MADRID. Tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo se ajustaron al guión la semana pasada, ya que ambos organismos subieron los tipos de interés en 25 puntos básicos. La Fed dejó entrever que le gustaría hacer una pausa en las subidas de tipos en la reunión de junio, aunque para ello necesita ver una menor inflación. El BCE, por el contrario, aún no ha terminado con las subidas de tipos en el actual ciclo. Ambos siguen adoptando un enfoque dependiente de los datos, lo que implica que la orientación futura es de uso limitado por ahora. El anuncio de la Fed provocó la caída del dólar, moderada frente a las divisas europeas y más acusada frente a las de los países exportadores de materias primas. Sin embargo, se mantienen los rangos recientes frente al euro y la libra esterlina.
La atención esta semana se centrará en la reunión del Banco de Inglaterra que se celebra el jueves, en la que se espera una subida de 25 puntos básicos. No habrá muchas noticias relevantes en la eurozona, pero en Estados Unidos el miércoles se publican los datos del IPC correspondientes a abril, uno de los dos informes de inflación que quedan por publicar antes de la próxima reunión de la Reserva Federal en junio. El estancamiento del techo de la deuda en Washington también está en el punto de mira, ya que faltan pocas semanas para que venza el plazo para llegar a un acuerdo, aunque por ahora el impacto en el mercado de divisas sigue siendo mínimo.
La reunión del BCE se desarrolló casi exactamente según el guión. El tipo de interés se incrementó en 25 puntos básicos, hasta el 3,25%, y el comunicado se abstuvo de ofrecer orientaciones de cara al futuro, subrayando que a partir de ahora las decisiones dependerán de los datos. La pregunta clave es, por supuesto, cuántas subidas más se llevarán a cabo.
Las expectativas actuales del mercado de apenas dos subidas más de 25 puntos básicos nos parecen demasiado optimistas, dada la rigidez de la inflación subyacente en la eurozona, y esperamos al menos tres subidas más, con el consiguiente fortalecimiento de la moneda común.
La Fed confirmó la semana pasada que está estudiando poner en pausa la campaña de subidas más agresiva en muchas décadas, pero que necesita que los datos de inflación cooperen. El informe de nóminas de abril, publicado dos días después de la reunión de la Fed, confirma que el mercado laboral de EE.UU. se mantiene obstinadamente tenso.
A medida que los temores bancarios siguen remitiendo y aumentan los indicios de que la contracción del crédito es menos grave de lo que se temía, el informe sobre el IPC de esta semana adquiere una mayor importancia. Una sorpresa positiva podría obligar a los mercados a reconsiderar la idea de que los tipos han alcanzado el máximo a corto plazo.
La semana pasada fue tranquila, con pocos datos y noticias, pero la libra siguió subiendo frente al euro y al dólar. Todas las miradas se dirigen ahora a la reunión de mayo del Banco de Inglaterra, que se celebra el jueves. Una subida de 25 puntos básicos, que situaría los tipos en el 4,5%, es más o menos un hecho, pero la clave estará en el tono de las comunicaciones del Comité de Política Monetaria, sus proyecciones macroeconómicas y la división real de los votos.
Los datos de actividad e inflación han sorprendido al alza en las últimas semanas. Creemos que esto abre la puerta a un cierto grado de agresividad tanto en las previsiones como en la declaración, y vemos margen para que la libra obtenga ganancias a finales de la semana.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
El analista recopila lo más destacado de las últimas referencias macro e informes económicos publicados referentes al Viejo Continente