La provincia de Castellón se ve especialmente afectada por el modelo industrializado y más de la mitad del ganado porcino de toda la Comunitat Valenciana se sitúa en el territorio castellonense.
CASTELLÓ. El modelo de explotación industrial, sobre todo porcina y avícola, se expande progresivamente por todo el territorio valenciano sin considerar los posibles efectos negativos a largo plazo que puede provocar en las personas, el medio ambiente, la salud pública y el bienestar animal. La ganadería intensiva, que contempla únicamente los beneficios económicos inmediatos, asfixia cada vez más al medio rural, destruyendo el empleo local, favoreciendo la despoblación y causando un elevado impacto ambiental en el territorio. Y un claro ejemplo de ello lo encontramos en nuestra provincia, una de las más afectadas por el modelo industrializado.
Ahora, tras la moratoria anunciada recientemente por el gobierno de Castilla-La Mancha, que no admitirá solicitudes ni concederá nuevas autorizaciones para instalar explotaciones ganaderas de porcino intensivo (macrogranjas), los ecologistas ponen el foco en la Comunitat Valenciana, instando al Botànic a emular esta moratoria y exigiendo un fondo económico de reconversión del negocio en fincas extensivas, familiares, sostenibles y ligadas al territorio.
Tal y como recoge el informe presentado por Amics de la Terra El sector ganadero en el País Valenciano, una oportunidad para impulsar la ganadería extensiva y ecológica, este fenómeno ha afectado de forma muy acusada a las pequeñas granjas de tipo familiar, sobre todo en comarcas del interior como el Alt Maestrat o els Ports, donde se localizan las mayores concentraciones de toda la Comunitat Valenciana, tanto de explotaciones ganaderas como de cabezas porcinas y avícolas. Esta intensificación llega al territorio valenciano desde las comunidades limítrofes, como Aragón, Castilla la Mancha, Murcia o Cataluña, siendo esta última un territorio pionero en ganadería industrial.
"El apoyo desmesurado a las explotaciones industriales en detrimento de la ganadería extensiva ha agravado la situación del sector que ha pasado de tener carácter familiar y de pequeña escala a concentrarse en unas pocas empresas multinacionales. Ejemplo de ello es lo ocurrido con las explotaciones avícolas y porcinas en las comarcas del interior del Alt Mestrat, Els Ports, Los Serranos o la Plana de Utiel-Requena", denuncia Andrés Muñoz, coautor del informe y responsable de Soberanía Alimentaria de Amics de la Terra.
De hecho, más de la mitad del ganado porcino de toda la Comunitat Valenciana se localizaba en la provincia de Castellón. Según las estadísticas ganaderas del 2020 publicadas por la Generalitat, de las 1.219.806 cabezas de ganado porcino de todo el territorio valenciano, 690.243 se criaban en las comarcas castellonenses. La asociación alerta además de que en el territorio valenciano se encuentran las dos ganaderías industriales más contaminantes de toda España: en Catarroja y en el municipio castellonense de Benlloch.
En base a las conclusiones del informe realizado por Amics de la Terra y Food and Water Action Europe, las organizaciones ecologistas reclaman a la administración valenciana erradicar antes de 2030 "este modelo ganadero que pone en jaque la salud de la población y al medio ambiente, además de arruinar fincas familiares de ganadería extensiva".
Tal y como recoge el informe, la Comunitat Valenciana se ha mantenido, en cierto modo, ajena a la expansión que vive la ganadería industrial en las autonomías colindantes. Aunque el porcino tiene una presencia destacada en la cabaña ganadera valenciana y sobre todo, en la castellonense, en relación con el resto del Estado supone solamente un 4,4%. Frente a este modelo de explotación, las asociaciones ecologistas defienden la ganadería extensiva o semi-extensiva, ligada al territorio y mucho más respetuosa con el entorno.
Aunque este modelo no es el de mayor producción en el territorio valenciano, la ganadería extensiva resiste en la Comunitat con más de 1.300 granjas familiares que protegen al mundo rural y favorecen un empleo de mayor calidad al que se deriva de la ganadería industrial. Aunque es cierto que las macrogranjas porcinas se concentran sobre todo en la provincia de Castellón, el buen clima y las condiciones favorables del territorio castellonense benefician otro tipo de ganaderías extensivas como la caprina, la ovina o la bovina.
"La ganadería extensiva y ecológica es una forma de vida, no un negocio. Muchas familias de la Comunitat se han visto obligadas a trabajar en el modelo industrial, por eso exigimos un plan autonómico de apoyo a esta ganadería, que respalde económicamente a estas familias que deciden seguir apostando por la ganadería más sostenible", concluye Muñoz.