VALÈNCIA. Si las relaciones entre el PP y Vox en la Comunitat Valenciana se podrían ver como fluctuantes dependiendo del día y de la semana, en las últimas jornadas ha alcanzado un pico de enfrentamiento importante que lleva a un análisis más global: los voxistas quieren mantener la tensión en el Ayuntamiento de València que dirige María José Catalá; evitar grandes confrontaciones en el Consell que lidera Carlos Mazón; y lograr pequeñas victorias –en modo de cesiones de los populares– o visibilización de las diferencias en Les Corts.
Los episodios de esta semana en València han sobrepasado una línea importante para el PP. Hasta la fecha, las salidas de tono y la búsqueda de notoriedad del teniente de alcalde de Vox en el Ayuntamiento Juanma Badenas habían comportado cierta incomodidad para Catalá. Pero hasta podía interpretarse, al igual que en el caso de Mazón, que les permitía quedar en una posición ideológica más centrada, más seria y favorecedora electoralmente. Sin embargo, las acciones de los pasados días ya tocan de lleno a la alcaldesa de València. La salpican y perjudican directamente a ella. En el PP niegan que así sea, pero la realidad es que Catalá salió el viernes, como no lo había hecho hasta ahora, a defender su posición.
El desencadenante del enfrentamiento estaba en la votación del pasado miércoles en el patronato de la Fundación València Activa, donde el gobierno municipal retiró la palabra 'mujeres' en los estatutos del organismo para sustituirlo por un genérico que borraba el compromiso del ente con las políticas activas de empleo dirigidas a la mujer. Lo hizo con el voto de Vox, encabezado por Badenas, pero en quien el PP había delegado su posición.
Los populares trataron de rehacerse señalando que los programas de empleo dirigidos a mujeres se realizarían desde el área de Igualdad que ellos controlan y con el mensaje de ningún paso atrás en este asunto. Pero la cosa se volvió a torcer a las pocas horas, en la víspera del Día de la Mujer y con la sensibilidad que este asunto despierta.
El enfrentamiento se tradujo en la falta de consenso para aprobar una moción por el 8M en el pleno, al exigir la oposición que se deshiciera el cambio en Valencia Activa. Fue la primera vez que no salía adelante ese texto y, para rematarlo todo, los concejales de Vox al completo decidieron celebrar su 'logro' de evitar "una moción progre, sectaria y discriminatoria como la del 8M" cantando a coro el "Que viva España" en la Plaza de la Virgen con un artista callejero vestido de torero y subiéndolo a la red social X. Una acción que les valió la calificación de 'sainete'.
Badenas acabó retirando el vídeo el viernes, pero el lío ya estaba montado. Catalá mostró su evidente malestar con la situación en declaraciones públicas. "Este ayuntamiento y esta ciudad no darán ni un paso atrás en igualdad. Lo que no haga Vox lo hará la alcaldesa y los 13 de concejales del PP", afirmó. No disimuló en que es "evidente" la "distancia" que mantiene con sus socios "en materia de igualdad, en materia de lucha contra el cambio climático, en materia de reconocimiento y, sobre todo, de no buscar el frentismo". Calificó de "sobreactuación", una vez más, la actitud de Badenas, aunque descartó que las diferencias afecten al pacto de gobierno porque "por encima de todo está la ciudad de València".
La actitud de Vox afecta directamente a Catalá porque, para empezar, son sus socios y gobierna con ellos. Algo que trató de evitar en un principio pero que era imposible dada la necesidad de estabilidad durante la legislatura completa para sacar adelante las políticas. Ahora se trata de un gobierno conjunto. A ello se añade que las acciones de Badenas no son casuales sino que están amparadas por la dirección nacional del partido. Parece claro que dentro de su formación muchos no comparten su estilo provocador y de búsqueda de protagonismo. Pero la estrategia de sus posicionamientos está avalada desde Madrid como una manera de mantener la tensión con el PP en instituciones clave y evitar que les fagociten.
El enfrentamiento más importante fue por el 8M, pero hubo otros anteriores. Así, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento anunció su intención de cambiar la denominación de uno de los paseos de los Jardines de Viveros dedicado a Guillem Agulló, asesinado en 1993 por un grupo de fascistas. El PP respondió que no votaría a favor de esa propuesta porque está en la línea "de la convivencia y no del frentismo".
Y mientras esto ocurre en la ciudad, en Les Corts los populares sí han optando por algunas cesiones a sus socios en estos asuntos. Una fue un cambio en la elección del premio del Día de la Mujer. Desde 2017, los grupos llevaban sus propuestas de nombre a la comisión de igualdad y se reconocía a todas ellas. Este año, el PP y Vox han preferido que se otorgue un solo galardón a una persona elegida por mayoría parlamentaria. Se lo han concedido a la indumentarista valenciana Victoria Liceras. La oposición mostró su descontento por el método empleado y por el hecho de que la galardonada ya estuviera pactada previamente por la derecha.
También en el Parlamento autonómico, el PP y Vox han decidido eliminar el premio Guillem Agulló. Este galardón proviene de una declaración institucional firmada por todos los partidos en 2016 (incluyendo los populares) en la que se comprometían al impulso de un premio a iniciativas y personas destacadas por su lucha contra el racismo, la xenofobia y los delitos motivados por el odio. A partir de aquel año, Les Corts otorgaban el premio Guillem Agulló. Pero el PP y Vox lo han suprimido porque, argumentaron, el nombre del galardón fue algo decidido de manera unilateral por el entonces presidente del Parlamento autonómico, Enric Morera. Algo que este último negó y la oposición les acusó de romper consensos básicos.
Estas cesiones de los populares se han unido a otras previas, como el apoyo a la toma en consideración de una propuesta de Vox en la que se pide promover "la derogación del Pacto Verde Europeo, especialmente la Estrategia de la granja a la mesa y la Estrategia por la biodiversidad". También las inspiradas en la Agenda 2030, "que perjudican al sector primario".
Poco que ver todo con las relaciones en el Consell, donde la convivencia se desarrolla sin grandes sobresaltos y con un predominio del criterio del PP y de Carlos Mazón en la gestión práctica. En discurso público, Vox sí va marcando posición. Ocurrió recientemente con el desmarque del vicepresidente primero del Gobierno valenciano, Vicente Barrera, y del resto de los consellers voxistas respecto a la campaña 'Orgullo de Comunitat' impulsada por Mazón y la consellera de Igualdad y Servicios Sociales, Susana Camarero.
El PP, desde luego, preferiría evitar unas discrepancias públicas tan evidentes con sus socios por una cuestión como la presentación de una campaña pro LTGBI, pero salió airoso de una situación que le permitió aparecer como un partido centrado. Algo que también ha sucedido en temas como la violencia de género o el cambio climático. Mazón parece que aquí busca el equilibrio situando el Consell como 'intocable' en los enfrentamientos con Vox en materia de gestión, pero dejando Les Corts o bien como escenario de discrepancias ideológicas más evidentes o bien como lugar de cesión a pretensiones de sus socios. Algo que puede ser visto como incoherente, pero que a su vez supone marcar la línea de la acción de gobierno.