLV no se había montado para ser vendida. No. Percibieron rápidamente que nos gustan las finanzas y la tecnología, y lo que queremos hacer es crecer la empresa. Es ahí donde se las compañías empiezan a invertir su tiempo en TheLogicValue porque confían que con el paso del tiempo, y saben que su inversión les reportará beneficios. Sinceramente considero que en IBM nos dieron el premio porque veían que aportamos valor al ecosistema, y era su manera de reconocerlo y animarnos.
-¿Qué le ha supuesto a TLV el apoyo de Bankia?
-Crear el programa Bankia Fintech gracias a Innsomnia, supuso mantener con vida una pequeña fintech con un gran sueño: no querer deslocalizarse de València y Castellón. Ese fue el primer apoyo. El segundo fue el encargo de un portfolio manager (gestor de carteras), que es la base de todos los APIs (Interfaz de Programa de Aplicación) que tenemos y a la que se conecta nuestro 'chatbot' (asistente virtual) Julia. Por último, estar homologados como proveedores de Bankia, con un contrato a tres años, nos genera estabilidad y facilidad en el desarrollo de las soluciones que les ofrecemos. Lo más importante es ser una referencia de mercado, que trasmite seguridad al potencial cliente, bien sea una entidad financiera nacional o internacional. Al igual que los reconocimientos de IBM, Gartner o Cuatrecasas, nos abre puertas y luego ya las trabajamos.
-¿Por qué bautizaron con el nombre de Julia a su 'chatbot' y cómo surgió?
-Primero pensamos en Ricardo, uno de los fundadores de TLV, pero Julia es un nombre que se escribe igual en todos los idiomas y la erre es difícil para algunos países. Así que lo cambiamos. El 'chatbot' surgió cuando IBM me invitó al think del año 2016, un evento anual de referencia a nivel mundial en el sector donde se exponen ideas y avances. Ahí nació la idea de conectar la inteligencia artificial con los APIs que teníamos, tratando de que ese conocimiento financiero apoyara a los asesores a la hora de tratar con sus clientes.
-Y vaya si pasó, dado que de momento Julia ya está implementada en MyInvestor, el neobanco de Andbank en España, así como en la fintech estadounidense Ualett especializada en la concesión de préstamos personales. ¿Cuál es la clave para poder ofrecer recomendaciones de valores y a la vez calcular préstamos?
-Realmente dentro de Julia hay un API donde tenemos miles de algoritmos financieros, fiscales y los datos. Es el cerebro con el contenido que no para de crecer. Por otro lado, está la parte frontal, que con inteligencia artificial y entrenamiento entiende al cliente cuando le escribo, pero en Ualett cuando le hablo con tecnología pasa la voz a texto. Por eso lo podemos hacer en cualquier idioma. La algoritmia y los datos financieros son iguales en todos los países; mientras el idioma va por otro lado y lo ponen grandes empresas tecnológicas como IBM, Oracle, Microsoft o Google. Tenemos demos hasta en chino.
-¿Qué piensa cuando le dicen que tiene en sus manos a una referencia mundial en este tipo de asistentes financieros?
-Que tenemos una gran oportunidad para crear una gran empresa global, y que tengo que cambiar el plan de negocio (sonríe).
-¿Han pensado alguna vez en salir a cotizar como, por ejemplo, al BME Growth anteriormente conocido como MAB?
-Los mercados financieros han sido gran parte de mi vida profesional, y veo que es algo posible. Además, con la distribución del capital que tenemos ya cumplimos los principales requisitos. Pero dicho eso, de momento no nos lo planteamos a corto plazo.
-¿Cómo les ha afectado una pandemia que lejos de remitir vuelve a coger fuerza?
-A nivel comercial, las entidades están buscando soluciones para digitalizar sus procesos y está claro que los asistentes virtuales -con un buen contenido- ayudan mucho en estos momentos. Y, por otro lado, los directivos no te exigen que tengas que estar físicamente. Es una cosa que nos facilita mucho el trabajo porque nos evita muchas horas de viaje, que las empleamos a seguir desarrollando TLV. La gran ventaja es que puedes vender en cualquier país sin estar dos días de viaje para una reunión de un par de horas. El coste de captación se reduce mucho.
-Con la que está cayendo por la covid-19, ¿se muestra optimista de cara a 2021?
-A nivel económico, tenemos que estar preparados para un próximo verano complicado en un país tan dependiente del turismo como España... y con el depósito en la reserva. A nivel de TLV, pienso que será un buen año donde seguramente doblaremos las ventas de 2020, formando un equipo con una base sólida para 2022, que será el del despegue.
-¿Nos puede decir en qué números se están moviendo actualmente (empleados, clientes, accionistas…)?
-En estos momentos somos quince empleados, con tres clientes que son multinacionales y diez nacionales. El 90% de los empleados son accionistas y, además, contamos con asesores y banqueros privados nacionales e internacionales que han creído desde un principio en la idea y el equipo. Destacar la aportación en los momentos más difíciles de accionistas como Bertolín, que nos insistían que la confianza de un cliente no se gana en dos años; así como otros socios como Cuatrecasas que nos han acompañado desde el principio.
-¿En qué planes andan embarcados actualmente?
-Este verano me leí el ensayo 'El Planeta Inhóspito' de Wallace-Wells y me impresionó. Hay que pensar cómo complementar y medir el riesgo financiero-climático que tiene una empresa, tanto desde el punto de vista del accionista como del bonista -cotizada o no-, según su huella de carbono. En este sentido, el modelo de valoración de TLV es diferencial y queremos implementarlo. En el momento que se consiga medir ese riesgo desde el punto de vista climático, la política monetaria de los bancos centrales podría abarcar una función relacionada con la asignación climática para reducir el calentamiento global. Asimismo se podrían adoptar las decisiones relacionadas con el riesgo financiero-climático viendo el efecto en la valoración y, por tanto, tomar decisiones compensatorias más justas y adecuadas a las situaciones.
-Por último, ¿qué le dice ahora su padre que estuvo un mes sin hablarle por dejar la banca ahora que el sector está de capa caída?
-Jajajajajaja... pues que se ríe y me pregunta si me lo paso bien, pero ahora que no me oye confieso que realmente no sabe muy bien lo que hago (vuelve a sonreír).